He leído No digas nada, de Patrick Radden Keefe, un libro que vi muy recomendado.
No es una historia del terrorismo en Irlanda del Norte, se centra en algunos terroristas del IRA: me sonaban Gerry Adams y Martin McGuinness, de su "paso a la política". Pero aquí los que más aparecen son la sombra de Jean McConville (y las huellas que su desaparición dejó en sus diez hijos) y terroristas como Brendan Hughes y especialmente las hermanas Dolours y Marian Price. Me ha impresionado mucho los extremos de fanatismo a los que llegaron. Eso es lo que más recuerda a la ETA: esos llegar a anular el criterio moral en nombre de la "causa".
La verdad es que no había hecho idea de leer nada sobre el IRA, porque de ETA no estoy nada dispuesto a leer nada, ni historias, ni novelas, ni documentales, películas o series: me resulta imposible leer nada de eso. Quizá es que tenga una cierta sensación de derrota ahí, no sé.
Del IRA doy gracias a Dios de no haber sentido nunca ni la más mínima simpatía por esos terroristas "católicos" irlandeses y los que los apoyan o justifican. Aunque realmente todo fuese un enfrentamiento entre católicos y protestantes, me seguiría produciendo una repulsión invencible todo lo que tenga que ver con el terrorismo. En este libro dan una penosa impresión los curas que aparecen; incluso figuras como el Padre Reid, que se puso como mediador, segurísimo que con buenísima intención, me resultan como mínimo ingenuas. Sí, estoy pensando en ETA ahí también.
A mí, además, Irlanda como realidad aparte de Gran Bretaña no es algo que me resulte muy comprensible; es una ficción, me parece: yo el relato celta no acabo de comprenderlo. La impresión que me da Irlanda -soy un ignorante, ya lo sé- es de una utopía reducible al final a una idea que funda en buena medida a la izquierda, lo que yo llamo "el mito de la aldea ideal". Una Irlanda unida, toda pastos y ovejitas, ese mito, me produce repulsión: y tanto dolor para llegar a esa utopía de las praderitas es algo que me subleva.