-¿Sigues leyendo a Trapiello? me preguntó un amigo el otro día. Y le contesté que no sólo seguía, es que justo esos días estaba leyendo Los vagamundos, que, ahora que lo he terminado, recomendaría como lectura obligatoria* si por una vuelta de la fortuna tuviera que dar clase de Literatura española contemporánea.
Iba leyendo y me entraban unas enormes ganas de releer Fortunata y Jacinta (una de las mejores novelas de la historia: pero casi nadie la cita ahora) o de volver a Baroja (es muy buena la reseña que hace del libro de Gil Bera) o de leer a los Machado con esos peros que realzan su grandeza. O de seguir alrededor de JRJ (las mejores páginas del libro). O de conseguir de una vez París, el libro de Gutiérrez Solana que me falta de leer. O volver a leer sobre el gran Vighi.
Y lo bien que sitúa a Chaves Nogales en unas pocas líneas**.
Sí, un gran placer este libro.
Y para mi lista de futuras lecturas, Enrique Díez Canedo.
Y aquí una reseña muy buena del libro.
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*Eso es lo que me diferencia de los de Babelia, que han puesto aquel manual que a mí me pareció tan malo como uno de los libros del año: de un manual así sales con la cabeza caliente y el criterio literario congelado (y sin ganas de leer nada nunca más). Pero del de Trapiello -que no es más que una recopilación de artículos- sales mejorado, con hambre de leer, habiendo recuperado una jerarquía más necesaria que nunca, ahora que hasta a un mediocre nos lo venden como el autor de la mejor novela de 2011.
**Acaba de salir una biografía que se me hizo eterna, de tan fallida; y mira que la autora había hecho buena labor con Chaves Nogales, desde aquellos volúmenes admirables de la Obra periodística completa, que ahora va a reeditar ampliados.
Yo también leo mucho a T. Tanto, que muchas veces he de frenarme para no olvidarme de que hay otros libros que merece la pena leer. Ahora precisamente tengo entre manos el tomo de sus diarios correspondiente al año 2000, La cosa en sí, con lo que pronto me pondré al día con el Salón. Y otra próxima lectura: El escritor de diarios, que hoy he recibido por correo tras comprarlo en una librería de viejo catalana. Buen blog, y feliz Navidad y todas esas cosas.
ResponderEliminarÁngel, de acuerdo contigo al cien por cien. El Babelia es desde hace años como esos pliegos del cartero comercial con las ofertas de refrescos del supermercado de la esquina. Va directamente a la bolsa del reciclado. Sus libros del año tienen todos fecha de caducidad. Sin embargo, la lista de los recomendados por T. es todo lo contrario, como bien dices, te impulsa a buscarlos en la biblioteca, en la librería de viejo o nuevo, o en Google Books.
ResponderEliminarYo estoy ultimando un opúsculo sobre el bueno de Chaves Nogales: "Chaves Nogales: de la preterición a la jartura".
ResponderEliminarGKC comentó cómo era la prensa española que apoyaba a la República en los 30; y posiblemente se refiriera al Ahora, que dirigió el sujeto éste. Dijo que bajo la capa de neutralidad y moderación de esta prensa se podía escuchar el aullido de un diablo.
Gracias, anónimo y feliz Navidad.
ResponderEliminarY muy bien visto, Mr. Quaker.
Y espero que gran curiosidad tu opúsculo, Balaverde; mi problema es que en España prefiero El País y en Inglaterra el Guardian, pensando lo que pienso. Son tan malos los otros (el Times y el Telegraph son muy, muy malos -lo pude comprobar- y no hablo de El Mundo o el ABC) que no queda opción. Y a mí Chaves Nogales me gusta mucho, qué le vamos a hacer.
Te voy a decir lo que ya sabes: me gusta muchísimo Javier Marías. Sus novelas están entre lo mejor que he leído en los últimos años. El éxito y la fama que tiene se la merece.
ResponderEliminarNo he leído "Enamoramiento", por lo tanto no me pronuncio sobre ella.
Abrazos felices.
Te entiendo, Ángel. Chaves Nogales escribe muy bien. Mi aspaviento viene contra la pretensión de hacerlo pasar por ejemplo de un pensamiento que, de haber predominado en España, habría evitado la Guerra.
ResponderEliminarEntiendo que el modo de ir dando una de cal y una de arena al lector con ciertas veleidades conservadoras o reaccionarias, es muy del gusto de quien se resiste a reconocer que uno de los placeres más gratos de la lectura consiste en ver corroboradas las propias opiniones. La de cal y la de arena también la da T. y por eso tiene tantos lectores más cautivos que cautivados. Porque dar una de cal y una de arena es sólo una forma poco sofisticada de secuestro mental que en este mundo, advierto que con notable éxito, se hace pasar por cierta objetividad.
Y dichas estas tontadas, lo importante: Te deseo una feliz Navidad.
Es cuestión de opiniones, pero... la mayor parte de las vidas se componen de cal y de arena. Sería mucho peor si fueran sólo de la una o de la otra. Y supongo que lo mismo pasa con los libros y las obras literarias. Ahora bien, la cuestión es acertar en sus mezclas y proporciones.
ResponderEliminarSuso, le he echado un vistazo a las votaciones de los críticos de El País y muchos citan a Marías, pero casi todos en los últimos lugares: solo uno lo pone en primer lugar. Mi impresión es que pensaban que 'tocaba' citarlo (es autor 'de la casa'), a nadie le entusiasmaba y al final ha quedado primero porque lo han votado poco, pero muchos.
ResponderEliminarBalaverde, al menos no es mi caso con Trapiello: creo que ha contribuido enormemente a mejorar el criterio en la literatura española, tan mal entendida por los profesores adocenados.
Otra cosa es su explicación de la Guerra Civil. El prólogo a la nueva edición de Las armas y las letras a mí no me convenció [mi opinión aquí], pero es que justamente con la Guerra Civil nos tropezamos con algo que creo que supera las categorías habituales de discusión: sigue siendo piedra de escándalo porque ahí se llegó a un punto de crisis total. A mí me gustaría un acercamiento tipo Girard a la cuestión, a ver si vamos superando por elevación los argumentos habituales.
Mi comentario se posicionaba contra tu "a un mediocre...". Para mí no es en absoluto un mediocre sino todo lo contrario, al menos el que escribio las magníficas "Corazón tan blanco", "Mañana en la batalla piensa en mí" y "Negra espalda del tiempo".
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