En el anterior viaje a Burgos, oí la segunda conferencia (aquí hablaba de ella) y en este de ahora, las dos últimas que José Jiménez Lozano dio, de un ciclo de cuatro, en 1996, en la Fundación Juan March: Paisajes interiores del siglo XVII: hay mucha Francia (y también hay España, como paralelo sobre todo).
Son una maravilla, el texto y cómo lo lee y qué está queriendo decir ahí, de esa manera tan sobria, sin levantar la voz. Con ellas creo que hizo uno de sus libros más admirables, Retratos y naturalezas muertas, del que hice hace años una reseña entusiasta.
La tercera conferencia se titula Las estancias y las cosas y habla de la relación que tenían con los objetos, más íntima que la nuestra. Habla de naturalezas muertas y bodegones y critica algunos de ellos por barrocos. De paso, me sorprendió que le pusiera pegas a los cuatro cacharros de Zurbarán. Creo que tiene algo de razón.
La última, Los susurros y las palabras, hace justicia a todos, pone en su lugar a los más grandes (como Pascal) y se refiere a los demás con cuidado, teniéndolos en cuenta a todos, aunque no todos estén a la misma altura y alguno, como Sade, sean monstruos.
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