De fray Lorenzo de Zamora, Monarquía mística del alma 2:
Está Dios con una sed insaciable del hombre, vánsele los ojos por hacerle mercedes, anhelando está por que se disponga para recibir sus misericordias. Así como un salteador espía a un hombre, le va rodeando, aquí se le hace encontradizo, allí le deja, desde los altos le ojea, no pierde punto ni ocasión hasta hacer su hecho. Así Dios mil vueltas da, de mil artificios usa, ya se hace encontradizo al alma, ya le da una aldabada, ya se esconde para que le busque y hace otras invenciones maravillosas solo por remediarla (1603, 149).
Alguien me recuerda esto de fray Luis de León, que resulta que yo había citado ya en 2005.
Yo conocía "aldabonazo".
ResponderEliminarQué bonito eso de que Dios "ojea". Estoy terminando un artículo sobre unos aspectos del ciclo de Abrahán y me maravilla el personaje de Agar, que ve a Dios y es vista por Él y que al verlo y al reconocer a Dios en el ángel ejecuta un acto de fe tan hermoso con el del patriarca. Y es la primera que pone un nombre a Dios, El Roí.
Qué hermoso personaje y qué pena el injusto vapuleo que recibe de Pablo en Gálatas... Sobre todo si tenemos en cuenta que Sara en Mambré no se entera de nada. No ve a Dios en el hombre.
Qué importante es ojear cuando eres ojeado, saberse ojeado y ojear al cielo.
Es muy bonito lo de "aldabadas".
EliminarA mí Agar me impresiona mucho, cuando se queda sola en el desierto con el niño. Seguro que tu artículo será muy interesante.