martes, 15 de octubre de 2024

Fray Luis de León - traducciones de autores sagrados - 1 Salmos

He estado (re)leyendo las traducciones de autores sagrados de fray Luis de León, en la edición de Antonio Ramajo Caño (Poesía de fray Luis de León, Real Academia Española, Madrid, 2012). 

En la introducción, fray Luis afirma que los cristianos deberían cantar solamente esas canciones. A mí me impresiona sobre todo la frase final:

Y pluguiese a Dios que reinase esta sola poesía en nuestros oídos, y que sólo este cantar nos fuese dulce, y que en las calles y en las plazas, de noche, no sonasen otros cantares, y que en éstos soltase la lengua el niño, y la doncella recogida se solazase con esto, y el oficial que trabaja aliviase su trabajo aquí. Mas ha llegado la perdición del nombre cristiano a tanta desvergüenza y soltura, que hacemos música de nuestros vicios, y, no contentos con lo secreto de ellos, cantamos con voces alegres nuestra confusión (321).

Pongo algunos versos que me han gustado. Por ejemplo estos del salmo 129, de uno de mis temas favoritos, el del vigía que espera la aurora:

No espera la mañana
la guarda de la noche desvelada,
ni así con tanta gana
desea la luz dorada,
cuanto mi alma ser de Ti acallada (337, 26-30).

Y esto del capítulo último de los Proverbios:

¡Ay, hijo mío!, ¡ay, dulce manojuelo
de mis entrañas!, ¡ay, mi deseado! (340, 4-5)

[en la nota habla de "ramillete de flores" para "manojuelo". Luego, en el verso 51 habla de que "Plantó fértil majuelo en los collados", Solamente lo pongo por la cercanía fónica y porque la palabra "majuelo" me recuerda a mi infancia, a Castrojeriz.

lunes, 14 de octubre de 2024

Gregorio López Bravo

Tenía ganas de leer López Bravo. Una biografía. porque por un lado me había gustado mucho la que hizo sobre Álvaro d'Ors el mismo autor, Gabriel Pérez, y por otro, hace algunos años había disfrutado de un libro de homenaje: Gregorio López Bravo visto por sus amigos (está en Iberlibro) no mucho después de su muerte en un accidente aéreo, truncando una vida llena de logros: yo me había quedado admirado de su categoría como persona, en el reflejo de los que lo quisieron. 

Como el libro de testimonios de sus amigos, que os recomiendo encarecidamente, incide en el aspecto humano, este se centra más en la actividad política. Sus grandes logros fueron los que realizó tanto como Ministro de Industria como de Ministro de Asuntos Exteriores. El problema es que como fue en el régimen de Franco, los tontos, desde el PP a toda la izquierda, arrugan la naricita. No seré yo de ellos: gente como López Bravo hicieron un gran bien a España, se ponga Pedro Sánchez como se ponga (siempre miente, así que cuando se pone de una manera, es seguro que es de otra). Era una España distinta, claro, con modos de funcionar que nos chocan ahora, como el sistema de recomendados, del que se da cuenta con detalle en este libro; hasta gente que  coincidía en apellidos con él le escribió pidiéndole favores: así se funcionaba. Ahora todo el mundo pone caritas, pero roba el dinero a lo grande con los Fondos Next Generation de la Unión Europea (este vídeo sobre un puente, un ecoducto, en Navarra, es increíble) y a la mujer del Presidente del Gobierno que padecemos ahora le pone una Cátedra institucional la Complutense y durante años nadie dice nada. En cambio, López Bravo al dejar el gobierno tuvo que pedir un préstamo, para salir adelante hasta que encontró trabajo.

El que fuera del Opus Dei no beneficiaba nada a la Obra desde el punto de vista de la fotogenia en la opinión pública. Se crearon entonces relatos, en medio de las luchas de las familias políticas del franquismo, que siguen lastrando la imagen del Opus Dei. Pero desde el punto de vista de los principios, era una batalla que había que dar: personas que buscan la santidad y se implican en la política con responsabilidad personal, sin espíritu de grupo, con profesionalidad, con normalidad. Que además fuera una persona excepcional en lo humano, como lo debió de ser Gregorio López Bravo, es un testimonio que todavía puede ayudar ahora a quien se vea animado a seguir esa dificilísima misión de la política partidista. Por otro lado, no era nada tecnócrata, en el sentido de que le importase un pito lo que no fuese la eficacia técnica: militó en Alianza Popular tras la muerte de Franco y se le podría encuadrar sin problemas en una derecha moderada (no, no el PP de ahora).

Me ha interesado especialmente lo que cuenta de su gran actividad diplomática, por su realismo político y su capacidad de trabajo, que debía de ser inmensa. Su facilidad para establecer lazos y lograr tratar a gente muy importante es fascinante: Nixon, Kissinger, Allende, Giscard. De toda este periodo, lo peor fue la entrevista con Pablo VI, un momento como para que te tiemblen las piernas, llevando una carta de Franco llena de quejas (y sensatas, por lo que se trasluce: ahí estaba el caso de los curas que apoyaban a ETA): supongo que santo Tomás Moro habría actuado como él, con lealtad a su país y buscando el bien, también de la Iglesia, aunque fuese diciéndole cosas que le resultan desagradables de oír al propio Papa.

El libro sabe a poco y se acaba demasiado pronto: no cuenta casi nada de sus años posteriores a la actividad política, de su vida matrimonial, familiar, de sus puntos de vista personales, salvo la pasión por la política. Hay notas demasiado largas, con documentos que yo no hubiera puesto, porque son más propios de un trabajo académico y lastran la lectura. Por otro lado, si fuese estudiante de Historia Contemporánea, me entrarían muchas ganas de estudiar a fondo su figura al terminar de leer este libro.

viernes, 11 de octubre de 2024

Historia de una isla de Evgueni Vodolazkin

Laurus fue uno de los mejores libros que he leído en los últimos años. Cuando me enteré de que habían sacado otro libro de Evgueni Vodolazkin me ilusioné mucho, pero Historia de una isla me ha resultado una gran decepción. Quizá es que Laurus era demasiado bueno, un prodigio, una conjunción de elementos en principio poco previsibles para que resultara una novela grandiosa, y que le salió tan bien. En esta hay cosas interesantes, pero no cuaja, es un fracaso.

Intentaré explicar qué es lo que no me ha gustado de Historia de una isla: en principio me atraía que fuese una a modo de crónica histórica, más lograda en las épocas más antiguas, donde se le nota más a gusto al autor. El que vayan apareciendo a la vez los comentarios de los protagonistas resulta cansino y repetitivo la mayoría de las veces. Los elementos no realistas, que en Laurus contribuían a hacer la novela más honda, aquí son extemporáneos.

Quizá mi mayor problema con esta novela es que sea una sátira. Tengo poco aprecio por las alegorías y las sátiras, ahora me doy cuenta. La sátira acierta aquí por ejemplo en la descripción de los movimientos revolucionarios y su inanidad de partida, en la crítica a la banalidad del sistema de partidos, a la frivolidad de la opinión pública, a los mecanismos rastreros del poder. Todo eso está bien cuando lo lees pero la novela como novela no está lograda. No es la novela de un personaje, es la historia de una isla inventada que resulta grotesca en sus propósitos satíricos.

Bueno, no le va a salir todo a pedir de boca a Vodolazkin: una obra maestra ya nos la dio y yo le sigo estando muy agradecido.

jueves, 10 de octubre de 2024

Innsbruck 15 - Buscando a Georg Trakl

El último domingo en Innsbruck fui a dar una vuelta. Crucé el río Inn, que siempre me impresionaba (yo estoy acostumbrado al Sarela), y llegué al parque de Georg Trakl. En Salzburgo había visto varios poemas suyos en sitios destacado y les había hecho fotos, las que puse ayer.

En los rótulos de las calles y parques de Innsbruck ponen por qué ponen un nombre. En este caso contaban que en el cementerio del barrio de detrás estaba la tumba de Georg Trakl y me animé a visitarla, más que nada por vosotros, porque no sé si es un poeta bueno-bueno o de los otros, de los famosos-no-buenos en realidad.

Con ayuda de Google Maps acabé en una iglesia, con su cementerio alrededor. Allí no lo veía. Sí que me fijé en que ponen los oficios de los muertos en las tumbas. Por ejemplo esta señora, florista ("Floristin"):


O Franz Dinkhauser, cristalero, y su mujer, Anna, ama de casa:  

Luego caí en la cuenta de que había otro cementerio en la colina de enfrente. Y ahí estaba Georg Trakl y aquí lo tenéis, bajo el árbol:



Esta es su tumba, a la derecha. Alguien había puesto un poema al lado con unas piedras:


A la izquierda está enterrado Ludwig von Ficker, que resulta que es un escritor austriaco y que editaba una revista, Der Brenner, en la que publicó poemas Trakl. El fue quien se trajo sus restos desde Cracovia, donde había muerto Trakl de una sobredosis, desesperado de lo que estaba viendo, como médico de guerra en la Primera Guerra Mundial:

miércoles, 9 de octubre de 2024

Innsbruck 14 - Salzburgo

Visitamos Salzburgo desde Innsbruck este verano. Tardamos en llegar: las autopistas en Austria están todas bloqueadas; hay millones de camiones de toda Europa cruzando el país por todos los lados. A la vez, están haciendo todas las reparaciones posibles: deberían pagar a los que padecimos carreteras así, en vez de cobrarnos, con atascos intermitentes y carriles cortados, recortados o reducidos en irritantemente frecuentes intervalos.

Empezamos en Salzburgo bien, visitando la iglesia de Mülln, en un alto, y recorriendo un monte con hayas por encima de la ciudad antigua. 


Comimos unos bocadillos con vistas de toda la ciudad, más bonita así que luego, callejeando. Estaba todo lleno de turistas: era como Santiago pero sin peregrinos. El amontone era grande; además había molestas bicis por el medio, coches de caballos, todo muy de ir apretados por los sitios típicos que no eran tantos. El Salzburgo en su esencia de ir viéndolo caminando no me llamó demasiado la atención. Ni las iglesias eran muy allá: más barroco italianizante del XVIII avanzado, todo recargado, agobiante. Se salvaba un poco la iglesia de los franciscanos, con una cabecera de nervaduras como góticas. 


Pasamos por plazas, varias preparadas para los Festivales de música que iban a empezar en dos días. Eso quizá sí que me habría gustado: pasar una semana de conciertos en Salzburgo. Pero lo de estar de turista entre otros miles de turistas cada vez lo veo peor, también la contradicción de lo que eso supone: ser causa del problema del que uno se queja.

Vi una lápida recordando a Theodor Hertzl, el padre del sionismo, y cerca otra en la plaza sobre la quema de libros por parte de los nazis, No sé cómo es la relación de Salzburgo, y de toda Austria, con el nazismo, si en la línea de Sonrisas y lágrimas (película de quintaesencia salzburguesa y blanqueamiento de Austria respecto al nazismo) o por otras vías menos agradables.

Me gustó ver varias lápidas con poemas de Georg Trakl referidos a sitios concretos por los que estábamos pasando. No las entendía mucho, trozos de frases lo más, pero me gustaba verlas:




Cuando me fui de Salzburgo pensé, como buen turista: tachado.

martes, 8 de octubre de 2024

Cuarteto de las estaciones de Karl Ove Knausgård

Acabada Mi lucha, miré por si había algo más, como si buscara metadona, y estaba el Cuarteto de las estaciones, cuatro libros posteriores de Karl Ove Knausgård escritos para su cuarta hija, que estaba a punto de nacer. Me he leído, demasiado rápido otra vez, los cuatro. Ha sido como tomarse unas tapas, volúmenes que pasan poco de las doscientas páginas. 

Es como un menú degustación, porque se centra en lo puntual, en objetos descritos de cerca, realidades en que se fija, sobre todo en los dos primeros volúmenes, en capítulos breves, de dos o tres páginas, con ilustraciones en medio. El tercer volumen, En primavera, es un diario propiamente dicho, que era lo que yo estaba deseando leer, la continuación de sus otros diarios. El último volumen, En verano, tiene partes de pequeñas descripciones muy logradas, donde también se mete la faceta personal y diarística, y secciones de diarios en las que se entremete la ficción: quizá son demasiado meticulosos, pero fue interesante leerlos también.

Me han gustado mucho, ya se ve que tengo debilidad por Knausgård. Yo si pudiera, le diría que publicase diarios cada tres meses. Me impresiona la capacidad que tiene para mirar, para describir con sencillez lo complejo, para hablar de la realidad del mundo y de la vida humana desde su punto de vista. Teniendo muchas cosas que veo de modo diferente, me gusta mucho cómo escribe y su manera de mirar las cosas y el mundo en general.

Y como no me gusta la portada en español del primer volumen, En otoño, mejor en la lengua original:

Y luego otra portada de la edición española, con ilustraciones de obras de Anselm Kiefer:


lunes, 7 de octubre de 2024

Empapado de Tolkien

El viernes tuvimos a Enrique García-Máiquez aquí, hablando de Tolkien, inaugurando las Jornadas que había organizado la acdp de Santiago. A mí me gusta especialmente, de lo mucho y bien que él escribe (y habla), cuando se centra en los comentarios literarios. Ya pondré aquí el youtube de la conferencia, que disfrutamos mucho.

El sábado aproveché para devolver en la Biblioteca Pública, de camino a las Jornadas, dos novelas de noruegos, que eso es lo que leo ahora. Pues al poco de salir, de san Francisco al Obradoiro, empezó a jarrear: no había donde acogerse y el paraguas servía de poco, sobre todo por los bajos. Cuando conseguí refugiarme en el arco de Gelmírez tenía los pantalones empapados y para colmo me estaba torturando un gaiteiro al lado. Amainó un poco y llegué para la primera conferencia, de Diego Blanco, que explicó con gran sencillez los términos de la teoría literaria, desde el punto de vista del guión y el storytelling, que yo me fatigo tanto por intentar entender en los textos griegos: son aproximaciones distintas pero complementarias. Por ejemplo, yo tengo temor reverencial de usar la palabra hybris: él la asume en su esquema narrativo y le da un nuevo sentido. También la podréis ver en youtube.

A media mañana pude acercarme a casa a cambiarme y todo fue mejor. En las mesas redondas hubo intervenciones muy interesantes, como la de Alejandro Rodríguez de la Peña sobre Tolkien y la Edad Media. Yo hablé al acabar las Jornadas, sobre el estudio del lenguaje, de Tolkien como amante de las lenguas, no de la Lingüística, de estudiarlas y de crearlas. Su "preocupación lingüística" en la segunda edición del prólogo de El Señor de los anillos era la de hacer lenguas con un mundo en el que encajaran. Luego me fijé en casos de insuficiencia del lenguaje, partiendo del famoso "Di amigo y entra" y acabando con el juego de adivinanzas entre Bilbo y Gollum, donde "¿Qué tengo en el bolsillo?", una interrogativa deliberativa, es interpretado como una adivinanza, poniendo en movimiento acontecimientos que se cerraron muchos años después, en el Monte del Destino de Mordor. 

Yo soy el señor de la izquierda, el de la barba