Si no eran ya bastantes emociones para un día, el primero que pasamos en Florencia lo cerramos con la iglesia de san Lorenzo de Brunelleschi, que no sólo hizo la cúpula más bonita del mundo, la de la catedral, sino que siempre resulta que es de una elegancia extrema, por ejemplo en esta iglesia.
Lo más gracioso de este viaje es que pasamos totalmente de la parte más Cinquecento del Renacimiento: ni Miguel Ángel (que tiene cosas muy importantes allí, en la Sacristía Nueva), ni Leonardo, ni Rafael. El Manierismo, mucho menos todavía. Nos bastaba y sobraba con el siglo XV (no todo: también eliminamos a Botticelli). Con todo eso, me quedé sin ver la biblioteca Laurenziana, que es mucho para quedarse sin ver, sobre todo por los manuscritos griegos. Bueno, así tengo motivo para volver.
Por fuera, san Lorenzo era ladrillo tosco, a la espera (llevan 600 años así) de recubrir todo de mármol.
Pero dentro, lo que Brunelleschi había visto en Roma lo aplica con elegancia suprema, un estilo no exactamente clásico, sino como "paleocristiano más o menos clásico" («¡hala lo que ha dicho!») resaltado por la piedra gris:
[Sí, las fotos buenas, de la wikipedia]
Es como una basílica romana. Al fondo, como siempre, la cabecera sin mucho sentido; en este caso con el órgano:
La sacristía vieja, de Brunelleschi, es impresionante en su sobriedad, un ejercicio de geometría resuelto en armonía:
[Wikimedia]
Lo más gracioso de este viaje es que pasamos totalmente de la parte más Cinquecento del Renacimiento: ni Miguel Ángel (que tiene cosas muy importantes allí, en la Sacristía Nueva), ni Leonardo, ni Rafael. El Manierismo, mucho menos todavía. Nos bastaba y sobraba con el siglo XV (no todo: también eliminamos a Botticelli). Con todo eso, me quedé sin ver la biblioteca Laurenziana, que es mucho para quedarse sin ver, sobre todo por los manuscritos griegos. Bueno, así tengo motivo para volver.
Por fuera, san Lorenzo era ladrillo tosco, a la espera (llevan 600 años así) de recubrir todo de mármol.
Pero dentro, lo que Brunelleschi había visto en Roma lo aplica con elegancia suprema, un estilo no exactamente clásico, sino como "paleocristiano más o menos clásico" («¡hala lo que ha dicho!») resaltado por la piedra gris:
[Sí, las fotos buenas, de la wikipedia]
Es como una basílica romana. Al fondo, como siempre, la cabecera sin mucho sentido; en este caso con el órgano:
La sacristía vieja, de Brunelleschi, es impresionante en su sobriedad, un ejercicio de geometría resuelto en armonía:
[Wikimedia]
No hay comentarios:
Publicar un comentario