miércoles, 30 de abril de 2025

Cajas de Raymond Carver

Los Reyes Magos me trajeron hace algún tiempo la edición de The Library of America de los Cuentos Completos (Collected Stories) de Raymond Carver, que había leído entero en traducción. Es un mundo el que describe de gente con problemas de alcohol, de relaciones rotas, de un mundo muy a ras de suelo, pero me gustaba mucho cómo lo describía, sin énfasis, con concisión. En algunos momentos se intuía algo, un instante de revelación (por ejemplo en Catedral, uno de sus mejores cuentos).

Últimamente me he ido leyendo cuentos sueltos, uno por día más o menos. El último fue Cajas (Boxes), que me dio por pensar en si era una anti-Odisea, seguramente porque justo habíamos traducido en clase el pasaje en el que Calipso se queja de que Ulises la abandona por volver con Penélope, que objetivamente es menos guapa que ella y además mortal, a su casa, una isla normalita como mucho, frente a la isla paradisiaca de Ogigia en la que vive Calipso.

En el cuento de Carver se cuenta de la madre del protagonista que no hace más que cambiarse de casa, un proceso que comenzó cuando todavía no estaba viuda, pero que ahora que está sola también sigue practicando. El último traslado ha sido desde California a la ciudad donde vive su hijo, se supone que en Oregon (Carver sitúa allí muchos de sus cuentos: de allí era). El hijo está viviendo desde hace unos meses con Jill, una mujer dos veces divorciada. Él a su vez ha tenido varias relaciones previas, alguna tormentosa.

El cuento comienza con su madre a punto de hacer un nuevo traslado, en una marcha anunciada que se prolonga: tiene toda su casa llena de cajas desde hace meses. Van a comer allí, de lo que se va a descongelar del frigorífico, dos días antes de que la madre se vaya definitivamente. Todo es así de despegado. La cosa es que el hijo siente en un momento como una pena de que su madre se vaya, porque lo que él no piensa es ir a visitarla a California, adonde ella se vuelve, porque le trae malos recuerdos. Todo acaba cuando la madre se marcha.

En cambio, en la Odisea lo central es volver al hogar, con la mujer, con su padre (su madre ya murió, la pudo ver en el mundo de los muertos), rodeado de un patrimonio. 

En el cuento de Carver ya no hay casa, ya no hay familia, el lazo entre la madre y el hijo es tan débil que solamente produce una reacción de pena circunstancial, que no se sabe si es un rescoldo de algo o una mala conciencia de que no haya ni rescoldo. 

Sí, todo es desolador en ese cuento, un retrato de una sociedad que podría ser en ciertos aspectos la nuestra.  

martes, 29 de abril de 2025

Mi cuarto a espadas a oscuras

Ayer anuncié que había salido publicado mi libro. La red se colapsó. Toda España y todo Portugal se colapsaron. 

Mientras oíamos la radio por la tarde, como el 23F (sí, me acuerdo de aquel día, en 1981, hace 44 años nada menos), nos llegaban rumores de que había habido apagones en otros países: todo mentira. Otros países no padecen a quien padecemos nosotros, por nuestros pecados; y los pobres portugueses, eso sí que es triste: pagan justos por pecadores en esto.

Yo nunca seré ludita: no me gusta que no haya ni electricidad ni máquinas. Me pasé la tarde mirando a ver si twitter se actualizaba en mi móvil y nada. Entraban a veces mensajes de whatsapp, pero varias horas tarde. En algún momento parecía que había un hilo de conexión a internet y se veía la portada del periódico digital: el gobierno estaba en la luna de Valencia. No me hizo gracia volver a la prehistoria. Acostarme a la luz de una vela no tenía encanto, con el temor además de que se fuese agotando la batería del móvil. Rompí mi racha ininterrumpida de más de 600 días seguidos de estudiar griego moderno en Duolingo: ¿y quién me resarce de eso?

Y os preguntaréis qué estaba haciendo yo cuando ocurrió: en el momento del apagón pensé que sería otro más de los que solíamos tener en la Facultad, como pasó a Pedro con el lobo. Al poco volvió la corriente y yo me olvidé: resulta que debemos de tener generadores o algo y yo pensé que simplemente se había restablecido la luz. Estuve así en Babia hasta las tres de la tarde, cuando volví a casa y estábamos sin luces.

Bueno, sigamos hablando de mi libro:

En la web de la editorial. En Amazon.

lunes, 28 de abril de 2025

Sale un libro mío sobre Religión griega

Acaba de salir mi libro Introducción a la religión griega (y aquí en Amazon), no muy largo, 180 páginas, donde intento explicar de modo sintético cómo era la religión griega antigua, las fuentes para acceder a ella, los orígenes minoicos y micénicos, los dioses y los aspectos principales de culto, sobre todo en la época clásica de la Grecia antigua, pero también con apartados sobre la época helenística y la de Grecia bajo el imperio romano. Entre medias, voy poniendo textos ilustrativos seleccionados.

El hecho es que hay muchos libros sobre mitología griega, sobre dioses y héroes y sus aventuras, pero no tantos, o al menos no a nivel divulgativo, sobre la realidad de la religión griega antigua. Sí que tenemos manuales de referencia en español, pero de cientos de páginas, y también traducciones de otros clásicos, empezando por el que quizá haya sido el más importante de los últimos cincuenta años, el de Walter Burkert. Yo aspiro a haber escrito un libro claro y breve. 

Podéis ver el índice y algunas páginas en pdf en la web de la editorial.  

jueves, 24 de abril de 2025

Fotos de febrero

 Esta foto de un magnolio de flor con flores es de febrero:

En el mismo paseo vi este cartel de una escuela infantil, con unos criterios en el contexto en el que se mueven los que escriben en gallego lusista, que tienen unas posiciones políticas tradicionalmente muy a la izquierda, como se ve al poner en primer lugar la palabra "científico" (me imagino que igual que cuando aquello del "materialismo científico". ¡Y es para niños de 2 a 6 años! Yo hubiera apostado, sin pensar mucho, por encontrarme en primer lugar "feminista", que es lo que toca ahora. Lo de "ecologista" y "laica" va de suyo en el contexto que se mueven. Lo mismo lo de "transformadora" y "comunitaria". No sé qué quiere decir "inclusiva", quizá que no son "exclusivos", aunque han precisado tanto lo que prefieren que me parece que sí. Si busco en la wikipedia, me encuentro una terminología y jerga bastante agotadora, que resumo en que quieren incluir a todo el mundo: 

¡viva la gente, la hay por dondequiera que vas!, sería su canción.

miércoles, 23 de abril de 2025

Los náufragos del Batavia, de Simon Leys

Me lo leí en un suspiro, este librito-folleto de ochenta páginas de Simon Leys, Los náufragos del Batavia. Anatomía de una masacre. Me fié del que me lo recomendó y del recuerdo excelente que tenía de otro libro suyo. Breviario de saberes inútiles y también de La felicidad de los pececillos.

Lo que cuenta aquí es el naufragio cerca de Australia de un barco holandés que iba a Java: allí se desata una orgía de terror con un personaje, claramente un psicópata, que crea el caos en aquellos islotes donde se refugian. Es fascinante y horrible lo que sucede, una regresión al estado de salvajismo en manos de uno que como mínimo era un psicópata.


martes, 22 de abril de 2025

Un enigma ante tus ojos de Marcela Duque

Me impresionó un montón su libro ganador del Adonáis, Bello es el riesgo, tan griego, en torno a Platón y Sócrates, tan pleno. Tenía entonces un blog excelente. Luego he podido leer sus comentarios en internet a poemas y este año 2025 ha vuelto a ir recogiendo uno cada día en Antología del jardín, que además, se está convirtiendo en un diario muy logrado, ahora a la espera de la defensa de su tesis doctoral, sobre el Fedro de Platón.

Un enigma ante tus ojos es su segundo libro. Lo leí hace unos meses y me quedé un poco parado, sin saber muy bien qué hacer de él, porque no lo leí despacio. Sí que veía que era el contrapunto romano: de Cicerón, por su libro Hortensio, a san Agustín. Ahora, en esta lectura qué sí que ha sido reposada y de verdad atenta, me he fijado en la búsqueda de lo que somos cada uno en las dos citas de las Confesiones que presiden, la primera parte del libro: "Un enigma ante mí mismo" Factus eram ipse mihi magna quaestio (que traduce en un poema así: Me convertí en un enigma ante mí mismo) y de lo que es estar aquí, ante Dios, en la segunda parte: "Un enigma ante tus ojos", In cuius oculis mihi quaestio factus sum (literalmente En cuyos ojos me convertí en una gran cuestión, aunque también podríamos traducirlo como ella por enigma, aunque no me acaba de convencer del todo lo de enigma)

El primer poema, introductorio, previo a esas dos dos partes del libro, es el que pone en movimiento todo: lo sitúa en el lugar a donde se retiró Cicerón por la muerte de su hija, en una isla, Astura, ahora península según parece, locus amoenus et in mari ipso (una pena la errata maria), literalmente un lugar encantador y en el propio mar. No nos vale con la filosofía, pero en el Hortensio parece que Cicerón articuló algo que puso en movimiento a Agustín, una búsqueda que crea la Tradición (ese es el título del poema) de "conquistar la muerte" buscando la sabiduría.

La primera parte es la más explícitamente agustiniana, esa sed de buscar a Dios, lo más propio humano (La sed que nos define), la sabiduría de querer saber qué es uno mismo (Magna quaestio). Ahí aparece un Macarismo (una bienaventuranza, un llamar feliz a alguien, esos poemas como el de Horacio Beatus, qui...) pero sorprendente, dedicado a los borrachos, que atisban con su borrachera la alegría, lo que no captan los sabios, que solamente viven la resaca de estos. Así, la sabiduría se muestra por otras vías que la de la mera erudición, en una poema donde asoma, creo, otra vez lo platónico. Se pregunta en Conversación con el misterio "qué es eso que amo en lo que amo". Tardo gozo mío es un poema agustiniano y a la vez es el Cantar de los cantares, muy lograda la fusión de la búsqueda y la unión, que también está en En el puerto de Ostia, donde rememora con intensidad la conversación final entre san Agustín y su madre santa Mónica: de lo terreno al cielo y vuelta a esa realidad humana que es comunicación con Dios.

La segunda parte comienza con un fuego como centro de un universo de esferas concéntricas, luego hay un poema sobre ver el mundo como mapa desde una elevación. el siguiente es sobre ese centro del mapa, la casa, en la que nos refugiamos con el mal tiempo: el espacio se va reduciendo, del cosmos al espacio de un mapa y de ahí a la casa. Siguen dos poemas en los que entra una nota triste: la vejez, la vida sin jóvenes. Vuelve la consideración de la multiplicidad y lo divino en ella, a través de Hopkins (donde todo está presente ante tus ojos, / todo lo más moteado y variopinto / -pues también eres varios y veteado, / y en esa multitud te regocijas, el final de "Lo uno y lo múltiple").

El libro es mucho más, verso hondos, imágenes muy logradas como la última, de la calma tras tirar una piedra en el estanque, que "se impone en el vaivén que va cediendo / terreno a esa dulzura del reposo".

Un gran libro. Leed una reseña muy buena de Enrique García-Máiquez.

lunes, 21 de abril de 2025

Oración por el Papa

Por el Papa Francisco:
Aperiat ei Dominus paradisi ianuam, ut ad illam patriam revertatur, ubi mors non est, ubi aeternum gaudium perseverat.
El Señor le abra las puertas del paraíso para que pueda volver a aquella patria donde no hay muerte, donde permanece la alegría sin fin.
Es la antífona de entrada de la Misa por un papa difunto.

lunes, 14 de abril de 2025

Rogier van der Weyden El descendimiento

En Smarthistory se detienen en el cuadro destacado del Museo del Prado. La explicación es excelente, la obra se ve en todo detalle y sirve para esta Semana Santa, que pasaré fuera. Vuelvo el domingo, a felicitaros la Pascua de Resurrección:
 

miércoles, 9 de abril de 2025

Manuscritos de Valle-Inclán

En la Facultad han hecho una exposición como homenaje al profesor Javier Serrano Alonso, recientemente fallecido, en torno a la edición que hizo de El trueno dorado, una novela póstuma de Ramón del Valle-Inclán.

Han puesto hojas del manuscrito de Valle-Inclán, muy curiosas, con grandes letras y grandes tachaduras:

También está la carta que le mandó Manuel Chaves Nogales, subdirector entonces de la revista Ahora, donde salió la novela por entregas. 


Esta es la edición, primorosa, primorosamente publicada por la Editorial de la Universidad de Santiago:


martes, 8 de abril de 2025

La mujer nueva de Carmen Laforet

Me preguntaron hace unas semanas por La mujer nueva, de Carmen Laforet. Yo solamente había leído hace un montón de tiempo Nada, de la que tenía muy buen recuerdo, sobre todo de la atmósfera, el ambiente oscuro en aquella calle Aribau. Me pareció una novela muy viva, muy lograda, muy personal.

La mujer nueva me ha gustado también, sobre todo por el personaje principal, que va orientándose entre grandes dificultades propias y de su relación con los demás. Es una obra sobre un proceso de conversión, lleno de posibilidades de error, que se sostiene en el retrato muy logrado de la protagonista, viva, con una personalidad muy acusada, fuera del marco mental de los demás personajes y, parece, de la mayoría de la gente de esos años. Sorprende que la novela sea de 1955, sobre todo cuando nos han creado en los últimos años una idea de esos años como los de una España opresiva y mojigata en la que no se podría ni pensar. 

Todo suena a autobiográfico, con algunas consecuencias negativas, como no fundamentar mejor desde el punto de vista ficcional lo que quizá la autora percibiese como evidente. Mientras leía la novela me notaba pujos de editor: me hubiera gustado dar consejos para que hubiera sido una obra más redonda, más cohesionada. Quizá la estructura me parezca tosca: se sostiene, pero milagrosamente. Los demás personajes están trazados con menos hondura de la que me hubiera gustado. Las motivaciones las vamos descubriendo a medida que la trama lo pide: es el final el que da la clave de todo y sostiene el conjunto. Me acordaba de que decía Flannery O'Connor que era muy difícil transmitir en la ficción la acción de la gracia: aquí se nota mucho, en el relato de la conversión sobre todo, pero también en el resto de la novela. Quizá todo se fundamente en una experiencia vital, pero eso hay que hacerlo creíble en la literatura y no es tan fácil, me imagino.

En resumen, muy bien, muy interesante desde el punto de vista de las ideas, por ejemplo de las formas de vida católica que va explorando, quedándose al final con lo que percibe que corresponde más a lo que le ha llamado Dios a ser a ella. Si tuviera que estudiar la vida religiosa española de los años 50, mencionaría seguramente este libro.

lunes, 7 de abril de 2025

Sobre el cielo, muy naturalmente

Vi que habían sacado en el Colegio Mayor Moncloa de Madrid Algo escondido. Poetas en Moncloa, un libro con poemas de gente que estuvo allí, entre ellos Jaime García-Máiquez, del que estoy leyendo la antología de rayas en Renacimiento, y José Luis de la Cuesta, del que me he releído ahora, con esta fausta ocasión, su grandioso libro Cosas que me has contado, que está igual de fresco o quizá todavía más. 

Decían que había poemas inéditos, así que hice una pregunta nada inocente en Twitter sobre ello y el hecho es que desde el Colegio Mayor me mandaron el libro: ¡muchísimas gracias!

Sí, sí que hay inéditos, por ejemplo este poema de Jaime García-Máiquez, que a mí me alegra mucho:

UN SUEÑO
Hay que dormirse arriba en la luz.
Maria Zambrano
Estábamos ya muertos.
Andábamos despacio por las dunas.
Nadie decía nada. Nos mirábamos
y sonreíamos con la mirada.
Estábamos contentos. Era la dicha como
un centro sin afueras,
el tiempo buceando bajo el agua,
las gotas momentáneas en la arena.
Alguien dijo tu nombre, y su sonido
sonó como un helado de menta en el desierto.
Una niña nos dijo que estábamos desnudos.
Nos reímos de nuevo.
Estábamos. Estábamos. Estábamos.

viernes, 4 de abril de 2025

Repaso del blog en enero, febrero y marzo de 2024

Ponía textos de la Segunda Parte de la Monarquía Mística de fray Lorenzo de Zamora: uno sobre los carneros, otros sobre Dios que se hace el encontradizo, otro sobre la aurora. También sobre la brevedad de la vida. Y la vida humana como una capea.

También de traducciones de los salmos por fray Luis de León.

Una entrada que fuimos escribiendo con los comentaristas es sobre escribir en el agua.

En enero empecé a leer los Diarios de Karl Ove Knausgård y no paré hasta que los terminé. Comencé con el primer volumen, de requisitoria a su padre.

Recogía comentarios y traducciones de poemas de Gerald Manley Hopkins, de Consolación de la carroña y de Como se incendia el martín pescador (bueno, esto el 31 de diciembre).

Ponía cosas típicas de pueblos castellanos. Eso fue cuando visitamos Castrillo Solarana y antes Solarana sin más.

Recogía palabras que dice mi madre y aprovechaba para explicar cómo hace las croquetas.

Disfruté mucho de Brighton Rock, la novela de Graham Greene.

Empezaba a releer las novelas de Batya Gur. Comencé con Un asesinato musical. Luego seguí con El asesinato del sábado por la mañana. Y continué con Un asesinato literario.

El miércoles de ceniza me pillaba por sorpresa.

Leía con mucho provecho El deseo de comprender, de Luis Daniel González.

jueves, 3 de abril de 2025

Cartel de la pastilla

En un pasillo de la Facultad me fijé hace unos días en un cartel de un Congreso de Iniciación a la Investigación, porque tenía un título curioso ("IV xiiielc", no muy eufónico, la verdad) y una llamativa estética, en la que destacaba el dibujo del ala de la Facultad donde están los despachos de los profesores (incluido el mío), lo que llaman los arquitectos una "pastilla". 

En el cartel además han puesto en un lado el típico libro de mi Facultad con el papelito de las fechas de devolución, pero con el título del tema del Congreso de Metodología y Epistemología. Debajo están, como una muestra, algunas de las teselas que recubren la zona de aulas. Es realista además en las pintadas de los pilotes de hormigón que sostienen la "pastilla" lecorbusierana, bien que estén más en la de aulas: han unificado en una las dos "pastillas" de la Facultad, la de los despachos y la de las aulas. 


Para que os hagáis una idea respecto a las fotos:


Y aquí, las teselas verdes como de piscina de la zona de aulas:

miércoles, 2 de abril de 2025

Fe en el amor que te tiene

Me llamó la atención este pasaje de Nudo de víboras, de François Mauriac:

Como a veces me mirabas a hurtadillas, el recuerdo de aquellas misas permanece ligado a aquel maravilloso descubrimiento que estaba haciendo: ser capaz de interesar, de gustar, de conmover. El amor que sentía se confundía con el que inspiraba, o creía inspirar. Mis propios sentimientos no eran nada reales. Lo que contaba era mi fe en el amor que tenías por mí. Me reflejabas en otro ser y mi imagen así reflejada no era nada repelente. Deliciosamente relajado, florecía. Recuerdo aquel deshielo de todo mi ser bajo tu mirada, aquellas emociones que brotaban, aquellos manantiales liberados. Los más vulgares gestos de ternura, una mano cogida, una flor guardada en un libro, todo era nuevo para mí, todo me encantaba (26).

El protagonista se dirige a su mujer y recuerda cuando eran novios, cómo él creía en que ella le amaba y cómo eso le transformaba: "Lo que contaba era mi fe en el amor que tenías por mí".

Es justo lo que está repitiendo el Prelado del Opus Dei, por ejemplo recientemente en su carta sobre la alegría. Yo resalto en negrita la misma noción, pero en este caso referida a la seguridad, de fe, de que somos amados por Dios, lo cual se reflejaría en los noviazgos, que se basan en una fe humana:

La alegría cristiana no es la simple alegría «del animal sano» [Camino, 659], sino fruto del Espíritu Santo en el alma (cfr. Gal 5,22); tiende de suyo a ser permanente, porque se fundamenta en él, como nos exhorta san Pablo: «Alegraos siempre en el Señor; os lo repito, alegraos» (Flp 4,4).
Esta alegría en el Señor es la alegría de la fe en su amor paterno: «La alegría es consecuencia necesaria de la filiación divina, de sabernos queridos con predilección por nuestro Padre Dios, que nos acoge, nos ayuda y nos perdona. –Recuérdalo bien y siempre: aunque alguna vez parezca que todo se viene abajo, ¡no se viene abajo nada!, porque Dios no pierde batallas» (Forja, 332).

martes, 1 de abril de 2025

Nudo de víboras de François Mauriac

Había oído hablar mucho y bien de François Mauriac, pero esta es la primera vez que lo leo, en concreto este Nudo de víboras, que me ha gustado y me ha hecho pensar. 

Sobre todo me impresiona la capacidad de Mauriac para crear un personaje como el del protagonista, cuyo corazón es un nudo de víboras, o así lo ve él, y también su entorno familiar, o así lo ve él.

No había leído una caracterización más convincente de cómo puede corroer un alma la conciencia de no ser amado, quizá errada, pero que trastorna todo su vida y la de todos los que le rodean. A ello se une una tremenda avaricia sobrevenida, más consecuencia que causa. 

Tiene la fuerza de la tragedia griega en la medida en que parece inevitable lo que sucede y contemplarlo nos llena de compasión y temor. Tiene que ser muy duro estar corroído por la amargura. Tiene que ser tremendo vivir pendiente del dinero, solamente de tenerlo, ganarlo y acrecentarlo. En medio están los personajes, víctimas de sí mismos y de su incomprensión mutua. Ese nudo de víboras parece que al final se rompe (las tres menciones están en la wikipedia en francés):

« Je sentais, je voyais, je touchais mon crime. Il ne tenait pas tout entier dans ce hideux nid de vipères: haine de mes enfants, désir de vengeance, amour de l'argent; mais dans mon refus de chercher au-delà de ces vipères emmêlées. Je m'en étais tenu à ce nœud immonde comme s'il eût été mon cœur même [...]. »
Sentía, veía, tocaba mi crimen. No abarcaba solo aquel repugnante nido de víboras: odio a mis hijos, deseo de venganza, amor del dinero; sino también mi negativa a buscar fuera de aquellas víboras enredadas. Me había limitado a aquel nudo inmundo como si hubiera sido mi propio corazón (XVIII, p. 158, trad. Almudena Montoro Micó) 

Leeré más cosas de Mauriac, sí.