Yo, en diciembre del 2019, bien ajeno a lo que nos iba a traer 2020, seguía contando de la estancia en Florencia en verano: una entrada espectacular sobre gótico internacional rematado en Masaccio, la visita sorpresa al chiostro dello Scalzo. Hice una entrada larguísima y muy lucida sobre los frescos de fray Angelico en san Marco. Y alli había otro cenacolo de Guirlandaio:
También estuve en Asís.
Dejaba constancia del récord de lluvia en el mes de noviembre: 431 litros, como todo un año en Madrid.
Recogía el episodio del personaje que se rebozó en oro ante una oferta del rey Creso, según Heródoto. También otro episodio, entre Cleón y Nicias, de Tucídides.
También me detenía en un cuento de Isaac Bashevis Singer.
Celebraba 20 años en Santiago, con cierta amargura.
Ponía una canción de Natalia Lafourcade.
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