martes, 12 de septiembre de 2023

Tres días en Atenas 3 - La Acrópolis 1

Yo no había estado nunca en Atenas. Al acabar la carrera asistí a un curso de griego moderno en Tesalónica: escasísimo bagaje para un profesor de griego, mi conocimiento de la realidad física de Grecia. Yo leo textos antiguos y en puridad podría haberme muerto así: habría sido casi como el gran Wilamowitz, que me suena que fue por primera vez ya mayor, con la guía de Pausanias del brazo y sin que le convencieran mucho algunas discrepancias con lo que leía. 

La Grecia actual no es mi Grecia, aunque algo, y aun algos, tiene de mi Grecia. Me hacía muchísima ilusión visitar la Acrópolis, lo que más. Quizá también Delfos, que quizá alguna vez pueda conocer.

Me daba miedo el calor y fui a las 9, pertrechado de botellines de agua y con gorra. Me llamó la atención la especial supereminencia, valga la cursilería, del espacio de la Acrópolis: es como un polígono levantado alto sobre una llanura. Pasé primero junto al teatro de Dioniso: tantísimo depende la historia de la literatura de ese espacio que daría escalofríos a poco que uno lo pensase, pero yo estaba frío y calmado, observando el espacio, ahora más pequeño, y los asientos especiales de la primera fila. 

Pero me quedé poco allí, seguí caminando, pagué contento los 20 euros y entré en el recinto, subiendo por el camino, que este sí que era iniciático. Pronto tuve a la vista los Propíleos y el templo de Atenea Nike: era un poco irreal verlo de modo tan real, cuando toda mi vida lo había visto en fotos. Había una cola bastante grande: no importaba, Íbamos subiendo.


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