Pasé especialmente rápido por la primera parte, un montón de espacio dedicado al «sistema literario», etiqueta de gran éxito ahora, porque en vez de hablar de literatura puedes marear con el «marco histórico» o «de ideas», y como no eres historiador te da para generalizar y soltar frases de repertorio que apelen al nivel intelectual de los lectores de Público.
La gran «tesis» (aunque es una palabra que les queda grande) de historiografía literaria que «articula» el volumen es la siguiente: la MODERNIDAD (todo con mayúsculas), que, como todo el mundo sabe, es quitarse la Iglesia de encima, va avanzando inexorablemente: y eso se refleja en la Literatura. Existe la posibilidad de ser escritor de derechas y aspirar a un pequeño reconocimiento, pero sólo si uno no es católico: se puede ser hasta un poco filonazi (Ridruejo, Tovar, Torrente Ballester), pero al menos no tienes que ser católico.
Bien fácil, eh: y luego dicen que ser Historiador de la Literatura es costoso.
Y es admirable ver que acaba habiendo una etiquetita para cada escritor, bueno, malo o regular -mientras no sea católico, ya lo dijimos. No es por dar ideas, pero si esto -me refiero a nuestra situación actual- acaba en una revolución -no me pillaría de sorpresa, es lo bueno de ser reaccionario- con este libro se podía hacer bien fácil la lista de los susceptibles de ser «paseados» (y yo iría con ellos al paredón, por haber escrito esto); también puede ser útil como guia rápida para los que den premios oficiales, para que sepan a qué atenerse. Un ejemplo: Luis Alberto de Cuenca «ha sido director de la Biblioteca Nacional con un gobierno conservador» (p. 765) [=quieren decir: puede que sea bueno, pero cuidado, que le ha dado cargos el PP].
Después de ese repaso demorado -pero saltándome cosas- por montones de nombres, descubrí con pasmo que no me daba ninguna gana de leer a ninguno. Este manual será muy alabado en ámbitos académicos justamente porque es el perfecto «anafrodisiaco» de la literatura española. Lo digo así, con una imagen que pueda ser del gusto de los autores, por si por casualidad alguno de ellos llegase a entrar aquí, que lo dudo, porque aunque muestran un inmenso afán de controlar todo lo que se ha escrito, de dominar lo inabarcable del inmenso mundo literario actual, el hecho triste es que la realidad cibernética se les escapa: los espacios que dedican a los blogs -no sé por qué tienen que meterse también en ese jardín, quizá por ese mismo delirio de querer controlarlo todo- dan risa: dicen por ejemplo que las
«plataformas que los organizan son diversas -blogger.com, blogspot [no saben que blogger y blogspot son lo mismo]. worldpress [sic: con una 'l'] o boomeran- a su vez contienen en ocasiones enlaces a otras publicaciones literarias en papel y en versión on line, como Claves de razón práctica, Revista de libros, Granta o Eñe».Jordi, Domingo, tíos, no sois tan mayores: todavía estáis a tiempo de ver cómo funciona el «sistema literario» en la red. Pero quizá mejor no, que os vais a llevar el disgusto de descubrir que es inabarcable: ni canon ni leches a partir de ahora. Ni tú ni Ródenas vais a poder -por mucho que os jalee El País- decir quién va a estar a la izquierda o a la derecha del -por lo demás pequeño- Parnaso de las letras de España.
Ay, qué duro es imponer un canon por decreto. Y luego que venga uno que escribe en blogger ¿o era en blogspot?, y además un reaccionario ultracatólico y se atreva a criticar un libro de 1180 páginas después de haberlo mirado así, en passant: por encima.
*[Agarraos con el título] Jordi Gracia y Domingo Ródenas, Historia de la literatura española 7. Derrota y restitución de la modernidad 1939-2010, Crítica, Barcelona, 2011, 1180 páginas.
Pues sí, me dan ganas locas de leer (en passant, eh?) ese mamotreto
ResponderEliminarYo el mamotreto me lo ahorraré gracias a este perfil, y encima la cita sobre la blogosfera me dará mucho juego. Dos por uno. Gracias.
ResponderEliminarY digo yo, si la "modernidad" se restituye (esto es: vuelve "al estado que antes tenía" o "al lugar del que había salido") ¿seguirá siendo moderna?
ResponderEliminarJL
JL, se pasan el día jugueteando con metáforas y no se dan cuenta de que rompen el juguete a la primera.
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