lunes, 28 de febrero de 2011

Faro de Corrubedo

Yo pensaba ir a ver románico, pero nos pasamos Noya a cuenta del cambio de carretera y de la falta de carteles indicadores.
Así que seguimos por Portosín y Porto do Son hasta el castro de Baroña. Hablan de restaurarlo y falta hace, pero a mí me da miedo de no poder volver en muchos años (ya se sabe cómo son los arqueólogos y restauradores).
Había gente con tablas de surf y supongo que neopreno hasta las orejas: enfrentaban olas, pero tumbados.
çnosotros seguimos adelante, a las dunas de Corrubedo. Vas por un camino de tablas viendo vegetación extraña y con la emoción de pensar que si te sales del sendero te puede salir la broma por 6000 euros:


Y seguimos más todavía y vimos esto desde el faro de Corrubedo, una de las puntas de Galicia:


Y para colmo justo entonces se encendió la luz del faro.

viernes, 25 de febrero de 2011

Luz Casal

Os recomiendo el maravilloso programa que hizo Luz Casal en Radio 3, por la selección de canciones y la manera de contar, con una voz que parece quebradiza, pero no.

Cuando llegué a Santiago, era finales de diciembre de 1999, justo el 31 me encontré que en el Obradoiro estaba ensayando Luz Casal: y qué bien cantaba. Unos pocos en la plaza oscura y ella cantando como si le fuera la vida: en un ensayo.

jueves, 24 de febrero de 2011

Comer sal

[En los cuarenta días después de la resurrección y hasta la ascensión, san Lucas cuenta que*]
Jesús se mostró a los ojos de los discípulos y a sus oídos, explicándoles las cosas del reino de Dios. Después añade aún una tercera palabra con la que interpreta la convivencia de esos días -una palabra algo extraña que la versión ecuménica traduce por "comida en común"-. Pero literalmente dice que el Señor "comió sal con ellos". La sal era el don más precioso de la hospitalidad y, en ese sentido, su expresión en general (...). Pero la sal es también símbolo de la pasión; es un condimento y es un conservante que contrarresta la descomposición de la muerte.

El verbo es συναλίζω (syn -con- + hals -sal-). El pasaje es Hechos 1, 4.

* Joseph Ratzinger, Imágenes de la esperanza. Itinerarios del año litúrgico, Encuentro, Madrid, 1998, p. 54-55.

miércoles, 23 de febrero de 2011

Rosales, Cardenal y Marqués

De Con el tiempo, que le presenta mañana* en Madrid José Cereijo y del que leerá poemas el propio E. G.-M., hay tres que mejoran si sabes qué poemas homenajea:

1. Otra autobiografía acaba con una variación sobre el impresionante final de Autobiografía de Luis Rosales: sabiendo que jamás me he equivocado en nada, / sino en las cosas que yo más quería.

2. Y podéis leer primero el poema de Cardenal y luego la variación de Enrique.

3. De este poema de Juan Marqués cita este verso: No tengo tiempo para tener prisa
Subo un escalón
y subo un escalón
y me detengo.
No tengo tiempo para tener prisa:
la lluvia cae mejor entre las páginas
que sobre la ciudad.

En la librería Rafael Alberti, C/ Tutor 57, paralela a Princesa, a las 7 PM.
Y me gustaría estar allí.

martes, 22 de febrero de 2011

Robertson Davies

He leído ficción otra vez: he ahí la noticia.
Ángeles rebeldes es una novela de campus, llena de inteligencia retorcida y humor para listillos como yo.
Me ha divertido mucho.
Hay un trickster, mezcla muy lograda de Anthony Blanche y Sebastian Flyte.
Hay un profesor de clásicas que es pastor anglicano, gordo y para colmo buena persona.
Otro se dedica a la paleopsicología, que consiste en:
profundizar en el pensamiento humano de los tiempos en que todo era un revoltijo de religión, creencias populares y fragmentos clásicos mal entendidos, no como el pensamiento actual, que podríamos considerar, supongo, un revoltijo de materialismo, creencias populares y fragmentos de conocimientos mal entendidos. (p. 39)
Los personajes se pasan la novela hablando de Paracelso, Rabelais y por ahí. Y a veces son profundos:


-Antes se pensaba que la respuesta estaba en la educación.
-La vida universitaria da amplia muestra de que la educación no es la respuesta a nada, a menos que la acompañe una buena dosis de sentido común, bondad de corazón y reconocimiento de la hermandad de los seres humanos -dijo Ludlow.
-Y de la paternidad de Dios -añadió el decano.
Así que no sé si recomendarla, salvo a quien sea un poco raro como yo.
Otra opinión, y muy ponderada, es la de Javier Cercas [el bueno: Javier Cercas Rueda, no Javier Cercas Mena, el pasteleador de la verdad y presunto novelista de no ficción]

lunes, 21 de febrero de 2011

Si me obligasen a preferir entre dos posibilidades, por malas que sean:

Prefiero ir en coche a ir andando.
Prefiero Grecia a Roma.
Prefiero Berlusconi a Zapatero.
Prefiero Gloria Fuertes a García Lorca.
Prefiero Norteamérica a Sudamérica.
Prefiero Inglaterra a Francia.
Prefiero Inglaterra a Irlanda.
Prefiero Chesterton a Borges.
Prefiero las lentejas a los percebes.
Prefiero el barroco.
Prefiero estar sentado a estar de pie.
Prefiero la Vida de santa Teresa a la Vida del Lazarillo.
Prefiero Italia a los italianos.
Prefiero el centralismo al federalismo.
Prefiero Tolkien a C. S. Lewis.
Prefiero los páramos a los montes.
Prefiero el palacio de Carlos V a la Alhambra.
Prefiero El País a El Mundo.
Prefiero la Teología a la Filosofía.
Prefiero El hombre que mató a Liberty Valance a El hombre tranquilo.
Prefiero ir a 140 km/h que a 120.
Prefiero una lengua única a muchas lenguas.
Prefiero a G. W. Bush que a Obama.
Prefiero la escritura a la oralidad.
Prefiero la Historia de la Literatura a la Teoría de la Literatura.
Prefiero la soledad a la multitud.
Prefiero la Literatura a la Filosofía.
Prefiero el cine.
Pero al final me quedo contigo.

viernes, 18 de febrero de 2011

De viaje a York

De mis notas de Inglaterra del año pasado -nostalgias británicas, en eso estamos metidos ahora:

Autopista maleja y a rebosar de coches entre Manchester y York: le da mil vueltas la autovía de Ribeira (aquí somos como los portugueses de los setenta: pobres, pero con Mercedes).

Moorland: las laderas de brezos en Yorkshire - ah, las Brontës.


La Catedral de York es el resultado final de las construcciones romanas, pasando de la fase 'normanda' (=románica) a la gótica y luego a todos los neos posibles, con varios incendios de por medio.
Es una catedral anglicana con capilla con la "comunión" en la que no hay nadie (ni pinta de que vaya a aparecer nadie).
Y en otro sitio, había paneles con fotos de la multitud que acudió allí a venerar los restos de Santa Teresa del niño Jesús.
En la cripta, entre lo que muestran, fue emocionante ver cálices de los recusantes (que tenían pinta de que fueron hechos en España -que era el archienemigo, por eso entre otras cosas).

Y descubrir la capilla de St. Margaret Clitherow: madre y mártir recusante, muerta por el método del aplastamiento.

martes, 15 de febrero de 2011

Introducción al vocabulario de Platón

Introducción al vocabulario de Platón es un libro altísimamente recomendable (luego no digáis que no avisé).
Basta tener un mínimo de interés: te metes por la primera página y no sales hasta que lo acabas.



De primeras piensas: un diccionario, como si fuese algo no muy para leerse; pero nada mejor que esa estructura sucesiva de términos -que de primeras podrían parecer un poco arbitrarios- con los que vamos rodeando al inmensísimo Platón, el astuto que nos fascina y sobre el que no nos cansamos de oír hablar a gente como Gregorio Luri.
Y bien pensando, a Platón le van más los diccionarios que los manuales.
Y más aún si es un diccionario hecho por alguien que lee a Platón despacio, con respeto, sin caer en trasteos de jueguecitos pseudoetimológicos (como hacen tantos -ay- en la filosofía antigua para llevarse a Platón a su cortijo) ni ponerse anteojeras para que le cuadre un esquema preparado antes.
Al final, claro, Platón se le escapa vivo, riéndose de ver los esfuerzos que hace -y hacemos- por intentar apresar al grandísimo cabrón que es Platón. Qué grande, qué filósofo, qué escritor.
Y salimos de este libro mejorados.

Pero quien conozca el blog de Gregorio Luri no necesita de más recomendaciones, claro.

domingo, 13 de febrero de 2011

La capilla de Brideshead

Con lo de la capilla de ayer, me vino a la cabeza la de Brideshead, la auténtica protagonista de la novela:
Queda la capilla. Tienes que verla. Es un monumento al modernismo.
[...] Todo el interior del pabellón había sido vaciado, sofisticadamente reamueblado y redecorado al estilo artesanal modernista de la última década del siglo XIX. Cubrían las paredes intrincados dibujos de vivos y brillantes colores: ángeles con túnicas de algodón estampado, rosas trepadoras, prados salpicados de flores, corderos saltarines, textos en escritura céltica, santos con armaduras... Había un tríptico de roble claro, tallado de manera que tenía la curiosa propiedad de parecer moldeado en plastilina. La lámpara del sagrario y todo el mobiliario metálico era de bronce batido a mano hasta dar la pátina de una piel picada de viruela. Una alfombra de color verde césped, salpicada de margaritas blancas y doradas, cubría las gradas que llegaban al altar. [p. 24-25]
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Vi al obispo en Londres la semana pasada. ¿Os imagináis? Quiere cerrar nuestra capilla.
-¡Oh, no puede hacer eso! -protestó Cordelia. -No creo que mamá lo permita -dijo Sebastian.
[...]. Usted es artista, Ryder, ¿qué opina de la capilla estéticamente?-Yo creo que es hermosísima -dijo Cordelia, con lágrimas en los ojos.
-¿Tiene verdadera categoría artística?
-Bueno, no sé exactamente lo que quiere decir -repuse, cauteloso-. Creo que es un ejemplar extraordinario... Es muy probable que dentro de ochenta años sea muy admirada.
-Pero ¿cómo es posible que fuera considerada buena hace veinte años, vaya a serlo dentro de ochenta, y ahora no?
-Es posible que lo sea, pero lo único que quiero decir es que a mí no me gusta mucho.
-Pero ¿existe alguna diferencia entre que una cosa guste y se sepa apreciar?
-Bridey, no seas tan jesuita -dijo Sebastian. [p. 56-57]
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Bridey y el obispo han cerrado la capilla de Brideshead. El réquiem por mamá fue la última misa que se celebró allí. Después de enterrarla entró el cura -yo estaba sola, no creo que me viera-, retiró la piedra del altar y la guardó en su bolsa. Luego quemó las hebras de lana con el santo óleo y aventó las cenizas. Vació la pila de agua bendita y apagó la lamparilla del Santísimo. Abrió y vació el sagrario, como si a partir de aquel momento siempre fuera Viernes Santo. Supongo que todo esto no significa nada para ti, Charles, pobre agnóstico. Me quedé allí hasta que se hubo marchado, y entonces, de repente, ya no hubo capilla; sólo una estancia con una decoración extraña. No puedo describirte lo que sentí. Nunca has asistido al oficio de tinieblas, supongo.
-Nunca.
-Pues si hubieras presenciado esa ceremonia, sabrías cómo se sentían los judíos con respecto a su templo. Quamodo sedet sola civitas... Es un cántico precioso. Deberías ir una vez, sólo por oírlo. [p. 134]
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Una palabra que viene de tan lejos, de Nanny Hawkins cosiendo junto a la chimenea y la lamparilla consumiéndose ante el Sagrado Corazón. Cordelia y yo con el catecismo, en la habitación de mamá, antes del almuerzo de los domingos. Mamá acarreando mi pecado a la iglesia, en la capilla, doblegada bajo su peso y el velo de encaje negro; mamá en Londres, saliendo furtivamente de casa antes de que encendieran las chimeneas; llevándolo con ella por las calles vacías, donde aguardaban los caballos del lechero, con las patas delanteras sobre la acera. Mamá agonizando con mi pecado que le devoraba las entrañas mucho más cruelmente que su propia enfermedad mortal. [p. 174] 
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-Cordelia, ¿qué pasó con la capilla?
-La cerraron, papá, cuando murió mamá.
-Era suya, yo se la regalé. Siempre hemos sido arquitectos en mi familia. La construí para ella; a la sombra del pabellón, la reedifiqué con las viejas piedras de detrás de las viejas paredes... Fue lo último que llegó a la antigua casa y lo primero en desaparecer. Hubo un capellán hasta la guerra. ¿Te acuerdas de él?
-Yo era demasiado joven.
-Entonces me marché. La dejé rezando en la capilla. Era suya. Era su lugar. Nunca volví para interrumpir sus oraciones. Dijeron que luchábamos por la libertad. Yo gané mi propia victoria. ¿Fue eso un crimen?
-Yo creo que lo fue, papá. [p. 202]
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Viven aquí el ama de llaves y un par de viejas criadas, arriba; no las molestarán para nada; y un padre católico víctima del bombardeo de Londres, a quien lady Julia acogió: un viejo raro y muy nervioso, pero que no da problemas. He abierto la capilla; las tropas disponen de autorización para ir, y le sorprendería ver cuántos asisten. [p. 208]
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Quedaba una parte de la casa que todavía no había visitado, y me encaminé hacia ella. La capilla no ofrecía muestras de su largo abandono; las pinturas modernistas estaban tan frescas y brillantes como siempre; la lámpara modernista volvía a estar encendida delante del altar. Recé una oración, una fórmula de palabras antiguas, recién aprendida, y salí para dirigirme al campamento. Por el camino, y mientras oía sonar el toque de fajina, pensé:
«Los arquitectos no sabían a qué fin se destinaría su tarea; hicieron una casa nueva con las piedras del viejo castillo; año tras año, generación tras generación, la enriquecieron y ampliaron; año tras año, la gran plantación de árboles del parque fue creciendo hasta alcanzar la madurez; hasta que, en una helada repentina, llegó la era de Hooper; el lugar quedó desierto y todo aquel esfuerzo no sirvió para nada. Quomodo sedet sola civitas. Vanidad de vanidades, todo es vanidad.
»Y, sin embargo -seguí pensando, al tiempo que aligeraba el paso hacia el campamento, en donde, después de una pausa, la corneta repetía el toque de fajina-, sin embargo ésa no es la última palabra; ni siquiera es válida; es una palabra muerta desde hace diez años.
»Ha surgido algo totalmente ajeno al proyecto inicial de los arquitectos y a la pequeña y violenta tragedia humana en la que yo desempeñé un papel; algo que ninguno de nosotros pensaba entonces. Una llamita rojiza... Una lámpara de cobre batido, de diseño deplorable, encendida de nuevo ante las puertas de cobre de un sagrario..., la llama que los antiguos caballeros vieron desde sus tumbas, y que vieron apagar; esa llama vuelve a encenderse para otros soldados, lejos del hogar, más lejos en su corazón que Acre o Jerusalén. No habría sido posible encenderla si no fuera por los arquitectos y los actores de la tragedia, y aquí la encuentro esta mañana, de nuevo prendida entre las viejas piedras. »
Apresuré el paso y llegué al barracón que servía de antesala.
-Hoy pareces mucho más contento que de costumbre -dijo el segundo comandante. [p. 212, final de la novela]
Sobre Brideshead = Cristo/Iglesia: Hitchens.
Aquí dicen que el modelo de capilla sería la de Madresfield Court: aquí más datos y algunas fotos.Y aquí un pdf sobre la casa y la capilla. Una foto:



sábado, 12 de febrero de 2011

Catholic Apostolic Church

En Byng Place, una zona donde confluyen el Warburg Institute y Waterstone's [aquí para recorrer en Street View], está también la iglesia de Christ the King, con una capilla (llamada 'inglesa') adyacente que se puede visitar. Es como neogótica, obra de J. Raphael Brandon [más datos aquí], pero mucho más.
Ay, el neogótico: hartos de ver aquí horteradas repetidas hasta la náusea del peor gusto francés o de Olot, llegas a Inglaterra y aquello es un prodigio del trabajo bien hecho -qué tradición de artesanos, no de artesanía, eh- dirigida por un gusto exquisito.
Puede acabar hartando, claro, pero qué bien trabajaban lo que hacían.
Esa es una capilla hecha pensando que fuera como suponían que serían las iglesias góticas inglesas antes de que Enrique VIII y luego los puritanos se dedicasen a destrozarlas.
Y esta en concreto la hizo la Catholic Apostolic Church, una "iglesia" que surgió por 1830 y que pretendía alcanzar la unión de una Iglesia Universal. Lo más chusco es que nombraron 12 "apóstoles" para ello, pero el último de esos 12 murió en 1901 y ahí se fue acabando esa "Iglesia".
El edificio pasó a la Iglesia de Inglaterra, pero cuando estuve yo el capellán había puesto un anuncio de que estaban pensando en pasarse a la Iglesia Católica (me dio mucha alegría).

En este enlace hay otras fotos del exterior, mucho menos interesante. Sólo he encontrado una foto del interior de la "Capilla inglesa":


Venga: datos que me exigen poner por esta foto [qué pesados]
Creative Commons Licence [Some Rights Reserved]   © Copyright John Salmon and licensed for reuse under this Creative Commons Licence.

viernes, 11 de febrero de 2011

De Manchester

Del día que pasé en la ciudad de Manchester en junio pasado me quedó el buen recuerdo de la arquitectura de fines del XIX y principios del XX que vi.
Allí, por suerte, tienen otras cosas distintas a los gaudís y compañía [que quede claro: NO ME GUSTA GAUDÍ].

Eran llamativos los edificios de la Universidad, que parecía una iglesia. Aquí una foto antigua:


Y enfrente lo que había era una señora Iglesia-iglesia: la potentísima mole de la iglesia del Holy Name:


Luego estuve en el Ayuntamiento. Dentro tenían un monolito de homenaje a las Brigadas Internacionales.

La foto es de este blog, donde hablan de una serie documental de la BBC sobre ese tipo de arquitectura en el norte de Inglaterra: People's Palaces, que pude ver y que os recomiendo vivamente.

Y luego estuve en la John Rylands Library, qué barbaridad.

Y me gustaría ir ahora por esas ciudades del norte de Inglaterra, visitar despacio sitios como Liverpool, Sheffield, Leeds, Bradford: la Inglaterra supuestamente fea e industrial, con edificios como estos.

jueves, 10 de febrero de 2011

Flores

Desde que no estoy lírico ya no hablo de flores.
Y es una pena, porque hemos tenido casi un mes de sol y al menos habría que levantar acta: primero las camelias, luego las mimosas ponzoñosas, ahora ya a punto los rododentros.
El otro día vi que brotaban, al lado de san Caetano, florecitas de los cerezos ornamentales -o lo que sean:




Y cuidau, que ya empieza el festival de la calle Jazmines: ciruelos y almendros.

Y a mi castaño lo han podado, al pobre:

miércoles, 9 de febrero de 2011

Teología trinitaria

Como me gustaron tanto los poemas de Isabel Escudero que seleccionó el barbero de Enrique, me fui a leer el libro que teníamos (y del que el propio Enrique había hecho una muy buena reseña) y me encontré estos poemas que no se los saltan ni los filósofos más trascendentales ni los teólogos más especulativos (p. 120):
Yo me pregunto:
dos, ¿no será
uno menos uno?

*

No lo discuto:
uno no serán dos,
pero tampoco uno.

*

Uno no es ninguno,
dos es uno,
y tres, ¡a ver
qué es!

*

Y Espíritu Santo
¿por qué?:
¡Ah! No hay dos
sin tres.


Y esto es de otra parte del libro. Pero atención qué perspectivismo:
Cuando ya no esté,
recuerda tú mi cara,
la de aquella tarde
cuando me mirabas.

martes, 8 de febrero de 2011

Rosales en la FGTB

Hay ahora en la FGTB una exposición sobre Luis Rosales que ya estuvo antes en Madrid y en Granada.
Hay cuadros normalitos de gente como Benjamín Palencia, Dalí, Ortega Muñoz
Hay cartas y libros. Entre todas, una muy emocionante de Antonio Machado a Bergamín, de l de febrero de 1939, nada más llegar a Collioure:



Habla ahi de que está en condiciones "impeorables". Y al final de esa página se plantea si tendrá que irse a la u.r.s.s. "donde encontraría amplia y favorable acogida": hasta en sus esperanzas da compasión el pobre. Qué final más triste el de Machado.

lunes, 7 de febrero de 2011

Niños que andan balando

Me acabo de leer un libro de de título irresistible para mí*.
Es un libro de un grande, Luis Gil Fernández, maestro de helenistas y en concreto maestro de mi maestro.
De él yo recomiendo sobre todo su Panorama social del humanismo español [por 'humanismo entiende `humanismo grecolatino', claro, no que alguien diga algo 'modernillo'], donde se ve qué mal ha tratado España a los clasicistas [y así nos luce el pelo].
Pero en este libro que digo se centra en Campomanes, que fue "Primer ministro" a finales del XVIII e hizo lo que pudo por los estudios clásicos.
Por ejemplo intentó que hubiera cátedra de griego y hebreo en la Universidad de Santiago, pero no quisieron: prefirieron poner dos cátedras de física experimental y filosofía moral (mirad qué modernos: para que luego hablen del 'secular atraso de Galicia').
También hubo uno que quiso que le editara una Gramática Griega, pero no le salió su propósito, porque debía de ser malísima [dice, por ejemplo, que en su gramática el número de las declinaciones "está reducido a menos"].
Pero mirad -es a lo que voy- lo que decía para promocionarla:
[La primera finalidad de esa gramática es] salir al encuentro de los holgazanes y haraganes que necesitan muy poco para no encarrilar famas. La segunda, para socorrer a los niños, que andan balando por gramáticas griegas y no las encuentran.

*Campomanes. Un helenista en el poder, Madrid, F. U. E., 1976, p. 57. Ahora tenemos en el poder a una que estudió clásicas: una tal Sinde. Moraleja: que los helenistas no tengan (no tengamos) poder, por mucho que nos gusten eso títulos.

jueves, 3 de febrero de 2011

Lago de Managua

Desde lo alto de la avioneta, el lago de Managua
parece una lámina arrugada de plata.
Esto, supongo, lo habrán dicho muchos,
pero junto a un espejo ¿quién teme repetir?
De cerca, el lago tiene transparencias únicas.
Casi no se precisa dónde empieza el reflejo.
Claras se ven las nubes, de azules diferentes,
surcar el agua: qué raro, las honduras del cielo, abajo.
Desde muy alto, la laguna se diría que se adensa,
que el plata se hace sólido, y se pudiera
caminar, como Jesús, sobre las aguas.
Pero nos acercamos, y los grises plata
tienen suavidades de pluma de paloma.
Parece entonces que el lago,
de pronto, va a echarse a volar.

Fina García Marruz, El instante raro (Antología poética), Pre-textos, Valencia, 2010, p. 403 [De viaje a Nicaragua, 1987, libro en colaboración con Cintio Vitier, su marido]

miércoles, 2 de febrero de 2011

Maldades del debate

Yo la retórica de floreo cada vez la detesto más. Creo que el motivo principal lo explica muy bien Knox* a partir de su experiencia en las sociedades de debate, en su época de universitario en Oxford:
Debo de haberme ganado la poco envidiable reputación de defensor de lo indefendible. Y eso, sobre todo en las reuniones de las sociedades más pequeñas; una vez, por falta de oradores, propuse y me opuse a la misma moción. Pero eso eran bagatelas; una consecuencia mucho más seria de ese continuo hablar ante públicos hambrientos de originalidad (llegué a hablar en tres reuniones distintas en una tarde) es el extraordinario disgusto por lo obvio que inocula a la mente. Al acercarte a un tema, aprendes a buscar enseguida el punto de novedad, original, excéntrico, no la verdad simple: puede que estés del lado correcto o en el equivocado, pero te dedicas a insister en las cuestiones periféricas.
I must have acquired an unenviable reputation for defending the indefensible. This, especially, at the meetings of the smaller societies; I have once, owing to a shortage of speakers, opened and opposed the same motion. But these were trivialities; a far more serious consequence of this continual talking before audiences greedy of originality (I have talked at three separate meetings in one evening) is the extraordinary distaste for the obvious with which it indoctrinates the mind. You learn, in approaching any subject, to search at once for the point that is new, original, eccentric, not for the plain truth: you may be in the right side or the wrong, but you are constantly insisting on the side issues.

*Ronald A. Knox, A Spiritual Aeneid, London, 1958 [orig. 1918], p. 50.

martes, 1 de febrero de 2011

Libros de arte

Si fuera millonario, me metía a editor de libros de arte.
Como no sé nada de edición, sería un editor de los de poner el dinero. Dinero mío para que la gente que sabe de arte y de edición hiciese grandiosos libros de arte.
Yo me pondría quisquilloso con las erratas.
Y les forzaría a poner ilustraciones más grandes, muchas, por todas partes.
Pero mis libros no serían tan grandes como esos con los que sólo se puede hacer pesas: libros-de-mesa-de-café, bah.
Tampoco serían pequeños. Serían manejables, para leerlos dando cabezadas de reconocimiento al descubrir lo que uno no fue capaz de ver antes en eso que describen y que ilustran las pertinentes imágenes.
Esto viene a cuento de que acabo de leer un maravilloso libro de Alfonso E. Pérez Sánchez, que murió este verano y al que le guardo un gran agradecimiento por lo que ya conté.

Este libro, con letra más grandes y muchas y buenas imágenes -ah, una buena versión para iPad- sería una delicia mayor de lo que ya es.
Yo me llegué a emocionar por cómo describe la pintura de Ribera, Alonso Cano, Zurbarán, Murillo y sobre todo Velázquez: qué capítulo sobre Velázquez más maravilloso.
Deberían leerlo algunos historiadores de arte, que aprenderían ahí que la historia del arte es no sólo un menester clasificatorio, sino también un saber -y un saber ver- que nos ayuda a los legos a comprender esas cimas de lo humano, excelsas, trascendentes.

*Pintura barroca en España 1600-1750, Cátedra, 1992; Y, causalidades de la vida, mientras lo estaba leyendo salió una nueva edición, actualizada por Benito Navarrete.