Le he disfrutado cada palabra: qué bien, qué alegría de poder leer otro prólogo más (son siempre excelentes) y el relato de la noche de fin de año y, mejor todavía, de la mañana siguiente. Cada vez es algo parecido, pero siempre nuevo. Esta vez esa hormiga a la que escucha con atención, o los fuegos artificiales en la oscuridad, sin espectadores casi.
Y el título me parece grandioso. La portada será maravillosa, seguro.
Al leer esas páginas, caí en la cuenta de cuánto estaba echando de menos estos Diarios. Espero que este sea un volumen lo más gordo posible (que se calle de una vez García Martín). Va a ser en cierto modo doloroso, el año de la persecución en internet, que viví de cerca, sin saber de la misa la media.
Venga, copio de allí este párrafo y cambio dos cosas:
Fue entonces cuando oímos el estallido de unos cohetes. Los estaban soltando los vecinos, a unos dos o trescientos metros. Corrimos a la terraza. Hacía muchísimo frío. R. y G. salieron con una manta por encima, como pastores. Apagamos las luces. Era más fácil apreciar nuestra respiración que distinguirnos unos a otros. Los olivares y demás árboles eran como un gran abrazo negro, a pesar de la luna, una luna partida por la mitad, como se parte un pan, que alumbraba apenas con su luz en sordina. Los fuegos artificiales nos resultaron preciosos, tan exóticos. Oíamos el estallido huérfano de los cohetes y veíamos caer desde el cielo las ascuas sin fuerza, extinguiéndose mucho antes de llegar al suelo. No se oía más que ese trazo silbado y luego nada, el silencio. Tiraron muchísimos, para nadie, porque no parecía que hubiese nadie en ninguna parte, solo nosotros. A medida que pasaba el tiempo nos fuimos juntando todos, como pingüinos, para defendernos del frío, pero también para compartir la magia de aquel momento. Nos preguntábamos si les habría tocado la lotería, porque los cohetes salían uno detrás otro, “sin precipitación y sin descanso”, subiendo en fila como las bolas del champán, inagotables.
¡Deseando estoy!
ResponderEliminarImpacientes estamos. Y, sí, que sea gordo.
ResponderEliminar¡Qué delicia!
ResponderEliminarHombre, lo de "que se calle García Martín" me parece bien poco defendible. ¿Por qué no habría de tener derecho a expresar su opinión? Que éstos son otros tiempos que aquéllos no tan lejanos, se supone.
ResponderEliminarBueno, Anónimo, es mi manera brusca de pedirle a Trapiello que no haga caso de los repetidos consejos (a los que atendió, para nuestra desgracia) de García Martín de reducir los Dioarios a una tercera parte de su volumen.
EliminarNo me hace falta que me saques el espantajo del franquismo para eso.
Pues de una manera no brusca, diré que yo lamentaría mucho que GM hubiese de callar alguna vez. Sin ir más lejos, yo tuve noticia de la existencia de los Diarios de Trapiello por la nota en la que hablaba del primero de ellos, "El gato encerrado", cuando se publicó en 1990. Esa nota me hizo comprarlo y leerlo. Como tantas otras cosas. Es más: tampoco creo, dicho sea de paso que al propio Andrés ese silencio de GM le gustase.
ResponderEliminary usted ¿se callará alguna vez su enésima réplica innecesaria? no soy Andrés, ni Franco, pero me haría ilusión.
Eliminarjlc
Mil gracias, tolerante amigo, pero la Junta de Censura desapareció ya hace unos añitos; allí sin duda se hubiera encontrado usted la mar de "ilusionado", pero lástima, ya no es posible. Qué le vamos a hacer.
ResponderEliminarAnónimo, qué manía con reorientarlo todo hacia el franquismo. Yo ya expliqué que simplemente quería que García Martín no acabase influyendo en la decisión de hacer diarios más breves. Eso es todo.
ResponderEliminarY me parece bien, aunque un poco menos bien el modo de decirlo. Respecto a si el consejo en sí (lo de acortar, o quizá mejor no alargar, los tomos del Diario) es acertado o no, habría bastante que decir. Mi opinión personal, aunque me costaría muchas palabras argumentarla, es que más bien sí.
ResponderEliminarÁngel, gracias por avisarnos de este adelanto de ¨Seré duda¨. ¡Que salga pronto! Sea largo o corto, García Martín le pondrá sus peros y, como dice AT, se pondrá a cortar los pelos en tres. A mí todos los tomos se me han hecho cortos y la espera entre uno y otro, siempre larga.
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