Va a empezar a hablar Aristófanes, pero justo en ese momento le da un ataque de hipo, que de rebote le dejará agrupado con Agatón y Sócrates en el grupo de los poetas; así, además, los tres primeros discursos son de defensores del status quo pederástico (y además no poetas).
El tercer discurso es entonces el de Erixímaco, amante de Fedro, un médico pedante que representa el acercamiento científico, o al menos desde el arte de la medicina: el mito lo deja de lado. Sus referentes son Empédocles, Alcmeón de Crotona, que veía la diferencia entre salud y enfermedad en términos políticos (salud = isonomía / enfermedad = monarquía), e Hipócrates, que en Sobre la antigua medicina habla de repleción (πλήρωσις) y vacuidad (κένωσις) como lo que hay que considerar en la salud y la enfermedad.
A Erixímaco le parece que al discurso de Pausanias le falta un completamiento, un telos (τέλος), que se lograría ampliando el ámbito del amor a lo universal. Está de acuerdo en lo de los dos 'eros' (pero más bien habla de un eros doble -Ἔρωτα διπλοῦν 186a2-, que asocia a las Musas Urania y Polimnia), que afectan no solo a la reacción ante lo bello sino a toda la realidad.
La naturaleza de los cuerpos es ese eros doble (lo sano τὸ ὑγιές / lo enfermo τὸ νοσοῦν), donde lo desigual (ἀνόμοιος) desea (ἐπιθυμεῖ) lo desigual (ἀνομοίων). Para Rosen es un argumento problemático, que en último extremo deslegitimaría la pederastia – pero Erixímaco ni siquiera menciona a las mujeres en la discusión- y que este sortea como puede.
La medicina rechaza lo enfermizo y ama lo sano. El médico será quien fomente los elementos sanos del cuerpo para la salud y evite los enfermos. Se trata de que elementos opuestos en los cuerpos se hagan amigos: los contrarios como lo seco y lo húmedo, por ejemplo. Eso lo aplica luego a los ámbitos de la gimnasia, agricultura, música (ahí recuerda el ejemplo del arco y la lira de Heráclito: opuestos en armonía) y la mántica.
El médico será quien equilibre en ese eros doble el eros bueno y los elementos placenteros del malo,
Explica Strauss que así supera la idea de amor entre seres no iguales: pasa a verlo como armonía, como amor mutuo, por lo que la oposición erastés/erómenos se desdibuja (pero no dice nada de la relación hombre-mujer).
Termina aplicando esa visión a la astronomía y a la mántica, que es como una astronomía cósmica y regula la amistad de hombres y dioses. Hay ahí una ironía: Erixímaco cree que tiene que haber un arte que controle el azar. Sería como poder controlar a los dioses.
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