No sé en qué medida tenía ayer, cuando hablaba -sin saber- de padres e hijos, metido en las entretelas de la mente Creo, un poema de mi amigo Javier de Navascués que leí hace unas semanas en la antología La luz se hizo palabra. Antología de poesía judeocristiana en España.
Es un acto de fe en forma de poema, del que pongo sólo la parte central. Me temo que ayer cometí un plagio inconsciente, pero si lo hace Pedro Sánchez y no pasa nada, también puedo yo, creo:
Es un acto de fe en forma de poema, del que pongo sólo la parte central. Me temo que ayer cometí un plagio inconsciente, pero si lo hace Pedro Sánchez y no pasa nada, también puedo yo, creo:
Puestos a creer, creo firmemente
en muy poquitas cosas.
(...) Luego vino mi mujer
y me sacó ciertas dudas sobre el matrimonio.
En esto creo también (más o menos).
(...) En cada cosa
hay un milagro,
un rescoldo limpio que me ayuda
y me seduce, a mí, seductor de pacotilla.
Creo además (...)
en el gran teatro de todos los días,
y en las mentiras de mis hijos.
Y ya que hablamos de hijos,
creo
en Dios
muy Padre y Señor mío,
que susurra de cerca
en medio de las cosas.
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