Volví a visitar este verano la colegiata de Villagarcía. En la portería un jesuita de 90 años, muy majo. Había hecho el noviciado en Orduña (yo me acordé de Pedrito de Andía) y ahora seguía trabajando en un gran belén. Le dijimos que al final lo visitaríamos, pero no, ya no pudimos.
La Colegiata es una maravilla. Tiene una Capilla-Relicario muy armoniosa, un prodigio de delicadeza:
Mirad mejor esta entrada con fotos muy buenas, entre ellas esta de arriba.
Pero yo venía aquí en realidad a poner fotos de los libros clásicos que editaron allí en el siglo XVIII y la Gramática Griega de Petisco:
Luego vino la expulsión y esto se truncó.
Leemos esto y nos sentimos un tanto emocionados. Hemos escuchado muchas veces los relatos de nuestro padre sobre la Colegiata de San Luis, en Villagarcia. Él conocía a fondo todo aquello, su niñez y parte de su juventud transcurrieron allí. Su padre, Félix Cordero fue organista en esa Colegiata, y también lo fue mi bisabuelo Leoncio Prieto.
ResponderEliminarColaboraron en la conservación de ese patrimonio en aquellos años previos a la Guerra Civil del 36.
Enrique Cordero ( Bilbao) 4/marzo/2017