Comenta fray Lorenzo de Zamora en el libro 2 de su Monarquía mística la actitud de los de la parábola que rechazaron asistir a la boda del hijo del rey:
Rústicos villanos que a mesa de rey y en casamiento de hijo y convidados y llamados y rogados, y que no vengan. Que guste más un zafio melenudo, tapetada la cara y hechas de sudor costras en la frente de uncir las mulas, echar en las alforjas la hogaza y caminar por medio de los yelos a los campos que ir al convite espléndido y abundoso que el rey tiene aderezado, que quiera más romper la nieve y hollar los charcos y pantanos que no ir al palacio real a pisar felpas, a gozar de las libreas y curiosidad de vestidos, de las músicas y hermosura de los aparadores, gusto por cierto descortés y villano, que quiere más el otro, alcalde de su aldea, estarse en el hogar asentado descamisando ajos que le hacen saltar las lágrimas de los ojos, engullendo migas y haciendo perder tierra al revino [?] que sentarse en las sillas tachonadas de oro, con flocaduras curiosas y respaldares labrados (431).
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