jueves, 27 de junio de 2024

Buscar sentido

De Fin, esto que dice Karl Ove Knausgård:

¿Qué buscaba entonces en el fondo?

Sentido. Así de sencillo. En el día a día me sentía lleno de una especie de tedio completamente soportable, nunca amenazador o destructivo, más bien una sombra que se posaba sobre la vida, cuya última consecuencia era una especie de añoranza pasiva de la muerte, que a bordo de un avión, por ejemplo, de repente fuera capaz de pensar que no tenía nada en contra de que se cayera, aunque jamás se me hubiera ocurrido soñar con hacer algo para extinguirme a mi mismo. Dentro de ese tedio podía estallar de pronto algo de sentido. Era como si me encontrara fuera de algo radicalmente lleno de sentido, dentro de lo que de repente estaba incluido, y luego vuelto a expulsar. Como si el sentido estuviera allí todo el tiempo y fuéramos yo y mi modo de ver las cosas lo que me mantenía fuera de él. ¿Era así? ¿Había algo ahí fuera, algo objetivamente verdadero y real, una constancia de la vida y de lo vivo que siempre estaba ahí, pero a lo que yo rara vez, por no decir nunca, tenía acceso? ¿O sólo era algo que había dentro de mí?

Podría haberme arrodillado, juntado las manos y dirigido a Dios, Nuestro Señor, vibrantes plegarias y lamentos, pero vivía en la época equivocada, porque cuando levantaba la vista hacia el cielo no veía más que un enorme espacio vacío. Y cuando miraba a mi alrededor veía una sociedad decidida a adormecernos, a hacernos pensar en otra cosa, a entretenernos. Lo cómodo y lo agradable, lo suave y lo cálido, eso era lo que queríamos, y eso era lo que recibíamos. El único espacio que quedaba entonces, donde todavía se podía encontrar fundamento en la vida, era el arte. En el arte yo sólo buscaba eso, es decir, plenitud vital. Belleza y plenitud vital. Lo encontraba de vez en cuando y se apoderaba totalmente de mí, pero no conducía a nada, tal vez no fueran más que descargas de un alma exaltada, pequeños rayos en la oscuridad de la mente (557).

2 comentarios:

  1. Me suena parecido a Kierkegaard, al estado estético de la existencia, del que pretende salir con la estética.

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