Esta parte del Museo, lo minoico, lo micénico (que es menos vistoso, al menos en «lo pequeño») y lo cicládico estaba bastante bien, por ejemplo este texto, muy interesante, que comienza con dos citas que documentan el cambio de gusto. De ser figuras feas, pasan a ser prodigios:
A mí me gustaban los de forma de violín:
Aquí toda una fila:
Muy ilustrativo también era el modo de mostrar en una copia cómo sería la posible pintura que tendrían, sobre todo en la cara y la posición en que estarían originariamente, no de pie, sino tumbadas. La pintura da miedito, igual que los originales de esculturas griegas pintadas de esos colores fuertes que los griegos les ponían. Así nos están convirtiendo en unos relativistas artísticos, pero bien, todo sea por la verdad de los hechos:
Esto es una figura de las más grandes encontradas. Materialmente no puede estar de pie, así que tiene que ser una estatua «yacente». Es una mujer, embarazada, con las manos sobre el vientre y restos de pintura en los ojos. Con todos esos datos, da bastante penilla, la verdad:
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