jueves, 11 de diciembre de 2025

La Biblia en latín de Álvaro Cancela

La biblia en latín. Una introducción, de Álvaro Cancela, un profesor de Filología Latina en la Universidad Complutense, es un libro que me hizo mucha ilusión ver que hubiera salido, porque es un tema central, que no se ha estudiado como merecía, al menos en España. Aunque la Biblia fue escrita en hebreo, arameo y griego, las traducciones al latín han sido capitales para la historia de la humanidad, desde todos los puntos de vista, no digo ya para la historia de Occidente o en concreto para la Iglesia Romana.

El autor explica muy bien la conformación de la Biblia, los distintos libros, la conformación del canon, las lenguas originales. Las traducciones latinas iniciales forman un conjunto que llamamos Vetus latina, al que dedica un buen espacio. Sobre ellas trabajó san Jerónimo, en lo que acabó llamándose Vulgata, un proceso muchísimo más complejo de lo que yo suponía. Toda la tradición medieval es fascinante, acumulándose capas de comentarios, glosas, correcciones, revisiones: buena parte de la historia de Occidente es la historia de la lectura de la Biblia latina, con ida y vuelta al original hebreo de buena parte del Antiguo Testamento y al original griego del Nuevo Testamento y a la traducción del Antiguo Testamento al griego, la de los Setenta, que se basa en un texto hebreo más antiguo que el que conservamos en la tradición judía manuscrita. Es todo de algún modo complejísimo y de otro modo fascinante.

Luego pasa a la repercusión de la imprenta, la centralidad de la Vulgata en la Iglesia Católica desde Trento, las ediciones que fueron saliendo hasta que en el siglo XX ha aparecido la Neovulgata, una nueva traducción, pero basada en la Vulgata, que se fija otra vez en los textos originales. 

El libro gana cuando entra en detalles, por ejemplo al describir la polémica entre san Jerónimo y san Agustín sobre el original griego o la traducción griega del Antiguo Testamento como bases de la traducción latina. También las imágenes y comentarios sobre ellas son excelentes. Quizá a veces se alarga un poco en algunos apartados y hay algunas repeticiones, pero el libro está muy bien en conjunto.

miércoles, 10 de diciembre de 2025

Diario I de José María Souvirón

Había leído en 2019, cuando salió el primer volumen del Diario de José María Souvirón, la crítica de José Luis García Martín, donde hace una lista de todo lo que le parece desviado de su ortodoxia, aunque reconociendo el valor del diario, a pesar de todo: me recuerda a los informes de la censura franquista, eran así muchas veces. Lo mismo hacen Juan Bonilla y José Manuel Benítez Ariza: lista de desviaciones del buen orden y absolución final. 

Hace menos leí la reseña de Enrique García-Máiquez, estupenda. Volvió a salir el nombre de Souvirón, aunque de pasada, en el Congreso que hicieron hace unas semanas sobre la feracidad del páramo en los años del primer franquismo. Así que me animé a leerlo.

Yo soy muy de leer Diarios, pero una cosa es querer y otra poder: el primer volumen es imposible de encontrar. Tuve que acudir a una de mis bibliotecas: me acabaron trayendo, de la de la Universidad de Extremadura en concreto, un ejemplar a la mía. Yo me las prometía felices, pero después de los tiempos de relajamiento del Covid, hemos vuelto a las normas rígidas del préstamo interbibliotecario: no se pueden sacar los ejemplares de la Biblioteca, así que ahí me he ido leyendo el libro, a ratos, en las mesas con los alumnos, saludando a los conocidos que me ven allí leyendo.

Me ha impresionado mucho este primer volumen. Logra algo que es fundamental en un diario: un tono, una voz que se oye hablar y es verdadera. Lo que dice tiene el aire de ser verdad: yo no soy notario, pero noto esa sensación en algunos diarios. Souvirón escribe pensando en que sus anotaciones se pueden acabar publicando, pero después de su muerte, lo que le permite un tono de confesión que impresiona. Vemos al hombre en un autorretrato descarnado: es un católico practicante, está separado y es consciente de que en conciencia no se puede volver a casar. Su mujer y sus hijos están en Chile: con ella no va a volver, con ellos no puede estar. Vive en un Colegio Mayor, solo, en una soledad que apena, aunque alterna con los mejores del grupo que podríamos llamar de la Falange: Luis Rosales y Leopoldo Panero sobre todo. Entre sus conocidos están Luis Felipe Vivanco, Pedro Laín Entralgo, Dámaso Alonso. Él está bien instalado en el mundo literario y sin grandes problemas con la realidad política circundante. Pero en lo hondo está su testimonio vital, un ser humano que cuenta sus ilusiones, sus motivos para vivir, sus fobias (me dio pena que una fuera el Opus Dei, que me parece que él ve como grupo enfrentado, con varios de los tópicos que se habían solidificado en los cuarenta: la ambición de poder, la hipocresía sobre el dinero. Me imagino que él identifica el Opus Dei con Calvo Serer y su grupo tradicionalista monárquico, estudiado muy bien en un libro de Onésimo Díaz y más recientemente en un artículo que está en línea y que da el trasfondo completo a estos diarios de Souvirón: la polémica entre grupos del régimen, que era cultural, era religiosa y era política). 

Yo me voy a conseguir el Cuaderno V, el único que está en venta y veré cómo hacerme con los demás. Si me los regaláis, me libraré de tener que leerlos de préstamo interbibliotecario en la Biblioteca de la Facultad.

martes, 9 de diciembre de 2025

Mis bibliotecas

Veo fotos de bibliotecas y me quedo pasmado: la de libros que tiene la gente en casa. Es ilustrativo vaciar habitaciones de difuntos. La mayoría de las cosas que uno va guardando sobran, no digo ya los libros, que se están quedando en objetos arqueológicos, ahora que muchos de ellos los encuentras en formato digital.

En mi habitación tengo unos pocos y desde hace tiempo me esfuerzo en que sean cada vez menos. De las dos baldas, una está ya vacía. En el despacho de la Facultad estoy haciendo también una limpia: tenía tres armarios y ahora tengo dos y aspiro a tener uno, con los libros de más uso, y ya está.

Mi biblioteca principal es la de Facultad y la de la Universidad en conjunto. Incluso se podría decir que mi biblioteca es la que me pone a disposición el Catálogo Rebiun, del conjunto de las bibliotecas universitarias españolas. Y luego está la Biblioteca Pública de Santiago, para postre.

Un dato clave, creo, es que jamás escribo en los libros, ni los subrayo, ni los maltrato: aspiro a que queden impolutos después de leerlos: no los quiero para mí. No es práctica general, lo digo por libros que he leído en segundo lugar después de que los compraran en bibliotecas públicas: siempre hay alguien que ha mojado la portada, o la ha torcido, o ha doblado bordes de página o ha puesto delictivos subrayados a lápiz, que me fastidian lo indecible. No sé si lo mío es virtud o roñosería. Lo de subrayar los libros de las bibliotecas públicas me parece un delito que merecería pena de cárcel, pero me refiero a mi actitud de no tocar ni siquiera mis libros: seguramente haya un fondo de pobretonería, de poca magnanimidad, aunque en realidad, al final, estoy orgulloso de ello, como se puede ver por esto que escribo. 

Lo digo porque yo no tengo que fatigar libros: yo los leo y algunos los releo, pero no los retrabajo. No soy un escritor, no soy un investigador independiente, que se tiene que hacer su biblioteca. A efectos prácticos, para mí es mucho mejor que estén en la Biblioteca de la Universidad: si me hacen falta, los vuelvo a pedir y ya está. Sí no, allí los cuidan. Las novelas, pues las vuelvo a buscar si quiero releerlas.

viernes, 5 de diciembre de 2025

Dos artículos paralelos

Han salido en  tres meses dos artículos míos, accesibles en línea. El último acaba de salir en una revista de la Universidad de Aveiro, Agora. Estudos clássicos em debate, un artículo que he hecho sobre las citas de Plutarco en la Segunda Parte de la Monarquía Mística de fray Lorenzo de Zamora, un erudito cisterciense a caballo de los siglos XVI y XVII,  que llevamos tiempo estudiando en un proyecto de investigación en el que estoy y del que he ido poniendo citas aquí en los últimos años

Ese artículo es más o menos paralelo de otro que hice sobre citas de Platón en la misma obra, que salió en septiembre en Archivo Teológico Granadino y que también tenéis en línea.

jueves, 4 de diciembre de 2025

La postilla

Hace dos sábados fui a andar, en atención a mi endocrino, durante una hora, entre la lluvia y la oscuridad, que son ambientes muy propicios para animar a la gente a salir de casa. Me había aconsejado un amigo ir con zapatillas de deporte, porque era bueno para la columna: en la primera curva de la Avenida de Coimbra pegué un resbalón y fue como un volar. No sé cómo, pero caí de culo y a la vez me raspé la rodilla izquierda. El pantalón se me rompió por ahí, un roto inarreglable que no me importó mucho: ese pantalón no merecía una muerte lenta. Justo llegó a mi lado un coche. Se interesaron por mí: cuando me aclaré de dónde estaba la horizontal les dije que no me había pasado nada.

Con el roto en el pantalón y seguro de que no me cruzaría con casi nadie, decidí seguir con el plan de andar una hora. Sangraba la rodilla, pero era superficial. Podría decir que las gotas de lluvia lavaban el raspón y quizá hasta no fuera inexacto.

Me eché betadine a la vuelta, no fuera a ser que tuvieran que amputar. Me quedó una postilla, que me ha entretenido estos días. Ayer conseguí arrancarla, dejando la piel para otra postilla menor, camino de la recuperación total.

Me acordaba de las que tuve de pequeño, tan entretenidas, esa costra que se va oscureciendo y deshaciendo por los bordes, con su, perdón, pus y esos raspones rojos. De pequeño era divertido, en cierta medida. Ahora es entretenido.

Justo en esa curva me caí, al lado de la ventana verde

miércoles, 3 de diciembre de 2025

Emmenez Moi

Oí la canción en una película francesa, Por todo lo alto, y me gustó. Yo a Charles Aznavour lo veía de pequeño como a María Dolores Pradera, cosas de gente mayor, rancias. Ahora me gusta mucho María Dolores Pradera y esta canción de Aznavour.
Os pongo un vídeo con imágenes de otra película, pero es para que leáis el texto traducido, donde pide que se lo lleven lejos, donde haga calor. Yo me iría unos días muy a gusto a algún sitio así, donde no haga frío y no jarree continuamente. Ayer hasta tuvimos un rayo y un trueno con un temblor de todo que daba miedo
 

martes, 2 de diciembre de 2025

Habitar mejor que acampar

Me ha tocado dar unas clases de Tucídides y ahí me he encontrado un pasaje sobre la vuelta a casa de los atenienses tras haber dejado abandonada su patria ante la invasión persa. Al llegar, de su ciudad quedaban unos trozos de muralla y algunas casas:

οἰκίαι αἱ μὲν πολλαὶ ἐπεπτώκεσαν, ὀλίγαι δὲ περιῆσαν, ἐν αἷς αὐτοὶ ἐσκήνωσαν οἱ δυνατοὶ τῶν Περσῶν

Las casas, las más, se habían caído; pocas resistieron, aquellas en las que se habían alojado los persas importantes (1.89.3)

Lo que me llamó la atención fue el verbo que he traducido como "se habían alojado", el aoristo eskénosan ἐσκήνωσαν, porque es fundamental en el Evangelio de san Juan, en el prólogo (1.14), cuando se dice que el Verbo eskénosen en hemín ἐσκήνωσεν ἐν ἡμῖν: con esto creo que queda más claro que mejor que traducir "puso una tienda de campaña / acampó entre nosotros", como hacen algunos, es habitó, en la línea de la Vulgata (habitavit in nobis). El paralelo de Tucídides muestra ese verbo usado para vivir en casas (aunque yo podría conceder el matiz de que los persas quizá se lo plantearan como alojamientos provisionales), pero no necesariamente la literalidad de estar metido en una tienda de campaña (skenóo σκηνόω es el verbo denominativo de skéne σκήνη, tienda de campaña). 

A los exégetas les tira mucho ver un paralelo con la tienda de campaña donde estaba la presencia de Dios en el desierto en el Antiguo Testamento, pero no hay que descartar entenderlo como lo hace la Vulgata. Ay, qué mal han hablado de la Vulgata tantos.

Todo esto, que Dios hecho carne "acampara" o "habitara", tiene muchas implicaciones en muchos aspectos. A mí me gusta ahora ver ahí lo de que se quedara a vivir entre nosotros.

En griego moderno sigue siendo así: esto es de una web donde venden tiendas de verano.