Va a empezar a hablar Aristófanes, pero justo en ese momento le da un ataque de hipo, que de rebote le dejará agrupado con Agatón y Sócrates en el grupo de los poetas; así, además, los tres primeros discursos son de defensores del status quo pederástico (y además no poetas).
El tercer discurso es entonces el de Erixímaco, amante de Fedro, un médico pedante que representa el acercamiento científico, o al menos desde el arte de la medicina: el mito lo deja de lado. Sus referentes son Empédocles, Alcmeón de Crotona, que veía la diferencia entre salud y enfermedad en términos políticos (salud = isonomía / enfermedad = monarquía), e Hipócrates, que en Sobre la antigua medicina habla de repleción (πλήρωσις) y vacuidad (κένωσις) como lo que hay que considerar en la salud y la enfermedad.
A Erixímaco le parece que al discurso de Pausanias le falta un completamiento, un telos (τέλος), que se lograría ampliando el ámbito del amor a lo universal. Está de acuerdo en lo de los dos 'eros' (pero más bien habla de un eros doble -Ἔρωτα διπλοῦν 186a2-, que asocia a las Musas Urania y Polimnia), que afectan no solo a la reacción ante lo bello sino a toda la realidad.
La naturaleza de los cuerpos es ese eros doble (lo sano τὸ ὑγιές / lo enfermo τὸ νοσοῦν), donde lo desigual (ἀνόμοιος) desea (ἐπιθυμεῖ) lo desigual (ἀνομοίων). Para Rosen es un argumento problemático, que en último extremo deslegitimaría la pederastia – pero Erixímaco ni siquiera menciona a las mujeres en la discusión- y que este sortea como puede.
La medicina rechaza lo enfermizo y ama lo sano. El médico será quien fomente los elementos sanos del cuerpo para la salud y evite los enfermos. Se trata de que elementos opuestos en los cuerpos se hagan amigos: los contrarios como lo seco y lo húmedo, por ejemplo. Eso lo aplica luego a los ámbitos de la gimnasia, agricultura, música (ahí recuerda el ejemplo del arco y la lira de Heráclito: opuestos en armonía) y la mántica.
El médico será quien equilibre en ese eros doble el eros bueno y los elementos placenteros del malo,
Explica Strauss que así supera la idea de amor entre seres no iguales: pasa a verlo como armonía, como amor mutuo, por lo que la oposición erastés/erómenos se desdibuja (pero no dice nada de la relación hombre-mujer).
Termina aplicando esa visión a la astronomía y a la mántica, que es como una astronomía cósmica y regula la amistad de hombres y dioses. Hay ahí una ironía: Erixímaco cree que tiene que haber un arte que controle el azar. Sería como poder controlar a los dioses.
viernes, 27 de febrero de 2015
jueves, 26 de febrero de 2015
Unidade popular
Esto es de la huelga: a la izquierda el texto aprobado por los nacionalistas «españolistas» (permítaseme la broma) y a la derecha el de los lusistas. Han conseguido la unidad de acción (Wert une mucho), pero todavía no han llegado a la unida de slogans:
miércoles, 25 de febrero de 2015
El Banquete de Platón 6 - El discurso de Pausanias
Reale lo define como «sociología sofista para fundamentar el relativismo».
Pausanias era discípulo de Pródico (el de Heracles in bivio, duda entre la senda de la virtud y la del vicio) y erastés del anfitrión en el banquete, Agatón (=¿el bien?): habla por los amantes (ἐρασταί), a diferencia de Fedro, portavoz de los amados (ἐρώμενοι).
Su discurso parte también de una disquisición exegética de la tradición sagrada: las diferencias entre Homero y Hesíodo sobre quiénes fueron los padres de Afrodita, lo que le sirve para distinguir dos Afroditas distintas (y dos amores distintos):
-La hija de Urano (diosa de más edad que la generación de Zeus, nacida sin madre, de los genitales de Urano) es la del Eros uranio, el amor entre varones.
-En cambio la nacida de Zeus y Dione (que podríamos llamar casi 'Zeúsa') es la del Eros Pandemo (=de todo el pueblo, el vulgar), entre hombres y mujeres también, prefiriendo el cuerpo al alma (como se ve en que no les importa acudir a los más tontos/as para conseguir mejor su propósito, que es principalmente sexual).
La bondad de la acción la marcaría el modo en que se realiza, no su relación a un orden previo y superior. En el eros, lo que garantiza su bondad es que varones adultos amen a jóvenes al menos ya con bozo, fuerza y entendimiento, todo ello en el contexto de un compromiso a largo plazo, de convivencia para la mejora mutua, en la cual la sexualidad adquiere sentido en el conjunto. Es decir, al revés del ideal burgués de hace unos años, pero en la misma línea: se crea un marco de 'decencia' y se pone de un lado lo decente y de otro lo indecente y el sexo queda como asumido en esa nebulosa: justificado, salvado por ese fin «más alto». No es cuestión de sexo sí o no, sino de qué es lo mejor desde el punto de vista 'educativo' y 'social', ese amor duradero cuyo valor se demuestra en que se mantiene con el fin de la belleza física, que no se mueve primeramente por el interés económico o político
Pausanias era discípulo de Pródico (el de Heracles in bivio, duda entre la senda de la virtud y la del vicio) y erastés del anfitrión en el banquete, Agatón (=¿el bien?): habla por los amantes (ἐρασταί), a diferencia de Fedro, portavoz de los amados (ἐρώμενοι).
Su discurso parte también de una disquisición exegética de la tradición sagrada: las diferencias entre Homero y Hesíodo sobre quiénes fueron los padres de Afrodita, lo que le sirve para distinguir dos Afroditas distintas (y dos amores distintos):
-La hija de Urano (diosa de más edad que la generación de Zeus, nacida sin madre, de los genitales de Urano) es la del Eros uranio, el amor entre varones.
-En cambio la nacida de Zeus y Dione (que podríamos llamar casi 'Zeúsa') es la del Eros Pandemo (=de todo el pueblo, el vulgar), entre hombres y mujeres también, prefiriendo el cuerpo al alma (como se ve en que no les importa acudir a los más tontos/as para conseguir mejor su propósito, que es principalmente sexual).
La bondad de la acción la marcaría el modo en que se realiza, no su relación a un orden previo y superior. En el eros, lo que garantiza su bondad es que varones adultos amen a jóvenes al menos ya con bozo, fuerza y entendimiento, todo ello en el contexto de un compromiso a largo plazo, de convivencia para la mejora mutua, en la cual la sexualidad adquiere sentido en el conjunto. Es decir, al revés del ideal burgués de hace unos años, pero en la misma línea: se crea un marco de 'decencia' y se pone de un lado lo decente y de otro lo indecente y el sexo queda como asumido en esa nebulosa: justificado, salvado por ese fin «más alto». No es cuestión de sexo sí o no, sino de qué es lo mejor desde el punto de vista 'educativo' y 'social', ese amor duradero cuyo valor se demuestra en que se mantiene con el fin de la belleza física, que no se mueve primeramente por el interés económico o político
(Rosen apunta a que Pausanias sustituye la sabiduría, eso a lo que hay que aspirar incluso a costa de la vida, por el refinamiento o buen gusto. El problema del Eros pandemo sería entonces simplemente que sea vulgar, accesible a todos).
En apoyo de lo que dice, recurre a los argumentos 'locales' y de conveniencia': frente a las prohibiciones de los bárbaros (y la barra libre de Élide y Beocia), defiende lo establecido que le interesa: Atenas (y Esparta), donde los varones adultos tienen la ley de cara para lo que quieran (con restricciones concretas). Se pone a hablar de democracia y tiranía respecto a eso y ahí se lía, al hablar de la actitud 'infantil' del amante: que queda esclavizado en realidad. Alaba el amor uranio, pero cae en el vulgar. Lo privado domina: los juramentos no tienen ningún valor. El problema de no entroncar el eros con el bien es que se esclaviza.
Estirando su argumento, solo se justificaría el eros con alguien como Sócrates: con los demás el peligro es el error de un amor en realidad nunca de verdad duradero y educativo (lo más sensato entonces sería la abstinencia completa). En el otro extremo estaría el riesgo de corrupción de los jóvenes por parte de los sofistas.
Afirma Rosen que Pausanias, contra su maestro Pródico, quiere salvar su apetito erótico –corrige el discurso de Fedro- contra las justificaciones cosmogónicas: él prefiere el ámbito del nómos (νόμος). Con él bajamos del cosmos al ámbito personal.
Para defender la pederastia, él parte de que los hombres son mejores que las mujeres, pero eso lo rechaza Platón (Resp. 836b8: el fin natural de la unión sexual es tener hijos 838c6).
De hecho, habla de que la ley guarda a las mujeres casadas, pero se limita a señalarlo por un ética de tipo consecuencialista: por el peligro de que nazcan hijos ilegítimos y en el caso de la pederastia «desregulada», de la existencia de depredadores de los hijos pequeños (y ahí es donde se entrevé lo que debería ser una situación tremenda de Atenas, cuando se refiere de pasada a que hay padres preocupados de que sus hijos caigan en manos de esos pederastas).
Strauss se fija en la imagen del amante como cazador, que tiene como correlato que el amado es mejor que se resista: porque ahí se muestra la tenacidad.
Y explica algo muy interesante: la idea del amante como esclavo apunta a que en el amor está el componente de entrega. El filosofar para Sócrates es de hecho entregarse a la verdad sin preocuparse de la propia dignidad, ni siquiera de lo noble: la verdad no es sin más noble o bella; en cierto modo es fea.
Y otro apunte de Strauss: el amor puede ser noble incluso con engaño. De ahí la idea del amante como hombre de estado y del amado como pueblo al que quiere atraer porque lo ama, utilizando la mentira.
En apoyo de lo que dice, recurre a los argumentos 'locales' y de conveniencia': frente a las prohibiciones de los bárbaros (y la barra libre de Élide y Beocia), defiende lo establecido que le interesa: Atenas (y Esparta), donde los varones adultos tienen la ley de cara para lo que quieran (con restricciones concretas). Se pone a hablar de democracia y tiranía respecto a eso y ahí se lía, al hablar de la actitud 'infantil' del amante: que queda esclavizado en realidad. Alaba el amor uranio, pero cae en el vulgar. Lo privado domina: los juramentos no tienen ningún valor. El problema de no entroncar el eros con el bien es que se esclaviza.
Estirando su argumento, solo se justificaría el eros con alguien como Sócrates: con los demás el peligro es el error de un amor en realidad nunca de verdad duradero y educativo (lo más sensato entonces sería la abstinencia completa). En el otro extremo estaría el riesgo de corrupción de los jóvenes por parte de los sofistas.
Afirma Rosen que Pausanias, contra su maestro Pródico, quiere salvar su apetito erótico –corrige el discurso de Fedro- contra las justificaciones cosmogónicas: él prefiere el ámbito del nómos (νόμος). Con él bajamos del cosmos al ámbito personal.
Para defender la pederastia, él parte de que los hombres son mejores que las mujeres, pero eso lo rechaza Platón (Resp. 836b8: el fin natural de la unión sexual es tener hijos 838c6).
De hecho, habla de que la ley guarda a las mujeres casadas, pero se limita a señalarlo por un ética de tipo consecuencialista: por el peligro de que nazcan hijos ilegítimos y en el caso de la pederastia «desregulada», de la existencia de depredadores de los hijos pequeños (y ahí es donde se entrevé lo que debería ser una situación tremenda de Atenas, cuando se refiere de pasada a que hay padres preocupados de que sus hijos caigan en manos de esos pederastas).
Strauss se fija en la imagen del amante como cazador, que tiene como correlato que el amado es mejor que se resista: porque ahí se muestra la tenacidad.
Y explica algo muy interesante: la idea del amante como esclavo apunta a que en el amor está el componente de entrega. El filosofar para Sócrates es de hecho entregarse a la verdad sin preocuparse de la propia dignidad, ni siquiera de lo noble: la verdad no es sin más noble o bella; en cierto modo es fea.
Y otro apunte de Strauss: el amor puede ser noble incluso con engaño. De ahí la idea del amante como hombre de estado y del amado como pueblo al que quiere atraer porque lo ama, utilizando la mentira.
martes, 24 de febrero de 2015
Arquitectura contemporánea en Galicia - 1
Inicio una nueva serie de fotos de arquitectura -buena o mala, lo decidís vosotros- de Galicia. Para empezar, algo muy destacado de Santiago: el edificio del Instituto de Investigaciones Agrobiológicas del CSIC que hizo Miguel Fisac. La marquesina de hormigón es fascinante:
lunes, 23 de febrero de 2015
El Banquete de Platón 5 - El discurso de Fedro
Los dos primeros discursos son los de dos partidarios de la pederastia. El primero es Fedro, que es un erómenos (= amado) y el segundo de Pausanias, un erastés (=amante).
El discurso de Fedro gira en torno a dos cuestiones:
-El Amor es el dios más antiguo y más noble. Se apoya en Hesíodo, Acusilao y Parménides. Es un tipo de argumento, el de la antigüedad, que tenía peso tradicionalmente: Aristóteles señala que quizá Tales basó la primacía del agua en su antigüedad, testimoniada en Homero (Met. I, 3, 983b-984a).
-Su experiencia desde casi adolescente del amor pederástico, al que sólo le ve ventajas, educativas y sociales: ese amor permite defender mejor la ciudad (=el estado) al hacer que los ciudadanos sientan vergüenza (αἰσχύνη) y amor al honor (φιλοτιμία) respecto a lo que esperan de sus amados en caso de cobardía. Parece, dice Strauss, que si no hay virtud, un buen sustituto es eros. Pero principalmente está de trasfondo la cultura de la vergüenza: lo importante es cómo me ven. En una relación de amante/activo (erastés, un adulto) y amado/pasivo (erómenos) esta cuestión de la vergüenza mutua es muy útil, por ejemplo en caso de guerra (y de hecho el Batallón Sagrado de Tebas, formado por parejas así, tuvo un gran éxito militar en el siglo IV a. C.). El centro de la actuación es el deseo de ser alabado y el miedo de caer en el desprecio de los demás.
Curiosamente, de los ejemplos que pone sólo es realmente positivo el de Alcestis, una mujer que muere por su marido. En cambio es negativo el de Orfeo, porque no está dispuesto a morir por Eurídice. Al final, considera superior a Aquiles, para lo cual tiene que forzar el texto homérico para conseguir demostrar varias cosas: que era más joven que Patroclo, que fue su amado y que murió por él en vez de después de él.
Para Strauss el de Fedro es un discurso buenista, filológico, retórico. Ve fundamental la mención de Parménides, como homenaje a ese filósofo que negó la tradición (y Sócrates partió de él en lugar de axiomas como ese de que lo más antiguo es lo mejor).
Señala también que Fedro valora a Eros por la ganancia que proporciona: lo ve todo desde el punto de vista del amado, la ganancia de este. Eso lo retomará Sócrates con la aspiración de uno a las ideas (y una idea que me deja bailando: Aristóteles y su explicación que el motor inmóvil mueve como amado).
Por su parte, Rosen considera a Fedro como un mediocre con la belleza de Eros, al que no le mueve el eros ni la poesía, solo la retórica.
Su discurso representa la unión entre la física desmitificadora y la sofística, pero sin interés por el yo, lo que le hace vano, aparte de que en todo es un dilettante. De su maestro Hipias le viene la visión de la física como proceso y la retórica sofística. Problema suyo: ¿puede haber un cosmos sin generación, como ocurre en el amor pederástico? Eros es un dios sin generación, pero con génesis (Hes. Th. 116 γενέσθαι: apunta a un status intermedio pero sin sacar conclusiones). Dicho de otro modo: en el Eros de Fedro no hay hijos, sino la circularidad repetitiva, partiendo de una cosmología cíclica.
Pero a Fedro le interesa otra cosa: todo gira en torno a la oposición cuerpo /alma, riqueza/fama y al final en torno a la de egoísmo / visibilidad. Quiere reducir la autoridad de los dioses y poner al hombre como medida: Eros es bueno en cuanto útil. Su egoísmo (como el de Agatón) es superado por el amor de la fama, que, en cierto modo, es un elemento de trascendencia hacia lo noble). Fedro lo subordina todo a su deseo: familia, honor, riqueza. La polis está al servicio de eso. Eros es un sustituto de la virtud, especialmente del valor. Todos somos egoístas: la forma más efectiva de egoísmo es usar los deseos de otros.
El ejemplo de Alcestis es en realidad una refutación del propio Fedro: él quiere oponer el amor romántico al parental/filial, porque la generación no es importante. En su discurso todo acaba con la muerte: la humanidad acabaría – física de flujo: nihilismo final.
El discurso de Fedro gira en torno a dos cuestiones:
-El Amor es el dios más antiguo y más noble. Se apoya en Hesíodo, Acusilao y Parménides. Es un tipo de argumento, el de la antigüedad, que tenía peso tradicionalmente: Aristóteles señala que quizá Tales basó la primacía del agua en su antigüedad, testimoniada en Homero (Met. I, 3, 983b-984a).
-Su experiencia desde casi adolescente del amor pederástico, al que sólo le ve ventajas, educativas y sociales: ese amor permite defender mejor la ciudad (=el estado) al hacer que los ciudadanos sientan vergüenza (αἰσχύνη) y amor al honor (φιλοτιμία) respecto a lo que esperan de sus amados en caso de cobardía. Parece, dice Strauss, que si no hay virtud, un buen sustituto es eros. Pero principalmente está de trasfondo la cultura de la vergüenza: lo importante es cómo me ven. En una relación de amante/activo (erastés, un adulto) y amado/pasivo (erómenos) esta cuestión de la vergüenza mutua es muy útil, por ejemplo en caso de guerra (y de hecho el Batallón Sagrado de Tebas, formado por parejas así, tuvo un gran éxito militar en el siglo IV a. C.). El centro de la actuación es el deseo de ser alabado y el miedo de caer en el desprecio de los demás.
Curiosamente, de los ejemplos que pone sólo es realmente positivo el de Alcestis, una mujer que muere por su marido. En cambio es negativo el de Orfeo, porque no está dispuesto a morir por Eurídice. Al final, considera superior a Aquiles, para lo cual tiene que forzar el texto homérico para conseguir demostrar varias cosas: que era más joven que Patroclo, que fue su amado y que murió por él en vez de después de él.
Para Strauss el de Fedro es un discurso buenista, filológico, retórico. Ve fundamental la mención de Parménides, como homenaje a ese filósofo que negó la tradición (y Sócrates partió de él en lugar de axiomas como ese de que lo más antiguo es lo mejor).
Señala también que Fedro valora a Eros por la ganancia que proporciona: lo ve todo desde el punto de vista del amado, la ganancia de este. Eso lo retomará Sócrates con la aspiración de uno a las ideas (y una idea que me deja bailando: Aristóteles y su explicación que el motor inmóvil mueve como amado).
Por su parte, Rosen considera a Fedro como un mediocre con la belleza de Eros, al que no le mueve el eros ni la poesía, solo la retórica.
Su discurso representa la unión entre la física desmitificadora y la sofística, pero sin interés por el yo, lo que le hace vano, aparte de que en todo es un dilettante. De su maestro Hipias le viene la visión de la física como proceso y la retórica sofística. Problema suyo: ¿puede haber un cosmos sin generación, como ocurre en el amor pederástico? Eros es un dios sin generación, pero con génesis (Hes. Th. 116 γενέσθαι: apunta a un status intermedio pero sin sacar conclusiones). Dicho de otro modo: en el Eros de Fedro no hay hijos, sino la circularidad repetitiva, partiendo de una cosmología cíclica.
Pero a Fedro le interesa otra cosa: todo gira en torno a la oposición cuerpo /alma, riqueza/fama y al final en torno a la de egoísmo / visibilidad. Quiere reducir la autoridad de los dioses y poner al hombre como medida: Eros es bueno en cuanto útil. Su egoísmo (como el de Agatón) es superado por el amor de la fama, que, en cierto modo, es un elemento de trascendencia hacia lo noble). Fedro lo subordina todo a su deseo: familia, honor, riqueza. La polis está al servicio de eso. Eros es un sustituto de la virtud, especialmente del valor. Todos somos egoístas: la forma más efectiva de egoísmo es usar los deseos de otros.
El ejemplo de Alcestis es en realidad una refutación del propio Fedro: él quiere oponer el amor romántico al parental/filial, porque la generación no es importante. En su discurso todo acaba con la muerte: la humanidad acabaría – física de flujo: nihilismo final.
viernes, 20 de febrero de 2015
De vuelta
Vi que Gregorio ponía un enlace al vídeo de la matanza de los veintiún cristianos coptos egipcios y que animaba a verlo, a pesar de todo. Yo de primeras me eché para atrás: soy miedoso y no soporto ver sangre, me mareo al verla, no puedo evitarlo.
Ayer me dije: tengo que mirarlo. Pasó un rato largo sin decidirme, pero al fin lo vi. Es una experiencia que te deja hundido. Llevo 24 horas recordándolo. La violencia en el cine sabes que es mentira, pero aquí el vídeo, aunque dura cinco minutos, tiene un minuto (más o menos) que se hace insoportable.
El día de los ataques de París me impresionó el sonido de las balas con que remataron al policía: todos los que había oído en películas eran ridículos comparados con aquello.
El resto del vídeo es de una obscenidad presuntuosa: fantasías de contrapicados a lo Orson Welles y una simbología que da rubor.
En realidad parece al principio que es una situación normal, sin más. Pero luego llega el degüello: ahí lo único que sirve es la comparación con los corderos (aquí / aquí / aquí).
Hay un artículo muy bueno de Enrique sobre esos mártires y santo Tomás Moro. Yo ahora no podré dejar de pensar en ellos cuando vea representaciones de mártires: ahora serán mucho más reales.
A veces me he alegrado de no tener un bazooka en la mano en situaciones más o menos molestas de la vida diaria. Esta vez hubiera querido tenerlo, o una metralleta, para matar a todos esos criminales. Ahora, pensándolo, veo lo infantil de mi reacción, pero el hecho es que no veo posibilidad de diálogo ahí. Es una cuestión de legítima defensa: de neutralizar a esos criminales. ¿Encarcelarlos? Sí, lo que haga falta para que no puedan hacer daño.
Fernando (ahora columnista) había enlazado un artículo largo e interesantísimo sobre el Estado Islámico que os recomiendo vivísimamente: Allí explica Graeme Wood que no son en absoluto estúpidos; su mayor deseo es la confrontración real con Occidente, a partir de su mentalidad apocalíptica en el sentido más estricto. No quieren negociar. Quieren acelerar el fin del mundo. Con ellos lo que hay que hacer (en esto no estoy de acuerdo con el autor del artículo) es darles gusto, para impedir que puedan seguir haciendo daño.
Yo, seguramente influido por American Sniper (grandísima película -mi amigo Clint me pasó una copia por adelantado- que defiende un principio parece que olvidado, ese de la legítima defensa) tengo que reclamar hechos contra esos criminales, que están matando y sometiendo a millones de personas, cristianos, judíos, musulmanes, de otras religiones, ateos.
Pero -ya lo explicó Eastwood en Gran Torino- tengo que estar dispuesto a asumir ese mancharse las manos de los protagonistas de ambas películas. Alguien tiene que ofrecerse por los demás.
Ayer me dije: tengo que mirarlo. Pasó un rato largo sin decidirme, pero al fin lo vi. Es una experiencia que te deja hundido. Llevo 24 horas recordándolo. La violencia en el cine sabes que es mentira, pero aquí el vídeo, aunque dura cinco minutos, tiene un minuto (más o menos) que se hace insoportable.
El día de los ataques de París me impresionó el sonido de las balas con que remataron al policía: todos los que había oído en películas eran ridículos comparados con aquello.
El resto del vídeo es de una obscenidad presuntuosa: fantasías de contrapicados a lo Orson Welles y una simbología que da rubor.
En realidad parece al principio que es una situación normal, sin más. Pero luego llega el degüello: ahí lo único que sirve es la comparación con los corderos (aquí / aquí / aquí).
Hay un artículo muy bueno de Enrique sobre esos mártires y santo Tomás Moro. Yo ahora no podré dejar de pensar en ellos cuando vea representaciones de mártires: ahora serán mucho más reales.
A veces me he alegrado de no tener un bazooka en la mano en situaciones más o menos molestas de la vida diaria. Esta vez hubiera querido tenerlo, o una metralleta, para matar a todos esos criminales. Ahora, pensándolo, veo lo infantil de mi reacción, pero el hecho es que no veo posibilidad de diálogo ahí. Es una cuestión de legítima defensa: de neutralizar a esos criminales. ¿Encarcelarlos? Sí, lo que haga falta para que no puedan hacer daño.
Fernando (ahora columnista) había enlazado un artículo largo e interesantísimo sobre el Estado Islámico que os recomiendo vivísimamente: Allí explica Graeme Wood que no son en absoluto estúpidos; su mayor deseo es la confrontración real con Occidente, a partir de su mentalidad apocalíptica en el sentido más estricto. No quieren negociar. Quieren acelerar el fin del mundo. Con ellos lo que hay que hacer (en esto no estoy de acuerdo con el autor del artículo) es darles gusto, para impedir que puedan seguir haciendo daño.
Yo, seguramente influido por American Sniper (grandísima película -mi amigo Clint me pasó una copia por adelantado- que defiende un principio parece que olvidado, ese de la legítima defensa) tengo que reclamar hechos contra esos criminales, que están matando y sometiendo a millones de personas, cristianos, judíos, musulmanes, de otras religiones, ateos.
Pero -ya lo explicó Eastwood en Gran Torino- tengo que estar dispuesto a asumir ese mancharse las manos de los protagonistas de ambas películas. Alguien tiene que ofrecerse por los demás.
En cambio, las almas de los justos están en las manos de Dios y no les alcanzará tormento alguno. A los ojos de los insensatos pareció que habían muerto; se tuvo por quebranto su salida, y su partida de entre nosotros por completa destrucción; pero ellos están en la paz. Aunque, a juicio de los hombres, hayan sufrido castigos, su esperanza estaba llena de inmortalidad; por una corta corrección recibirán largos beneficios. pues Dios los sometió a prueba y los halló dignos de sí; como oro en el crisol los probó y como holocausto los aceptó. El día de su visita resplandecerán, y como chispas en rastrojo correrán. Juzgarán a las naciones y dominarán a los pueblos y sobre ellos el Señor reinará eternamente. Los que en él confían entenderán la verdad y los que son fieles permanecerán junto a él en el amor, porque la gracia y la misericordia son para sus santos y su visita para sus elegidos. (Sabiduría 3.1-9)
---
Cuando abrió el quinto sello, vi debajo del altar las almas de los degollados a causa de la Palabra de Dios y del testimonio que mantuvieron. Se pusieron a gritar con fuerte voz: «¿Hasta cuándo, Dueño santo y veraz, vas a estar sin hacer justicia y sin tomar venganza por nuestra sangre de los habitantes de la tierra?» Entonces se le dio a cada uno un vestido blanco y se les dijo que esperasen todavía un poco, hasta que se completara el número de sus consiervos y hermanos que iban a ser muertos como ellos.
(...)
Uno de los Ancianos tomó la palabra y me dijo: «Esos que están vestidos con vestiduras blancas ¿quiénes son y de dónde han venido?» Yo le respondí: «Señor mío, tú lo sabrás.» Me respondió: «Esos son los que vienen de la gran tribulación; han lavado sus vestiduras y las han blanqueado con la sangre del Cordero. Por esto están delante del trono de Dios, dándole culto día y noche en su Santuario; y el que está sentado en el trono extenderá su tienda sobre ellos. Ya no tendrán hambre ni sed; ya nos les molestará el sol ni bochorno alguno. Porque el Cordero que está en medio del trono los apacentará y los guiará a los manantiales de las aguas de la vida. Y Dios enjugará toda lágrima de sus ojos.» (Apocalipsis 6.9-11 y 7.13-17)
jueves, 19 de febrero de 2015
Me consuelo
De vuelta, me consuelo de mis estadísticas leyendo esto que decía Antímaco, según Cicerón (en Bruto 51.191):
[El propio Laudator había escrito ya sobre eso en esta entrada y en esta otra: citas impresionantes].
Cuenta que se puso a leer su libro a un auditorio, pero se fueron marchando todos. Solo se quedó Platón:No sé si alguno de vosotros está a la altura de Platón, pero yo -que no le llego a Antímaco ni a los pies- espero valoraros así.
Plato mihi unus instar est centum milium
«Platón para mí, él solo, está a la altura de cien mil»
[El propio Laudator había escrito ya sobre eso en esta entrada y en esta otra: citas impresionantes].
viernes, 13 de febrero de 2015
Amor y misericordia
Para entender bien el amor, primero tuvo que haber gente que empezase a desbrozar. Uno fue Platón, y eso que estaba rodeado de podemitas, que estaban empapuzando de bullshit una realidad que no era ni mucho menos halagüeña.
Por esa vía tortuosa de Grecia, se preparaba el camino para la revelación de la inmensidad del amor en un pueblecito apartado de Palestina.
Luego le echamos paladas de merengue a la Verdad, el Amor, con las que tapar nuestras vergüenzas.
El venerable Benedicto XVI nos volvió a explicar qué era el amor, tan bien.
La misericordia es otra maravilla. Por eso le echan paletadas de bullshit también.
A mí me vienen muy bien las visitas periódicas al endocrino: el papelito que le doy cuando entro, con mi peso, tan humillante, mientras me preparo psicológicamente para el chorreo. Aunque con escaso propósito real de enmienda, la consulta me ayuda a ponerme en el lugar de los malos alumnos, a mí que siempre sacaba buenas notas.
Llega el Carnaval: yo me voy de retiro unos días, a ver si de verdad lo pillo.
[la letra de la canción de Chris Staples]
Por esa vía tortuosa de Grecia, se preparaba el camino para la revelación de la inmensidad del amor en un pueblecito apartado de Palestina.
Luego le echamos paladas de merengue a la Verdad, el Amor, con las que tapar nuestras vergüenzas.
El venerable Benedicto XVI nos volvió a explicar qué era el amor, tan bien.
La misericordia es otra maravilla. Por eso le echan paletadas de bullshit también.
A mí me vienen muy bien las visitas periódicas al endocrino: el papelito que le doy cuando entro, con mi peso, tan humillante, mientras me preparo psicológicamente para el chorreo. Aunque con escaso propósito real de enmienda, la consulta me ayuda a ponerme en el lugar de los malos alumnos, a mí que siempre sacaba buenas notas.
Llega el Carnaval: yo me voy de retiro unos días, a ver si de verdad lo pillo.
[la letra de la canción de Chris Staples]
jueves, 12 de febrero de 2015
El Banquete de Platón 4
1. Antes de los discursos - un beber juntos muy particular
El pobre Aristodemo se encuentra, pues, solo en medio de un comedor repleto; menos mal que el anfitrión, Agatón, le echa un capote: había querido invitarle pero no le había encontrado, la típica mentira "piadosa": y así, colados por el morro que le echa gracias a Sócrates, nosotros podemos asistir de su mano -o por su (quizá no tan seguro) testimonio- a un banquete de la élite ateniense. Por otro lado, aquí Agatón trata liberalmente a sus esclavos, diciéndoles que quiere que actúen como si no fueran sirvientes: hay una ruptura de lo político y un cierto tono utópico.Sócrates se ha quedado parado fuera (y ya el día anterior se había escapado de la gran celebración), ante la puerta de la casa de los vecinos (eso es lo que me recordaba al monstruito Luis Ricardo de mi infancia). Hay algo que le deja aparte de los demás: es esa capacidad de atención a algo más hondo (al final de la obra, Alcibíades contará de otra situación así). Para Reale esto sirve como primera señal de que va a haber una revelación, prepara el tono del discurso del propio Sócrates, en otro tono, rodeado de un tono revelatorio.
Esto es una de las cosas que creo, aparte del embolado en que mete a Aristodemo, que Strauss considera para hablar de la hybris de Sócrates, además de lo que veremos al final de la obra.
El hecho es que llega a mitad de la cena -Aristodemo (el fan controlador) ha impedido a Agatón que mande un esclavo a buscarle: al maestro hay que dejarle solo.
Y ya bien comidos, pasan a la bebida (el simposio en sentido estricto); realizan los ritos de rigor (era una celebración también religiosa), como los cumplen también en el Fedón
Pero será un simposio especial: echan de allí a las flautistas (que son eso y también prostitutas). La música es en esta situación un estorbo (Protágoras 347 c-e); y quien dice música dice poesía, literatura. Por otro lado, que las mujeres no tengan nada que decir aquí sobre el amor es una tremenda paradoja en la que está Diotima en el otro extremo.
También deciden moderarse en la bebida: varios de ellos todavía sufren los efectos de la resaca de la gran cogorza del día anterior. Sócrates no: ni estuvo el día anterior en las celebraciones ni le afecta en absoluto el alcohol. Lo comprobaremos al final de la obra: vence por k.o. a todos también en ese terreno. El no beber mucho al principio, por otro lado, convierte el ritual dionisiaco del simposio en apolíneo (por lo menos en esta parte).
La propuesta de Fedro de elogiar el amor es muy bien recibida. Son todos discípulos de los sofistas, menos Aristófanes, que no los puede ver, y Sócrates, acusado de sofista por el propio Aristófanes. Aristófanes es siempre el extraño en el grupo. La situación de Sócrates ahí siempre es ambigua.
Lo que está en juego es la victoria entre la filosofía (bombardeada por la sofística) y la poesía. Lo dice Agatón (175): Dioniso decidirá entre los dos. Sócrates está recostado junto a Agatón -bromean sobre el pegársele a uno la belleza del otro y al otro la sabiduría del uno- durante toda la obra.
miércoles, 11 de febrero de 2015
El Banquete de Platón 3
1. Antes de los discursos - Esto es un relato iniciático
El inicio de la obra es abrupto y de primeras cuesta situarse. Os recomiendo que lo leáis despacio, en la traducción de Fernando García Romero o la de Luis Gil (en línea está la antigua de Patricio de Azcárate). Y si podéis en griego, mejor. Si hay una obra que hay que leer despacio es esta.Los personajes centrales al principio son Apolodoro y Aristodemo, que me parece que representan dos niveles en el proceso de ascender a la dificultad de la filosofía tal como Sócrates la plantea.
Apolodoro aparece contando a otros una conversación que tuvo con un conocido, Glaucón, con el que se encontró cuando volvía a Atenas: este quería saber (porque le habían llegado campanas por el relato que había hecho de ello Aristodemo a un tal Fénice) de un banquete en el que estuvieron presentes Agatón, Sócrates y Alcibíades.
Resulta que Glaucón creía que era un banquete de hacía unos días, cuando en realidad había ocurrido hacía unos años, cuando ellos eran niños.
Apolodoro le explica que a él se lo ha contado Aristodemo directamente (no vía Fénice) y que el propio Sócrates le ha confirmado algunos aspectos.
Apolodoro ha descubierto la filosofía hace tres años y todo lo demás ha dejado de interesarle; Rosen dice que es el fanático que muestra las dificultades del neófito para llegar a la filosofía. Los amigos le llaman de coña «el blando», porque todo el mundo le parece mal, incluso él mismo, salvo Sócrates (hay una variante en el texto: en vez de malacós podría ser manicós: el loco: mejor todavía).
Aristodemo era un fan (erastés) de Sócrates. Aquí es un personaje silencioso, pero para Rosen es el más poderoso del diálogo: imitador de Sócrates («un hombre pequeño, descalzo siempre»), justo en aquella ocasión queda a la primera en ridículo, porque cuando se encuentra con Sócrates resulta que este va con sandalias: se ha "puesto guapo" para atender la invitación de Agatón, que quiere celebrar en petit comité su gran victoria en el teatro el día anterior.
Casualmente (nada es casual en Platón) Sócrates va a la fiesta de Agatón (su nombre significa 'bien') a ver si poniéndose guapo por esa vía -la del amor a la belleza (Agatón era muy guapo)- llega al Bien.
Rosen ve importante explicar que Aristodemo negaba el culto a los dioses y la profecía: a ello atribuye que se mantenga en silencio, para no alabar a Eros, pero es él quien nos revela los discursos divinamente inspirados y los misterios a nosotros, los no iniciados. Tanto en él como en Sócrates están presentes la ironía y la hybris. Representaría la ambigüedad del significado religioso de la obra.
Sócrates le tienta a que entre con él al banquete, sin invitación, como Menelao hizo también una vez (ya sabemos que es el colgado de la Ilíada) y el pobre Aristodemo acepta. Es de antología su entrada de sopetón al comedor -un esclavo le abre la puerta y Sócrates se queda fuera: el ejemplo clásico de un pulpo en un garaje.
---.
Rosen señala que la primera palabra de la obra es δοκῶ ('me parece'). Señalaría el tema de cómo por la opinión se llega al saber, pero limitado (de ello es eco el testimonio parcial de Aristodemo).
Para Reale el preludio dramático tiene la finalidad de perturbar al lector. Es una reflexión sobre la problemática de la oralidad. Por esa vía y con las menciones a partes del banquete de las que no sabemos nada (180c), Platón está señalándonos que no es historia lo que cuenta: con ello, el relato adquiere tintes legendarios, de mito.
martes, 10 de febrero de 2015
El Banquete de Platón 2
Términos importantes: ἔρως, -ωτος, ὁ (poet. ἔρος, acc. ἔρον, dat. ἔρῳ): deseo, amor / Dios Amor.
ἐράω 'eráo' (poet. ἔραμαι 'éramai'): amar.
ἐραστής 'erastés': amante.
ἐρώμενος 'erómenos': amado. τὰ παιδικά 'ta paidiká': los chicos (= los amados en un contexto pederástico).
O. Preliminares
(Strauss) Platón no escribió un sistema filosófico – sabía demasiado poco para ser dogmático y demasiado para ser escéptico. Escribe diálogos. Hay que leerlos con sumo cuidado.
Lo que tiene de especial El Banquete es la oposición entre la filosofía (el ideal) y la poesía (la vida). La conclusión parece ser que la filosofía es la verdadera poesía. Pero la política es hostil a la filosofía (Sócrates fue condenado en Atenas).
«El Banquete o sobre lo bueno / el bien». Son 6 discursos sobre eros.
Contexto de vino: extroversión, franqueza (pero a la vez moderación). E hybris.
El Banquete como réplica a Las ranas de Aristófanes. Ya en Las nubes este ponía la poesía sobre la filosofía. En El Banquete gana Sócrates a toda la poesía.
También el trasfondo de la polémica de la mutilación de los Hermes: Sócrates sería visto por algunos como culpable intelectual de ello: esto sería la respuesta de Platón. Se sitúa en el 416 (el 415 fue la fallida expedición a Sicilia): Platón realizaría una reescritura de los misterios supuestamente profanados por Alcibíades: los nuevos misterios son los que transmite Diotima.
Es una obra quintesencialmente ateniense (en el otro extremo, La República está llena de extranjeros y sucede en El Pireo).
Otro antecedente, el diálogo Protágoras (mismos personajes, pero falta Aristófanes). Pero en El Banquete la diferencia principal es la franqueza de todos y la revelación de un misterio.
(Rosen) La ironía como una cortina que hay que cruzar para comprender esta obra.
El género del diálogo sirve a Platón para poner a prueba a sus lectores: el diálogo es la representación dramática de la naturaleza sinóptica de la dialéctica.
3 cosas se ven en esta obra: psiquiatría filosófica, retórica medicinal e ironía dramática.
Tema central: la hybris de Sócrates: de hybris humana a la locura divina de eros –y Sócrates como figura especilamente an-erótica.
ἐράω 'eráo' (poet. ἔραμαι 'éramai'): amar.
ἐραστής 'erastés': amante.
ἐρώμενος 'erómenos': amado. τὰ παιδικά 'ta paidiká': los chicos (= los amados en un contexto pederástico).
O. Preliminares
(Strauss) Platón no escribió un sistema filosófico – sabía demasiado poco para ser dogmático y demasiado para ser escéptico. Escribe diálogos. Hay que leerlos con sumo cuidado.
Lo que tiene de especial El Banquete es la oposición entre la filosofía (el ideal) y la poesía (la vida). La conclusión parece ser que la filosofía es la verdadera poesía. Pero la política es hostil a la filosofía (Sócrates fue condenado en Atenas).
«El Banquete o sobre lo bueno / el bien». Son 6 discursos sobre eros.
Contexto de vino: extroversión, franqueza (pero a la vez moderación). E hybris.
El Banquete como réplica a Las ranas de Aristófanes. Ya en Las nubes este ponía la poesía sobre la filosofía. En El Banquete gana Sócrates a toda la poesía.
También el trasfondo de la polémica de la mutilación de los Hermes: Sócrates sería visto por algunos como culpable intelectual de ello: esto sería la respuesta de Platón. Se sitúa en el 416 (el 415 fue la fallida expedición a Sicilia): Platón realizaría una reescritura de los misterios supuestamente profanados por Alcibíades: los nuevos misterios son los que transmite Diotima.
Es una obra quintesencialmente ateniense (en el otro extremo, La República está llena de extranjeros y sucede en El Pireo).
Otro antecedente, el diálogo Protágoras (mismos personajes, pero falta Aristófanes). Pero en El Banquete la diferencia principal es la franqueza de todos y la revelación de un misterio.
(Rosen) La ironía como una cortina que hay que cruzar para comprender esta obra.
El género del diálogo sirve a Platón para poner a prueba a sus lectores: el diálogo es la representación dramática de la naturaleza sinóptica de la dialéctica.
3 cosas se ven en esta obra: psiquiatría filosófica, retórica medicinal e ironía dramática.
Tema central: la hybris de Sócrates: de hybris humana a la locura divina de eros –y Sócrates como figura especilamente an-erótica.
lunes, 9 de febrero de 2015
El Banquete de Platón 1
Vamos en clase por la mitad de El Banquete de Platón y para mí está siendo una experiencia fuerte, por decirlo del peor modo posible. Voy a ir poniendo mis notas, pero antes os dejo la estructura:
A. Antes de los discursos – Marco dramático
a. Escena introductoria (172a – 174a)
b. Llegada de Sócrates a casa de Agatón (174a – 175a)
c. Propuesta de Erixímaco de hacer caso a Fedro y hacer encomios del amor (176a-178a)
B. Discursos
1. Discurso de Fedro (178a – 180b)
2. Discurso de Pausanias (180c – 185c)
3. Discurso de Erixímaco (185e - 188e)
4. Discurso de Aristófanes (189c - 193d)
5. Discurso de Agatón (194c – 197e) [Refutación de Sócrates a Agatón 199c – 201c]
6. Discurso de Sócrates (201d-212b)
C. Irrupción de Alcibíades (212c – 215a) y su discurso (215a – 222b)
D. Escena final (222c – 223d)
----
Y la bibliografía que he usado:
Texto griego con comentario:
Dover, Kenneth ed., Plato. Symposium. Cambridge, 1980
Rowe, C. J. ed., Plato. Symposium. Oxford, 2009
Iba a usar en las clases de traducción estos libros, pero no pudimos:
Pratt, Louise. Eros at the banquet. Reviewing Greek with Plato's Symposium. Norman OK, 2001
Steadman, Geoffrey, Plato's Symposium, Greek Text with Facing Vocabulary and Commentary. 2009
Traducciones españolas (está también la de Marcos Martínez, vamos muy bien servidos):
García Romero, Fernando, Platón, El Banquete, introducción de Carlos García Gual. Madrid, 2001
Gil, Luis, Platón, El Banquete. Madrid, 1998
Una introducción excelente:
Crespo, Emilio, El Banquete de Platón. Madrid, 2007
Estudios:
Luri, Gregorio, Introducción al vocabulario de Platón. Sevilla, 2011
Reale, Giovanni, Eros, demonio mediador. El juego de las máscaras en el Banquete de Platón. Barcelona, 2004
Rosen, Stanley, Plato's Symposium. New Haven, 1968 (reimpr. 1999)
Strauss, Leo. On Plato's Symposium; edited and with a foreword by Seth Benardete. Chicago, 2001 (y traducción española de Jesús Carracedo)
Suárez de la Torre, Emilio, «En torno al Banquete de Platón» Humanitas 54, 2002, 63-100
A. Antes de los discursos – Marco dramático
a. Escena introductoria (172a – 174a)
b. Llegada de Sócrates a casa de Agatón (174a – 175a)
c. Propuesta de Erixímaco de hacer caso a Fedro y hacer encomios del amor (176a-178a)
B. Discursos
1. Discurso de Fedro (178a – 180b)
2. Discurso de Pausanias (180c – 185c)
3. Discurso de Erixímaco (185e - 188e)
4. Discurso de Aristófanes (189c - 193d)
5. Discurso de Agatón (194c – 197e) [Refutación de Sócrates a Agatón 199c – 201c]
6. Discurso de Sócrates (201d-212b)
C. Irrupción de Alcibíades (212c – 215a) y su discurso (215a – 222b)
D. Escena final (222c – 223d)
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Y la bibliografía que he usado:
Texto griego con comentario:
Dover, Kenneth ed., Plato. Symposium. Cambridge, 1980
Rowe, C. J. ed., Plato. Symposium. Oxford, 2009
Iba a usar en las clases de traducción estos libros, pero no pudimos:
Pratt, Louise. Eros at the banquet. Reviewing Greek with Plato's Symposium. Norman OK, 2001
Steadman, Geoffrey, Plato's Symposium, Greek Text with Facing Vocabulary and Commentary. 2009
Traducciones españolas (está también la de Marcos Martínez, vamos muy bien servidos):
García Romero, Fernando, Platón, El Banquete, introducción de Carlos García Gual. Madrid, 2001
Gil, Luis, Platón, El Banquete. Madrid, 1998
Una introducción excelente:
Crespo, Emilio, El Banquete de Platón. Madrid, 2007
Estudios:
Luri, Gregorio, Introducción al vocabulario de Platón. Sevilla, 2011
Reale, Giovanni, Eros, demonio mediador. El juego de las máscaras en el Banquete de Platón. Barcelona, 2004
Rosen, Stanley, Plato's Symposium. New Haven, 1968 (reimpr. 1999)
Strauss, Leo. On Plato's Symposium; edited and with a foreword by Seth Benardete. Chicago, 2001 (y traducción española de Jesús Carracedo)
Suárez de la Torre, Emilio, «En torno al Banquete de Platón» Humanitas 54, 2002, 63-100
sábado, 7 de febrero de 2015
Kirby, Björling y Rodrigues
Yo ya no sé quién recomendó esto, pero se lo agradezco infinito: Emma Kirby canta este lamento de la ninfa de Monteverdi como si le hubiera pasado a ella.
Es una delicia poder leer la letra a la vez (salvo que las lágrimas, perlando los ojos -true story- te impidan leerla, que también puede pasar):
Esto lo ponía Noatodo:
Que también colgó esto maravilloso de Amália Rodrigues (y otra vez los ojos perlados -true story):
Es una delicia poder leer la letra a la vez (salvo que las lágrimas, perlando los ojos -true story- te impidan leerla, que también puede pasar):
Esto lo ponía Noatodo:
Que también colgó esto maravilloso de Amália Rodrigues (y otra vez los ojos perlados -true story):
viernes, 6 de febrero de 2015
Diccionarios de griego
Somos los números 1 del mundo en diccionarios de griego:
Tenemos el Diccionario Griego-Español (ahora en línea), el más amplio de la historia, aunque avance a un ritmo desesperantemente lento (al menos para los que lo vemos desde la barrera, claro, los que trabajan en él, con muy pocos recursos, se dejan los piños en ello, me consta).
Está en desarrollo el Diccionario didáctico interactivo griego-español que se va a convertir en la referencia didáctica. Espero que llegue a sustituir al benemérito de Pabón, que ya no da más de sí.
Es fascinante: mirad los apartados de familias léxicas, helenismos, la gramática.
Curiosead por ejemplo la entrada de λέγω (lego: «reunir - decir»).
Relacionado con él está el Diccionario médico-biológico, histórico y etimológico, de Francisco Cortés Gabaudán: una maravilla.
Además, tenemos el único Diccionario de Griego Micénico, de Francisco Aura Jorro, que está terminando la segunda edición.
Hasta hay un Léxico de religión y magia en los papiros mágicos griegos, de Luis Muñoz Delgado.
Yo os recomiendo además un proyecto que junta varios diccionarios, Logeion de la Universidad de Chicago: ahí están el DGE, el Liddell-Scott, el de Slater de Píndaro, y el Middle Liddell.
Tenemos el Diccionario Griego-Español (ahora en línea), el más amplio de la historia, aunque avance a un ritmo desesperantemente lento (al menos para los que lo vemos desde la barrera, claro, los que trabajan en él, con muy pocos recursos, se dejan los piños en ello, me consta).
Está en desarrollo el Diccionario didáctico interactivo griego-español que se va a convertir en la referencia didáctica. Espero que llegue a sustituir al benemérito de Pabón, que ya no da más de sí.
Es fascinante: mirad los apartados de familias léxicas, helenismos, la gramática.
Curiosead por ejemplo la entrada de λέγω (lego: «reunir - decir»).
Relacionado con él está el Diccionario médico-biológico, histórico y etimológico, de Francisco Cortés Gabaudán: una maravilla.
Además, tenemos el único Diccionario de Griego Micénico, de Francisco Aura Jorro, que está terminando la segunda edición.
Hasta hay un Léxico de religión y magia en los papiros mágicos griegos, de Luis Muñoz Delgado.
Yo os recomiendo además un proyecto que junta varios diccionarios, Logeion de la Universidad de Chicago: ahí están el DGE, el Liddell-Scott, el de Slater de Píndaro, y el Middle Liddell.
jueves, 5 de febrero de 2015
Más pintadas
Bueno, esto de poner pintadas de mi Facultad se va a convertir en un vicio. Aquí un símbolo que me imagino que quiere superar las diferencias de sexos, pero creo que me pierdo algo, porque los que hacen estas pintadas -ya veis que son de la línea lusista reintegracionista (no ponen ni «opresión» en gallego normalizado ni «opressão» en portugués, ni siquiera el opreçom que ponían estos mismos hasta hace poco) son feministas y contra lo heteropatriarcal.
Lo que me llamó también la atención es eso tan característico de estos de «no me queda más remedio que reaccionar», el complejo de víctima:
Lo que me llamó también la atención es eso tan característico de estos de «no me queda más remedio que reaccionar», el complejo de víctima:
miércoles, 4 de febrero de 2015
Luis Ricardo cantidubi
Lo de ayer venía a cuento de que en la lectura que estamos haciendo en clase del Banquete de Platón Sócrates me está resultando especialmente fascinante (o inquietante) en sus capacidades que no sé si son sobrehumanas o antihumanas. Quizá especialmente llamativa sea esa capacidad suya inmensa de atención, de concentración, de intensidad, de introspección.
Al principio de la obra, cuando ha liado al pobre Aristodemo para que se cuele en el banquete (ahí sí que se ve su hybris; y está lleno de ella, leo en Strauss, a ver si lo explica más adelante), va y empieza a quedarse rezagado y acaba dejándolo solo a la puerta. Esto es lo que cuenta un esclavo que manda a ver qué le pasa:
Y yo voy y me acuerdo de Luis Ricardo, un monstruo de mi infancia. Es que así yo no puedo: yo quiero la intensidad de la atención de Sócrates, no este picotear por todas partes.
Al principio de la obra, cuando ha liado al pobre Aristodemo para que se cuele en el banquete (ahí sí que se ve su hybris; y está lleno de ella, leo en Strauss, a ver si lo explica más adelante), va y empieza a quedarse rezagado y acaba dejándolo solo a la puerta. Esto es lo que cuenta un esclavo que manda a ver qué le pasa:
[dijo que] ἄλλον δέ τινα τῶν παίδων ἥκειν ἀγγέλλοντα ὅτι ‘Σωκράτης οὗτος ἀναχωρήσας ἐν τῷ τῶν γειτόνων προθύρῳ ἕστηκεν, κἀμοῦ καλοῦντος οὐκ ἐθέλει εἰσιέναι.’ (175a)
llegó otro esclavo y anunció: - Ese Sócrates se ha retirado al portal de los vecinos y allí permanece de pie. Por mucho que lo llamo, no quiere entrar (traducción de Fernando García Romero)
Y yo voy y me acuerdo de Luis Ricardo, un monstruo de mi infancia. Es que así yo no puedo: yo quiero la intensidad de la atención de Sócrates, no este picotear por todas partes.
martes, 3 de febrero de 2015
Pasear sin pensar
Tenía apuntado esto y lo he recordado, ahora que estoy con el Banquete, una obra en la que se resalta la intensidad de la atención de Sócrates, incluso mientras camina, a su búsqueda de la verdad. Es de la República: Glaucón intenta forzar a Sócrates a contestar y este le responde que le conceda solo una cosa:
ἔασόν με ἑορτάσαι, ὥσπερ οἱ ἀργοὶ τὴν διάνοιαν εἰώθασιν ἑστιᾶσθαι ὑφ᾽ ἑαυτῶν, ὅταν μόνοι πορεύωνται (458a).Shorey (1969) remite a Isocrates ἐν δὲ ταῖς ἐρημίαις οὐ βουλευομένους ἀλλ᾽ εὐχομένους (2.47), «en soledad no deliberan sino que imaginan lo que desean» y a una frase de Chesterton: “All feeble spirits live in the future, because it is a soft job” («todos los espíritus débiles viven en el futuro, porque es un chollo de trabajo»); y luego remite, respecto a soñar despierto, a Schmidt, Ethik der Griechen, ii. p. 71, y a Luciano Πλοῖον ἢ εὐχαί.
Déjame holgar, como los perezosos, que tienen la costumbre de dar asueto a su propia razón cuando van andando solos.
lunes, 2 de febrero de 2015
Pompa y circunstancia, de Ignacio Peyró
Pompa y circunstancia. Diccionario sentimental de la cultura inglesa es una maravilla. Son mil páginas sobre qué hizo grandes a los ingleses. Os lo recomiendo vivamente.
Vayamos por partes. Podéis empezar leyendo las primeras páginas en este pdf. Luego podéis echarle un vistazo a la entrada sobre Churchill.
A mí me gusta mucho el formato de diccionario temático (otros dos ejemplos excelentes: el Diccionario de símbolos del nazismo de Rosa Sala Rose y el Vocabulario de Platón de Gregorio Luri). El hecho es que los leo especialmente a gusto, entrada por entrada, a poquitos.
Yo a Ignacio Peyró no le conozco; solo he hablado con él dos veces por teléfono, a propósito de los dos artículos (uno y dos) que (ahora lo veo claro) con excesiva generosidad publicó en su revista. Solo por la voz parecía una persona excelente, extraordinariamente amable. Y por las fotos se percibe que es lo opuesto a la palabra «Mayo-del-68». Y el hecho es que este libro parece escrito por un señor mayor que descubrió a finales de los ochenta que ya nada volvería a ser igual, aunque Peyró entonces debía de ir todavía con pantalones cortos. Al acabar el libro hay una entrada ('Young fogeys' = 'jóvenes carcas') que da la clave: en su pose de «joven carca», cumple a la perfección el papel y nos regala un tratado fascinante en torno a eso inglés que cuajó ya antes de las grandes Guerras y que está en decadencia desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Por eso sería un poco estúpido por mi parte recordarle a The Smiths, Ricky Gervais, Mike Leigh o Armando Ianucci (por ejemplo cita "Yes, minister", una serie que tiene pinta de haber envejecido un poco mal, pero no "The thick of it", que es grandiosa, pero está en otro mundo de lo inglés).
Yo, por lo demás, cogería todas las entradas sobre tiendas, mermeladas, vinos y tweed y las convertiría en un libro aparte, algo así como «La guía del dandy con dinero en Londres». Exquisitamente editado, sobrio y a la vez lujoso (para el que supiera verlo), con exquisitas fotos (pero no deslumbrantes); ahí habría un gran libro para los que tienen dinero para ir visitando esos sitios. Si no, para pobres de espíritu (en el peor sentido de la palabra) como yo acaba siendo un poco cruel ese repaso de sitios inaccesibles, con mermeladas de naranja amarga únicas y zapatos comodísimos de 1000 euros.
Con eso se aligeraría el resto del libro, vamos, quedarían unas 800 páginas (poco para los que lo hemos disfrutado tanto) que son excelentes, aunque con algunas repeticiones. También a veces hay entradas, pocas, que se hacen un poco largas.
Echo de menos una entrada sobre Haendel. Va un poco en contra de la teoría repetida en el libro de los ingleses como pueblo poco musical, pero el hecho de que lo adoptaran y convirtieran su música en su banda sonora oficial es un grandísimo tanto en su favor. Por no hablar de cómo han mimado la música clásica, una auténtica devoción. Que luego no tengan un equipo de primeras figuras a la altura de los alemanes, italianos, franceses y austriacos es otra cuestión.
Yo pondría la traducción de términos como 'bespoke' ('hecho a mano', creo) y evitaría repeticiones de términos como 'jingoísmo', que no sabía muy bien a qué se refería hasta que lo busqué y la wikipedia me lo explicó. A veces cae en un cierto estilo anglicista, con traducciones literales sobre todo de adverbios en -ly (famously = famosamente).
Pero todo esto es por poner pegas, que tengo miedo de parecer demasiado elogioso.
Una pequeña broma. Esto es Slough, cantado por David Brent
Y el primer Slough, de John Betjeman, que es el que sí que recogió Peyró:
Lo que a mí me gustaría: estar el último día de los Proms cantando a voz en grito Rule, Britannia!
Vayamos por partes. Podéis empezar leyendo las primeras páginas en este pdf. Luego podéis echarle un vistazo a la entrada sobre Churchill.
A mí me gusta mucho el formato de diccionario temático (otros dos ejemplos excelentes: el Diccionario de símbolos del nazismo de Rosa Sala Rose y el Vocabulario de Platón de Gregorio Luri). El hecho es que los leo especialmente a gusto, entrada por entrada, a poquitos.
Yo a Ignacio Peyró no le conozco; solo he hablado con él dos veces por teléfono, a propósito de los dos artículos (uno y dos) que (ahora lo veo claro) con excesiva generosidad publicó en su revista. Solo por la voz parecía una persona excelente, extraordinariamente amable. Y por las fotos se percibe que es lo opuesto a la palabra «Mayo-del-68». Y el hecho es que este libro parece escrito por un señor mayor que descubrió a finales de los ochenta que ya nada volvería a ser igual, aunque Peyró entonces debía de ir todavía con pantalones cortos. Al acabar el libro hay una entrada ('Young fogeys' = 'jóvenes carcas') que da la clave: en su pose de «joven carca», cumple a la perfección el papel y nos regala un tratado fascinante en torno a eso inglés que cuajó ya antes de las grandes Guerras y que está en decadencia desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Por eso sería un poco estúpido por mi parte recordarle a The Smiths, Ricky Gervais, Mike Leigh o Armando Ianucci (por ejemplo cita "Yes, minister", una serie que tiene pinta de haber envejecido un poco mal, pero no "The thick of it", que es grandiosa, pero está en otro mundo de lo inglés).
Yo, por lo demás, cogería todas las entradas sobre tiendas, mermeladas, vinos y tweed y las convertiría en un libro aparte, algo así como «La guía del dandy con dinero en Londres». Exquisitamente editado, sobrio y a la vez lujoso (para el que supiera verlo), con exquisitas fotos (pero no deslumbrantes); ahí habría un gran libro para los que tienen dinero para ir visitando esos sitios. Si no, para pobres de espíritu (en el peor sentido de la palabra) como yo acaba siendo un poco cruel ese repaso de sitios inaccesibles, con mermeladas de naranja amarga únicas y zapatos comodísimos de 1000 euros.
Con eso se aligeraría el resto del libro, vamos, quedarían unas 800 páginas (poco para los que lo hemos disfrutado tanto) que son excelentes, aunque con algunas repeticiones. También a veces hay entradas, pocas, que se hacen un poco largas.
Echo de menos una entrada sobre Haendel. Va un poco en contra de la teoría repetida en el libro de los ingleses como pueblo poco musical, pero el hecho de que lo adoptaran y convirtieran su música en su banda sonora oficial es un grandísimo tanto en su favor. Por no hablar de cómo han mimado la música clásica, una auténtica devoción. Que luego no tengan un equipo de primeras figuras a la altura de los alemanes, italianos, franceses y austriacos es otra cuestión.
Yo pondría la traducción de términos como 'bespoke' ('hecho a mano', creo) y evitaría repeticiones de términos como 'jingoísmo', que no sabía muy bien a qué se refería hasta que lo busqué y la wikipedia me lo explicó. A veces cae en un cierto estilo anglicista, con traducciones literales sobre todo de adverbios en -ly (famously = famosamente).
Pero todo esto es por poner pegas, que tengo miedo de parecer demasiado elogioso.
Una pequeña broma. Esto es Slough, cantado por David Brent
Y el primer Slough, de John Betjeman, que es el que sí que recogió Peyró:
Lo que a mí me gustaría: estar el último día de los Proms cantando a voz en grito Rule, Britannia!
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