jueves, 28 de febrero de 2013

Niños en los brazos de Dios

De su última audiencia:
Me gustaría invitar a todos a renovar la firme confianza en el Señor, a confiarnos como niños en los brazos de Dios, seguros de que esos brazos nos sostienen siempre y son lo que nos permiten caminar todos los días, también entre las fatigas. Me gustaría que cada uno se sintiera amado por ese Dios que ha dado a su Hijo por nosotros y nos ha mostrado su amor sin límites.

lunes, 25 de febrero de 2013

La belleza y la verdad

Palabras de B16 el sábado:
Me ha venido en mente que los teólogos medievales han traducido la palabra logos no sólo con verbum, sino también con ars: verbum y ars son intercambiables. Sólo en las dos juntas aparece, para los teólogos medievales, todo el significado de la palabra logos. El Logos no es sólo una razón matemática [nota mía: en griego, logos es, además de palabra, ya antes proporción, recuento]: el Logos tiene un corazón, Logos es también amor. La verdad es bella. Verdad y belleza se dan la mano: la belleza es el sello de la verdad.

Y sin embargo, a partir de los Salmos y de nuestra experiencia cotidiana, también ha enfatizado que el “muy hermoso” del sexto día -expresado por el Creador- es permanentemente cuestionado, en este mundo, por el mal, el sufrimiento y la corrupción. Casi parece que el diablo quiera ensuciar permanentemente la creación, para contradecir a Dios y hacer irreconocible su verdad y su belleza. En un mundo tan marcado por el mal también, el Logos, la belleza eterna y el Ars eterno, debe aparecer como caput cruentatum [=cabeza ensangrentada].

El Hijo encarnado, el Logos encarnado, lleva una corona de espinas, y sin embargo, así, en esta figura sufridora del Hijo de Dios, empezamos a ver la belleza más profunda de nuestro Creador y Redentor; podemos, en el silencio de la "noche oscura", escuchar su Palabra. Creer no es otra cosa que, en la oscuridad del mundo, tocar la mano de Dios, y así, en silencio, escuchar la Palabra, percibir el Amor.

sábado, 23 de febrero de 2013

Otro emocionante descubrimiento

En el Prado han restaurado una tabla francesa de principios del XV y ver cómo fue el proceso es mejor que un thriller:



Y aquí una explicación del cuadro:


Mucha información en la página que han montado en el Prado: lo hacen muy bien.

viernes, 22 de febrero de 2013

Narcisos

No iba a ser en vano tanto llover. Enfrente del Auditorio aparecieron narcisos:


Así, sin más (o quizá los plantó alguien: se lo agradezco mucho):

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Hace dos semanas, un lunes que iba yo todo mohíno a una prueba al Hospital, vi primero florecido el ciruelo de la escuela de Magisterio y luego narcisos en la carballeira de san Lorenzo.
Me alegraron el día.
Y cuando salí todo contento del Hospital, ¡prueba superada! bien que me fijé todo contento en los narcisos.

jueves, 21 de febrero de 2013

Xa daquela

Andreas Tiraquelli, De nobilitate (1549), 353 §597:
Los hombres son de grandísima utilidad a los hombres y como se dice en un antiguo proverbio (...) el hombre es para el hombre algo divino [=daimónion], algo que expresó así en latín el poeta cómico Cecilio Estacio (en las Epístolas de Símmaco): el hombre es Dios para el hombre, y añade, si conoce su deber. Pero el mismo hombre daña, oprime, mata al hombre, como se dice en otro antiguo proverbio en Plauto: el hombre es un lobo para el hombre. Y como escribe Séneca en una epístola a Lucilio (103): Del hombre, para el hombre, peligro diario.
Homines hominibus utilissimi sunt et ut est in veteri prouerbio (...) ἄνθρωπος ἀνθρώπῳ δαιμόνιον, quod ita Latine pronuntiavit Statius Caecilius Poeta Comicus apud Symmachum in epistolis: Homo homini Deus est, et addit, si suum officium sciat. Idem tamen hominem violat, opprimit, necat, ut est in alio veteri prouerbio apud Plautum Homo homini lupus. Et ut scribit Seneca in epistola ad Lucilium 103: Ab homine homini quotidianum periculum.

miércoles, 20 de febrero de 2013

Agolada románica 3 (y último)

En la excursión, lo pasé muy bien con mis tres compañeros de coche: tres maestros.
Les conté que mi padre fue maestro también y sobre todo me apresuré a decir que era de Burgos, porque los tres hablaban solo gallego (bueno, uno de ellos me habló en castellano cuando se quedó solo, en un descuido de su mujer, que se pasaba el tiempo corrigiéndole su gallego demasiado impuro) y podían pensar que yo era de esa derecha urbana llena de autoodio que habla solo en castellano por amolar.
Yo, de tenerle manía a algo, es a ese tener que significarse sociolingüísticamente. Para mi vergüenza, además, en la expedición había una polaca que hablaba perfecto gallego. Y a mí no me sale decir ni lóstrego.

Después de la comida en un mesón fuimos a Ventosa, "catedral rural", un sitio muy interesante con restos de un baldaquino (fotos muy buenas en este blog / y en wikimedia). La única medianamente decente que hice yo es de estos canecillos primitivos pero bonitos:


Solo me salieron bien las fotos de un añadido del XIX decorado a lo feísta, ay:

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Pasamos un rato bien entretenido con la charla del cura, que nos estaba esperando. Hizo bromas sobre el pecado de Eva (que no fueron muy bien recibidas por parte del respetable). Nos contó que llevaba seis parroquias él solo. Nos señaló una imagen que un amigo suyo nóstico decía que era el niño Jesús con móvil.

Terminamos en Ferreiroá, casi a oscuras. Un buen día por el término de Agolada.

lunes, 18 de febrero de 2013

Agolada románica 2



De Ramil fuimos a Órrea*, un antiguo monasterio. Y había, en la bifurcación, una indicación a Eilexe, que me llenó de alborozo**.

Mira, yo en primera fila, como los empollones [foto del blog de los organizadores].

La portada tenía motivos curiosos pero como pobrecillos:


Mejor era el ábside, de buenos sillares:

[wikipedia] [excelente galería de fotos de Freecat]


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*¿Querrá decir hórreos, en plural?
** Eilexe es una variante del término gallego para ecclesia 'iglesia': se documenta, junto al más normativo igrexa, otros como eirexa, eirexe, este eilexe, irexa.

viernes, 15 de febrero de 2013

Agolada románica 1

Tarde lo cuento, pero no quería dejarlo olvidado: el 6 de diciembre me embarqué en la convocatoria de O sorriso de Daniel, una asociación de amigos del Románico. Iba a ir con un amigo, pero se puso malo,  así que me acabé presentando solo en Agolada, que tiene un asombroso mercado de piedra, enorme, una auténtica plaza de abastos del centro de Galicia:



A mí me gustan mucho esos muros de piedra, hay muchos por Santiago también:


Llovía bastante, no me había traído paraguas, estaba a punto de abandonar para siempre al Peugeot, pero hice de tripas corazón, me junté al grupo de gente y nos organizamos en unos pocos coches -pero eramos 80, así que salió una auténtica caravana- para ir a visitar iglesias románicas de los alrededores.

La primera, Ramil, tenía canecillos muy básicos:

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Y en el extremo, un canecillo con una cabeza:


Pero mejor lo veis en esta foto de wikipedia:


Dentro un arco triunfal de capiteles enormes tenía el encanto de lo desproporcionado:


Era una iglesia pura sociología gallega. Ventana por fuera:


cortinas -arghhh- por dentro:


Alguien explicó que Ramil viene de Ranimiri, 'de Ramiro'.

miércoles, 13 de febrero de 2013

Pazo de Tor

Antes de Monforte vi la señal del Pazo de Tor, que ahora es de la Diputación de Lugo.
Pasé allí una hora memorable:

[yo no quería que me saliera borrosa la foto, pero tiene un pasar]

Un frío sideral que mordía los pies, muebles del XVIII-XIX sobre todo (y bargueños más antiguos cada poco), espacios amplios, sobriedad, todo algo desvencijado, como debe ser, con elegancia. En la entrada, armas y una litera sobre andas, claustrofóbica. En un lateral, un exvoto familiar (no es Port-Royal, eh):


Se debía de estar muy bien allí en verano. Estarían frescas estas grandiosas baldosas hidráulicas, que brillaban mucho, aunque en mi foto salgan algo desvaídas:


Justo ahí, en la sala más-de-estar-de-diario, había este altarcillo a los carlistas de antaño:


La capilla era fea, pero tenía gracia.

Ah, poder asomarse a la baranda y ver este paisaje (un pequeño laberinto en el jardín):


Me quedé sin ver otro pazo en el propio Monforte, del que me enteré por un gran reportaje.

martes, 12 de febrero de 2013

En latín, la conciencia una y otra vez

Se puede admirar una acción heroica por sus resultados: el que acaba conquistando la fortaleza, el que sale de un fuego con la ancianita en brazos, la que muere por salvar a su hijo.
Los grandes dramas de la conciencia -infinitos, cotidianos o excepcionales- no es posible verlos (en el Juicio Final sí). 
Tremenda ha debido de ser la decisión, sin autoridad humana a la que acudir, pero bien claro tenía cómo debía actuar en su situación actual concreta. Lo aprendió en Newman: que entre el Papa y la conciencia primero hay que brindar por esta. Y no conozco a nadie que haya explicado mejor qué es de verdad.

Y se va con una última lección práctica de cómo regirse por ella:
Conscientia mea iterum atque iterum coram Deo explorata ad cognitionem certam perveni vires meas ingravescente aetate non iam aptas esse ad munus Petrinum aeque administrandum.
El ablativo absoluto, en negrita, se puede traducir a la letra así: explorada mi conciencia una y otra vez -reiteradamente, iterum es de donde viene 'iterativo', 'reiterar': repetir; aquí lo dice repetidamente, duplicando la palabra (iterum atque iterum)- delante de Dios. Es decir, después de examinar repetidas veces mi conciencia en la presencia de Dios, etc.

Creía que no podía admirar más a Benedicto XVI. Pues me volvía a equivocar.

Merece la pena oír cómo lo dice:

Texto latino completo.

lunes, 11 de febrero de 2013

San Paio de Diomondi

A la vuelta de Monforte me desvié a Diomondi, a ver cómo era la iglesia.
El smartphone estaba casi sin batería y no dejaba hacer fotos. Pero para qué está wikimedia:

Parejas de animales, ¿monstruos varios?,  centauros:


Qué prodigio de elegancia la puerta lateral (y no pude verla por dentro):




Más cerca todavía:

domingo, 10 de febrero de 2013

San Estevo de Ribas de Miño

Hace dos semanas fui a dar una charla a un Instituto de Monforte de Lemos, sobre héroes y heroísmo en la Ilíada (resumen: que los héroes homéricos pueden no ser heroicos).
Fue al día siguiente de una nevada. Pasado Lalín, en el monte Faro solo la carretera estaba libre de nieve: todo a mi alrededor laderas de colinas nevadas, cielo gris, luz clara.
De la otra vez me habían quedado ganas de pararme en San Esteban de Ribas de Miño (no confundir con el de Ribas de Sil, que también le tengo ganas):

[un reportaje exhaustivo, con excelentes fotos, en la web de Románico aragonés: una maravilla]

Llegué -una humedad que ya era LA humedad- y me vi solo ante un pórtico admirable. Capiteles de hojas, de animales entrelazados. Junto a la puerta, un monstruo con cartela:


En el otro lado, se le enfrentaba un ángel con otra cartela:


Y arriba, siete figuras; en el centro una con un disco solar y las otras con instrumentos musicales (pero la segunda a la izquierda lleva la luna):


Esta foto, de wikimedia:


Hasta yo me di cuenta de su relación con la catedral de Santiago. Parece que tiene mucho que ver con la iglesia de Portomarín y sí que tiene todo que ver con la cercana de Diomondi, que pude visitar a la vuelta.
No está tan claro qué representa: quizá el sol y la luna (que en Santiago están en la cripta) son aquí en realidad Jesús y María, entre David y los cuatro músicos que le acompañan en algunas representaciones medievales*; quizá es el Apocalipsis resumido daquela maneira. No sé.

*Sonia María Fernández Pérez, San Esteban de Ribas de Miño. Los talleres de filiación mateana, Lugo, 2004. 

viernes, 8 de febrero de 2013

Annibale Carracci

Segunda sesión de Maestros en la sombra: conferencia sobre Annibale Carracci de Andrés Úbeda.
Yo de Carracci no sabía nada. Más importante que su coetáneo Caravaggio en vida, ya no. Nos puso el ejemplo de la capilla Cerasi de santa María del Popolo: vamos a ver los Caravaggios pero no nos fijamos en el cuadro central, de Carracci.

De él destacó los ejercicios de dibujo del natural, su importancia en el desarrollo de la pintura de paisaje y poco más: en realidad nos pidió un acto de fe para que le creyésemos que es un gran pintor. Yo le quiero creer.
Un buen punto que señaló es que si genio es el que rompe con lo anterior, el genio es Caravaggio. Si lo es el que vuelve a los clásicos, es Carracci el genio.
Le faltó ejemplificarlo un poco más, porque no creo que ninguno de los asistentes acabásemos convencidos de que esté a la altura de Caravaggio -que no es precisamente mi ídolo-, y mira que a mí me tenía totalmente a favor, dispuesto a echarme en brazos del clasicismo de Carracci.

Buena parte de la conferencia fue presentarnos los frescos que tiene el Prado de la Capilla Herrera de la iglesia de Santiago de los Españoles de Piazza Navona, con escena de la vida de san Diego de Alcalá. Le echó todas las ganas que pudo, pero los frescos restaurados -nos recordó que tienen colores calcáreos, es decir, desvaídos- tampoco parecían muy emocionantes: dos cabezas sí, pero lo demás, bueno.

Yo salgo de esa conferencia con mucho aprendido, porque el aguijón del clasicismo lo tengo metido y no desespero de llegar a apreciar eso que tanto aprecian los historiadores del arte: los frescos y los tapices.

Donde sí pillo a Carracci es en los paisajes, maravillosos. Y todo gracias a aquella exposición de El Prado (que algo aprendemos, aunque sea a golpes):


En el Prado hay un Venus y Adonis suyo que no me dice mucho en la foto: habrá que verlo al natural.

jueves, 7 de febrero de 2013

Ayesta sobre auroras

Julián Ayesta, Cuentos, 154-5
Antes, cuando era niño, el mar era el mar, la noche era la noche, divertirse era divertirse. Ahora no. Ahora el mar es una manera de ver el mar, un momento de mar del que hay que tomar nota rápidamente, porque Rogelio, el protagonista de esa novela que medito, debe ver este mar cuando se encuentra la casa de ella ocupada por otro inquilino: pero el mar, todo el mar, el mar entero y grande, ¿dónde se ha ido? Claro que no es precisamente esto. Yo siento ahora más mar que de niño, es verdad. Pero entonces sólo sentía el mar, sin más ... ¡Oh, no acabo, no acabo de aclararlo! Es como si toda la belleza del mundo hubiera dejado de embellecer para mí porque me he convertido en técnico de bellezas. Yo sé mucho mejor que los demás cuántas cosas hermosas hay en la vida, pero no puedo gozarlas. Soy como un técnico de cine que sólo asistiese a sus propias películas, que no pudiese ver más que las suyas, porque fueran suyas todas. "Llegando a la aldea le sorprendió la aurora", decía en la última narración mía, y al escribirlo me llenaba de tristeza. A mí jamás me sorprendería la aurora. Todas las auroras serían ya para siempre una posibilidad literaria de aurora y antes de que la menor claridad apareciese en el cielo estaría yo en mi puesto de caza esperándolas.
Cf. Botas/ d'Ors.

miércoles, 6 de febrero de 2013

Thorvaldsen, el Prado y la Barrié

La fundación Barrié es la única con dinero para cultura ahora mismo en Galicia.
De una serie de conferencias de especialistas del Museo del PradoMaestros en la sombra, sobre artistas no tan valorados ahora, dos -por suerte- son en Santiago.
El jueves pasado habló muy bien Leticia Azcue sobre Thorvaldsen. No consiguió ganarme del todo para la causa (y mira que cada vez me interesa más el arte neoclásico). Es muy bueno, es excelente, pero es frío. Azcue nos explicó que eso es lo que quería, imitando a los griegos, pero a mí me parece que le falta algo o quizá a mí me falte algo (y aun algos) de sensibilidad. Quizá es que yo sea un irredimible romántico, y bien que me pesa.

Puede que por eso me llamasen más la atención sus bustos de contemporáneos:


Al Prado llegó un Hermes suyo, obra algo malograda por culpa del bloque de mármol de carrara, que descubrieron demasiado tarde que tenía una veta mala en medio y al que no le pudo poner "sombrero con alas" porque se les cayó y se rompió la parte de arriba del bloque:

lunes, 4 de febrero de 2013

Soeur Catherine de Sainte-Suzanne

Este cuadro lo había visto siempre con perplejidad, como poca cosa, o no sé. Después de lo que dice José Jiménez Lozano en Retratos y naturalezas muertas (113-119: leedlo entero), ya no:


Un rayo de luz tenue cae de lo alto, simbólico sin duda de la gracia o don de curación, y no alumbra la estancia; remite a la iluminación interior obviamente. No hay candela, ni fuego alguno a cuyo resplandor se destaquen las figuras y el espacio. Vemos como en una estancia flamenca muy clara, aunque la luz queda absorbida en buena parte por el matiz gris de los muros (115).
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Y la fiebre, cuando se retira, deja «carucha», una palidez y una suave apuramiento de las formas del rostro, como se ve ahí mismo en el de Soeur Catherine de Sainte-Suzanne: es la huella de la «consumición» de la fiebre. Como si ésta fuese la llama de una candela que se nutriese de la corporeidad hasta agotarla a veces, y así decimos: «consumido por la fiebre». La palidez que deja, o las sombras tan tenues que pone en torno a los ojos, son la palidez y los ensombrecimientos del amor (118).
En el libro está de fondo la cuestión del porqué de Port-Royal y una comparación implícita con la estética del Carmelo español, donde la igual pobreza no es igual en el terreno de las imágenes literarias (el Castillo Interior de santa Teresa, encantado y de cristal) ni Dios se encuentra entre los pucheros (139).

sábado, 2 de febrero de 2013