miércoles, 6 de diciembre de 2006

Treintaynueve

En uno de los comentarios recientes en este mismo blog prometí leer algo de Greene. Bien, lo que he hecho es empezar a releer (por x-vez) Retorno a Brideshead, de Waugh, y lo estoy disfrutando muchísimo, aunque esta vez desde mi situación concreta actual; nunca podré ser Charles Ryder -soy más como Bridey o Cordelia-, pero me alegra encontrar algún punto de coincidencia.
Nada más empezar esto es lo que dice Charles Ryder:
Aquí [acampado en plena Segunda guerra Mundial en un sitio perdido de Inglaterra], a la edad de treinta y nueve años, empecé a envejecer. Por la noche, cansado y dolorido, no tenía ganas de salir del campamento; comencé a reclamar derechos de propiedad sobre determinadas sillas y periódicos; acostumbraba beberme tres vasos de ginebra antes de cenar, ni más ni menos, y me acostaba inmediatamente después de las noticias de las nueve.
Menos mal que en la última frase del libro dicen esto de él (se supone que con el típico tonillo rebajador inglés), una de las frases más alegres que recuerde ahora de la literatura mundial:
Hoy pareces mucho más contento que de costumbre.

3 comentarios:

  1. Cierto, a Retorno siempre se vuelve desde un nuevo ángulo o año: el eviterno Waugh metió el tiempo dentro de su novela para siempre. ¡Y vaya cuando regresemos como el viejo lord Marchmain, eh! Mientras tanto disfrutemos: comparto contigo el júbilo universal de la última frase del libro. Aunque el tono fuera inglés y rebajador, si tenemos en cuenta el pudor de los british, qué alegría transparentaría Charles para provocar ese comentario tan personal...

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  2. ¿Conocéis el juego de salón Six degrees of Kevin Bacon? Cordelia está basada en la aristócrata inglesa católica Priscilla –Pip– Scott-Ellis, primera mujer de José Luis Vilallonga Cabeza de Vaca. Era hija del octavo barón Howard de Walden y participó como enfermera voluntaria en la Guerra Civil, del lado de los franquistas (en el que peleaba como oficial el que sería su marido, posteriormente actor, periodista y biógrafo del rey). Raymond Carr ha editado su diario de España y Paul Preston la incluye en su libro ‘Palomas de guerra’.

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