Últimamente me llaman la atención algunas menciones a la risa en la literatura griega (y justo ayer me di con una reseña de un libro de varios profesores griegos (actuales) sobre el tema).
El otro día os hablaba de un texto de Heródoto sobre Creso, al que le «entró la risa», como si fuera un gas que se le metiera por la nariz. Ahora estoy repasando una pregunta del examen que estoy haciendo sobre Tucídides y he vuelto a leer el muy gracioso episodio de Nicias, general ateniense que le toma la palabra a Cleón, un populista que afirmaba que «si los estrategos fueran hombres, resultaría fácil con las tropas adecuadas dirigirse a la isla [en Pilos] y traer prisioneros a los hombres que en ella estaban; y que él en persona lo habría hecho, de haber tenido el mando».
El estratego Nicias «al ver que los atenienses empezaban a formar un ligero alboroto contra Cleón, diciendo que por qué no se embarcaba de inmediato, si tan fácil le parecía la empresa», le anima a que se ponga él al mando. De primeras Cleón piensa que Nicias lo dice de boquilla y se declara dispuesto a ir, pero luego, al ver que lo dice en serio, replica que allí el estratego era Nicias. «Sintió miedo ahora, pues no había llegado ni a imaginarse que aquél fuera a cederle el mando». Repite Nicias la invitación y, mientras, los atenienses, que debían de estar divirtiéndose de lo lindo, «como suele hacer la muchedumbre, cuanto más intentaba sustraerse a la expedición y retirar sus palabras, tanto más exhortaban a Nicias a que se lo entregara y gritaban al otro que se hiciera a la mar». Al final Cleón se rinde y dice que toma el mando.
Y aquí llegamos a la risa: τοῖς δὲ Ἀθηναίοις ἐνέπεσε μέν τι καὶ γέλωτος τῇ κουφολογίᾳ αὐτοῦ «a los atenienses les invadió cierta risa ante la presunción de sus palabras». Literalmente: «les cayo dentró algo de risa», otra vez como un gas que se te mete sin que tú hagas nada por conseguirlo.
Los más sensatos, continúa Tucídides, estaban muy contentos de las palabras de Cleón, porque se libraban de él. Lo mejor es lo que de hecho pasó: Cleón consiguió una sonadísima victoria en Pilos. Por su parte, Nicias, del que Tucídides hace unos elogios tremendos, fracasó en la expedición a Sicilia y murió allí.
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Todas las traducciones son de la excelente de Antonio Guzmán en Alianza, con la que he disfrutado una barbaridad. El pasaje es 4.28
El otro día os hablaba de un texto de Heródoto sobre Creso, al que le «entró la risa», como si fuera un gas que se le metiera por la nariz. Ahora estoy repasando una pregunta del examen que estoy haciendo sobre Tucídides y he vuelto a leer el muy gracioso episodio de Nicias, general ateniense que le toma la palabra a Cleón, un populista que afirmaba que «si los estrategos fueran hombres, resultaría fácil con las tropas adecuadas dirigirse a la isla [en Pilos] y traer prisioneros a los hombres que en ella estaban; y que él en persona lo habría hecho, de haber tenido el mando».
El estratego Nicias «al ver que los atenienses empezaban a formar un ligero alboroto contra Cleón, diciendo que por qué no se embarcaba de inmediato, si tan fácil le parecía la empresa», le anima a que se ponga él al mando. De primeras Cleón piensa que Nicias lo dice de boquilla y se declara dispuesto a ir, pero luego, al ver que lo dice en serio, replica que allí el estratego era Nicias. «Sintió miedo ahora, pues no había llegado ni a imaginarse que aquél fuera a cederle el mando». Repite Nicias la invitación y, mientras, los atenienses, que debían de estar divirtiéndose de lo lindo, «como suele hacer la muchedumbre, cuanto más intentaba sustraerse a la expedición y retirar sus palabras, tanto más exhortaban a Nicias a que se lo entregara y gritaban al otro que se hiciera a la mar». Al final Cleón se rinde y dice que toma el mando.
Y aquí llegamos a la risa: τοῖς δὲ Ἀθηναίοις ἐνέπεσε μέν τι καὶ γέλωτος τῇ κουφολογίᾳ αὐτοῦ «a los atenienses les invadió cierta risa ante la presunción de sus palabras». Literalmente: «les cayo dentró algo de risa», otra vez como un gas que se te mete sin que tú hagas nada por conseguirlo.
Los más sensatos, continúa Tucídides, estaban muy contentos de las palabras de Cleón, porque se libraban de él. Lo mejor es lo que de hecho pasó: Cleón consiguió una sonadísima victoria en Pilos. Por su parte, Nicias, del que Tucídides hace unos elogios tremendos, fracasó en la expedición a Sicilia y murió allí.
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Todas las traducciones son de la excelente de Antonio Guzmán en Alianza, con la que he disfrutado una barbaridad. El pasaje es 4.28
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