Ya instalado en Florencia, pasado ya el día de excursión por Arezzo, me fui a andear por las calles y lo primero que vi fue gente que entraba en un patio: era el Palazzo Medici-Riccardi, que visité otro día por dentro. Entonces sólo me fui a mirotear las inscripciones que tenían puestas por las paredes, como una labor de patchwork:


Este era el patio:



Esto es una inscripción griega:

Una lápida funeraria romana, de Acabino Apolonio:

A Afrodisia, Afrodisio su padre, a su hija, lo puso (traducción literal):

Restos de relieves por las paredes:


Salí de allí. Vi una librería de viejo: nada de interés (no había librerías interesantes en Florencia). Llegué por la zona del Duomo y el Baptisterio se fueron creando campos de fuerza negativa de chinos (o japoneses o lo que fueran) en grupos que se paraban inopinadamente en medio de todo.

Entramos en la Basílica del Espíritu Santo, otro proyecto de Brunelleschi



Este era el patio:



Esto es una inscripción griega:

Una lápida funeraria romana, de Acabino Apolonio:

A Afrodisia, Afrodisio su padre, a su hija, lo puso (traducción literal):

Restos de relieves por las paredes:


Salí de allí. Vi una librería de viejo: nada de interés (no había librerías interesantes en Florencia). Llegué por la zona del Duomo y el Baptisterio se fueron creando campos de fuerza negativa de chinos (o japoneses o lo que fueran) en grupos que se paraban inopinadamente en medio de todo.

Entramos en la Basílica del Espíritu Santo, otro proyecto de Brunelleschi

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