lunes, 25 de febrero de 2013

La belleza y la verdad

Palabras de B16 el sábado:
Me ha venido en mente que los teólogos medievales han traducido la palabra logos no sólo con verbum, sino también con ars: verbum y ars son intercambiables. Sólo en las dos juntas aparece, para los teólogos medievales, todo el significado de la palabra logos. El Logos no es sólo una razón matemática [nota mía: en griego, logos es, además de palabra, ya antes proporción, recuento]: el Logos tiene un corazón, Logos es también amor. La verdad es bella. Verdad y belleza se dan la mano: la belleza es el sello de la verdad.

Y sin embargo, a partir de los Salmos y de nuestra experiencia cotidiana, también ha enfatizado que el “muy hermoso” del sexto día -expresado por el Creador- es permanentemente cuestionado, en este mundo, por el mal, el sufrimiento y la corrupción. Casi parece que el diablo quiera ensuciar permanentemente la creación, para contradecir a Dios y hacer irreconocible su verdad y su belleza. En un mundo tan marcado por el mal también, el Logos, la belleza eterna y el Ars eterno, debe aparecer como caput cruentatum [=cabeza ensangrentada].

El Hijo encarnado, el Logos encarnado, lleva una corona de espinas, y sin embargo, así, en esta figura sufridora del Hijo de Dios, empezamos a ver la belleza más profunda de nuestro Creador y Redentor; podemos, en el silencio de la "noche oscura", escuchar su Palabra. Creer no es otra cosa que, en la oscuridad del mundo, tocar la mano de Dios, y así, en silencio, escuchar la Palabra, percibir el Amor.

2 comentarios:

  1. Cuando en la oscuridad de la noche, el niño se despierta asustado y perdido, la mano del padre que llega y sin encender siquiera la luz, coge la suya, sin que nada cambie, lo ha cambiado todo.

    ResponderEliminar
  2. Ignacio, qué buen comentario. Mil gracias.

    ResponderEliminar