Es un día festivo aquí, el Día de las letras gallegas, aunque sería mejor decir "día (supuestamente) de lo que está escrito en gallego, sea bueno, malo o regular". Basta ver al que han elegido este año, Francisco Fernández del Riego, que yo recuerdo porque salía continuamente en los periódicos en los primeros años dos mil, cuando llegué aquí: pertenecía a la categoría "galleguistas históricos" con galones y laureada. Estaba en todos los cargos y le daban todos los premios, no sé si merecidamente o no. No creo que pase a la historia como escritor, puede que sea una maravilla lo que escribe y no me haya enterado; el hecho es que nadie habla de sus obras y lo que destacan en su vertiente activista, en sentido amplio, o amplísimo. Así funciona el tenderete en Galicia, que en esto es como Corea del Norte.
Por su parte, los indepes lusistas celebraron su fiesta el 13, para desmarcarse:
Qué aburrimiento, qué cansino todo, qué pueblerino.
"Qué aburrimiento, qué cansino todo, qué pueblerino."
ResponderEliminarSobre todo visto desde el extranjero...
Sí, pero mal haríamos de contemplar esto como un fenómeno espontáneo y aislado, porque no es, en términos musicales, una improvisación mala sobre un tema pobre pergeñado sobre una ocurrencia incidental, sino más bien la ejecución obediente de uno de los muchos temas que componen uno de los movimientos de esa gran sinfonía compuesta por el Illuvatar del Nuevo Orden. Una música machacona, aburrida y enojosa, escrita en un lenguaje rupturista y chirriante, pero tan grandiosamente orquestada que a muchos cautiva y que no deja de retumbar incluso en las cabezas de los más reactivos cual gusanillo pegadizo del que es imposible desprenderse.
ResponderEliminarBueno, creo que de dejé llevar un poco por la comparación. Seguramente el Illuvatar ese no es más que un mago de Oz al que solamente hay que poner en evidencia corriendo la cortinilla que oculta todo su aparataje, y especialmente su maquinita de imprimir billetes.