El primer miércoles (cuando es gratis) fue a la Kunsthaus de Zürich, y volví al siguiente. Es flojillo en arte antiguo y mejor a partir del XIX: todo depende de las donaciones que le han hecho los muy ricos coleccionistas de la ciudad, con sus gustos particulares (mucho arte francés y holandés, poco de lo demás), que hacen que haya un gran desequilibrio. Claramente no es un Museo que haya crecido orgánicamente, como el Prado o el KHM de Viena.
De la parte más antigua, en realidad tengo poco que contar. Por ejemplo un Bellotto que destaca por la precisión de los detalles. Es la Frauenkirche de Dresde que mira que se ha hundido veces, o la han hundido:
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