lunes, 12 de febrero de 2024

Un asesinato musical, de Batya Gur

Hace 20 años, gracias por lo que parece a alguien que me dejó la recomendación en un comentario en este blog, leí la serie de novelas de Batya Gur protagonizadas por el policía Michael Ohayon. Eran extraordinarias como novelas policiacas, pero eran muchísimo más: una descripción fascinante del Israel moderno, reflexiones hondas cada uno en torno a un ámbito concreto (un kibbutz, el mundo literario, una orquesta) y novelas al fin como la copa de un pino, con personajes, empezando por el protagonista, vivos, cercanos y en un mundo complejo y creíble. En esta novela hay por ejemplo una conversación sobre por qué una novela policiaca sin más no está completa:

-Todo está al servicio de la trama, del misterio -perseveró Michael-. No queda espacio para respirar, ni para la belleza. Ni para las digresiones del tema central. Todo es funcional. Una conversación como la que estamos manteniendo no podría aparecer en una historia de detectives, porque no es funcional. No tengo paciencia para leerlas. Mi trabajo ya me proporciona suficientes misterios. Y, pase lo que pase, el desenlace siempre es decepcionante. O bien sabes con excesiva antelación quién es el asesino, o bien tienes la impresión de que te han timado, de que el escritor se ha sacado un as de la manga (251).

He releído Un asesinato musical porque lo tenía mi hermana. Quizá debería haber empezando las relecturas con el primer libro de la serie, El asesinato del sábado por la mañana, que va a ser el que caiga a continuación, porque tengo muchas ganas de releerlos todos en estos próximos meses. Del Asesinato musical no me acordaba de nada, salvo de un tema que recorre toda la primera parte, los sentimientos del protagonista al descubrir a una niña recién nacida abandonada, descritos magistralmente. 

Es una novela en la que la música clásica está en el centro, del argumento y del crimen, aunque crimen no hay de hecho hasta pasadas casi las cien primeras páginas. A mí me ha interesado mucho cómo se contrapone la música barroca, Vivaldi sobre todo, a la romántica y sobre todo a la wagneriana, cuestión delicada en el propio Israel. Hay composiciones que marcan las distintas partes, como la Primera Sinfonía de Brahms, Winterreise de Schubert o la Obertura de Guillermo Tell de Rossini. Hay una discusión fascinante sobre el Et incarnatus est en las Misas de grandes músicos como Bach o Mozart.

También es una reflexión sobre la familia, con temas que siguen en primera fila de la discusión en pleno 2024: la cuestión es si familia es el marido y la mujer y los hijos o no y si es posible algo distinto a eso. 

3 comentarios:

  1. Empezaré por "Un asesinato musical". Muchas gracias.

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  2. A mi lego parecer en las secciones Et Incarnatus y Benedictus algunos compositores parecen haberse alzado a niveles superiores.

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