Uno de los ratos más intensos de este verano fue cuando estuvimos contemplando, muy despacio, el Tríptico de Covarrubias.
Estaba por supuesto, la escena central:
pero nosotros nos estuvimos fijando en las tablas laterales:
Yo hice muchas fotos. Algunas, a pesar de la altura del tríptico y del espacio limitado y de los reflejos, hasta me ayudan ahora a recordar cómo fue poder verlo todo de cerca, con calma, en aquel rato tan intenso:
En las puertas exteriores, la Virgen de la Anunciación y un Cristo atado a la columna (problemática iconografía conjunta, quizá)
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