A la mañana siguiente, me acerqué a conocer la Galería de Colecciones Reales. Iba con cierta prevención y al final acabé confirmándola, con sensación de algo no logrado del todo, de una oportunidad perdida.
Podría haber sido un buen repaso de la historia de España, centrado en la monarquía española, pero prefirió ser un escaparate de lo que guardan los de Patrimonio Nacional Mucho tapiz, mucho arnés, cosas aburridas.
Empezaban con unas columnas salomónicas, no sé muy bien por qué, porque tampoco eran muy allá. Enfrente, un tapiz de Carlomagno, nada menos. No consigo encontrar más información de por qué estaba allí, tan destacado. Sale también Ludovico y Godofredo de Bouillon. No lo entiendo mucho:
A los lados, dos objetos del tesoro de Guarrazar. Así solucionaban los orígenes de la monarquía española, de un plumazo.
A continuación, Isabel la Católica, lo mejor del Museo, porque estaban las tablas de Juan de Flandes. Yo no recuerdo que hubiera nada de Fernando, su marido: debían de tener miedo a que nos acordáramos de lo del yugo y las flechas, debía de ser eso. También quedaba muy desdibujado Carlos I y en todos estos detalles creo que está el trasfondo, esa confusión historiográfica que es un retrato de donde está la oficialidad gubernamental respecto a la historia de España.
Justo aquel día habían acordonado la continuación, así que pasé a Felipe IV de golpe: resultaba que era el día que presentaban un retrato de Felipe II de Antonio Moro, en depósito del Museo de Bellas Artes de Bilbao: me crucé después con Miguel Zugaza, el director de Bilbao, y con Leticia Ruiz, la directora de allí.
De lo demás recuerdo cosas concretas, por ejemplo un retrato de Goya de la reina María Luisa, la mujer de Carlos IV. Es que ni siquiera de Wunderkammer valía la Galería. Por no haber, ni de las fábricas reales había casi nada. La sensación era como provinciana: parecía que gran parte de lo que estaba expuesto era un intento de mostrar qué extranjeros se trajeron los Reyes de la monarquía hispánica para quitarse el pelo de la dehesa.
El final era delirante: de Alfonso XIII habían puesto fotos de algunos lugares, también del extranjero, y libros infantiles de Victoria Eugenia. Y de lo más reciente, unos vídeos de la familia real y de Patrimonio Nacional y un tapicito de Pérez Villalta donde ponía "Constitución Española": qué cosa más ridícula:
Para que no penséis que todo me pareció mal, he de decir que la colección de libros era bastante buena y mira que es difícil que los libros sean interesantes, puestos abiertos por una página solamente, pero aquí sí, todos merecían detenerse a mirarlos.
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