Me gustaría invitar a todos a renovar la firme confianza en el Señor, a confiarnos como niños en los brazos de Dios, seguros de que esos brazos nos sostienen siempre y son lo que nos permiten caminar todos los días, también entre las fatigas. Me gustaría que cada uno se sintiera amado por ese Dios que ha dado a su Hijo por nosotros y nos ha mostrado su amor sin límites.
jueves, 28 de febrero de 2013
Niños en los brazos de Dios
De su última audiencia:
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Madrugada del Domingo de Resurrección. V. se ha despertado a la 3 am con hambre y tras saciar su hambre, la saco del cuarto en completa oscuridad por el pasillo de camino a su cuarto. Noto que me abraza relajada, tranquila con la respiración acompasada y sin inmutarse pese a la completa oscuridad del pasillo que no enciendo, mitad por pereza mitad por no inquietarla. En el breve trayecto que hago a tientas, se me hace evidente la maravilla de su total confianza, abrazada a mi cuello y pese a que ella no ve tampoco nada, no la siento intranquila. Ojalá, me digo, confiase yo en el Señor como ella confía ahora en mí. Pego un traspiés, casi me caigo por la escalera con ella, pero finalmente llego al cuarto y ella, con la misma cara de sueño inminente, se queda tranquila preparada para dormir de nuevo.
ResponderEliminarFeliz Pascua de Resurrección. Gracias por poner el texto que reafirma lo intuido.
CUMG
Muchas gracias por lo que has escrito, es muy bonito.
ResponderEliminar