Tenía guardadas varias conferencias de un ciclo que dio en 1996 José Jiménez Lozano, sobre el siglo XVII, en la Fundación Juan March.
En el viaje a Burgos me puse a escuchar la segunda, Los países de la fiebre, sobre la actitud ante la enfermedad. Se centró en sus franceses amigos: las monjas de Port-Royal, Pascal. Me emocioné oyéndolo: el texto era precioso y JJL lo leía con una delicadeza extraordinaria.
El centro estaba en el cuadro de Philippe de Champaigne. Señalaba JJL su carácter de exvoto, de documento y a la vez ponía el acento en la sonrisa esbozada de la monja que vivió el milagro, que además era la hija del pintor. Y citó en el texto lo que aquella monja, recién curada, que da testimonio del milagro, dice al final: se iterum offert, que se ofrece de nuevo a Dios, incluyendo también ahí la posibilidad de volver a caer en la enfermedad.
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