Teníamos en casa Joshua, un oratorio de Haendel y lo he oído últimamente en el coche casi hasta la extenuación. Una maravilla, como Rinaldo o Julio César en Egipto. No hay mucho en youtube, pero basta con que oigáis esto:
Hace poco di con un disco de Berlioz. Me daba no sé que saltar mi frontera, pero lo probé y qué maravilla La Infancia de Cristo, qué emoción:
Yo recomendaría seguirlo con el texto y una traducción española. Y voilà: en este enlace las tenéis.
Y buscando lo anterior he encontrado este comentario detallado con audios.
Luego me enteré de que con (¿ocasión de?) esta música se convirtió García Morente en Notre Dame.
Este curso sólo doy una clase colectiva. Hace unos años, un alumno adolescente o casi me comentó, a la salida de clase y sin que lo oyeran los demás, que, a veces, escuchando música "se emocionaba". Tuve que decirle que era "normal". Me ha pasado otras veces con otros alumnos (o alumnas, más precoces en esto también), y siempre me hace mucha gracia, claro.
ResponderEliminarTú comentas que has escuchado en el coche hasta casi la "extenuación". Bueno, tú sabes que no es malo, pero tengo algunos alumnos de clase individual a los que les he dicho que no se extrañen si, de vez en cuando, tienen como una fijación u obsesión con algunas canciones o músicas, que eso es normal. A veces me lo han comentado, que les ha ocurrido eso, con cierta extrañeza, si es la primera vez que les pasa. Bueno, también les he dicho que a sus profesores les pasa lo mismo, a veces. No me digas que el mundo de la música no es entretenido en todos los sentidos.
Un abrazo
Es una suerte poder estudiar música: yo lo noto como mi mayor carencia.
EliminarSiempre estás a tiempo, te lo digo por mi experiencia con adultos.
EliminarSí, Morente lo cuenta emocionado en su imprescindible "El hecho extraordinario", pero creo que lo oyó en su casa, por la radio, no en Notre Dame. El que se convirtió en la catedral, desde el ateísmo feroz, fue André Frossard.
ResponderEliminarYa se ve que lo había mezclado. No sé si también Claudel se convirtió en Notre Dame. Tengo un recuerdo vago, pero muy bueno, del texto de Morente.
EliminarY ya que has saltado la frontera, no te pierdas el Requiem de Fauré.
ResponderEliminarPermitidme sólo un comentario: Frossard se convirtió -según él mismo cuenta en "Dios existe, yo me lo encontré"- en una capillita del Barrio Latino, en la que "entró ateo, y salió cristiano". Estaba expuesto el Santísimo Sacramento. Fue Paul Claudel quien se convirtió en Notre Dame, cuando estaba apoyado en una columna (que aún hoy está señalada con un cartel explicativo del feliz evento sobrenatural). Y Morente, al escuchar "La infancia de Jesús" de Berlioz se convirtió también. Los tres estaban en París, y debió ser en fechas no muy distantes en el tiempo.
ResponderEliminarAhora me acuerdo de haber visto en Notre Dame el sitio donde se convirtió Claudel. Muchas gracias. Verónica
EliminarPor cierto, Ángel, siempre estás a tiempo para iniciarte en la música: sólo hay que tener tiempo, ganas, pasión y algo de buen oído. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarQuerido Ángel, siempre estamos casi en la playa.
ResponderEliminarY gracias por los enlaces, son maravillosos.
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