miércoles, 22 de octubre de 2025

Hormigón fino y luz

Antes de irme de Madrid, quería ir a Misa -era domingo- y el que me trajo de Almodóvar fue tan amable de buscarme una, aunque venía agotado: yo soy muy de cumplidor, lo cual está muy bien para mí, pero no tan bien cuando les causa un esfuerzo añadido a otros. 

El centro de Madrid estaba ocupado por el desfile de las Fuerzas Armadas del 12 de octubre, así que la mejor solución fue ir al convento que en el norte de Madrid hizo un ya famoso Miguel Fisac (en la inscripción latina de la inauguración lo calificaban de "eximius"), que se había dado a conocer justamente por sus edificios religiosos. 

Os pongo primero la planta, para que os hagáis una idea. Son como dos triángulos (el gran coro para los muchos dominicos que había entonces y la zona de los fieles) unidos en el centro por el altar:

Me resultó muy interesante: impresionaba lo iluminado que estaba el altar y la centralidad que tenía, gracias a las luces del techo y las vidrieras laterales, que lo hacían todo más etéreo:


Quizá os hagáis mejor idea con una foto de la wikipedia:


Del medio pendía una cruz estilizada (la foto la hice desde el otro lado, el del coro:

Otra vez en la wikipedia hay una foto mejor de la pared del fondo:

Ahí se ven bien los cristales azules de varios tonos, al fondo. Lo que no me convenció fue la vidriera del otro extremo, que hacía de retablo, a su modo, circular, en la zona del coro de los dominicos: eran como una transposición no muy lograda de un estilo como de Rouault, pero sin emoción ni gracia. Más que otra cosa, las figuras tan confusas despistaban de la celebración de la Misa, o me despistaron al menos a mí.

Me volvió a llamar la atención, como siempre que voy a Madrid, la de gente que había, y mucha gente joven.  Me dio la impresión de un salto generacional: lo que representaba incluso esta iglesia es otra época, de gente que se está retirando ahora, si no se han muerto ya. Lo que viene no sé cómo será, pero no parece lo de la generación de en torno al 68. Yo me alegro.

A mí de todos los detalles arquitectónicos lo que más me gustó fue la fina estructura de hormigón de los voladizos, tan delicados: ahí sí que es un maestro Fisac. En Santiago tenemos un muy buen ejemplo en la marquesina del edificio del CSIC. Así es como era en Madrid:

6 comentarios:

  1. Es triste que hace algunos años se permitió que echaran abajo el edificio de "La Pagoda" de Fisac en la salida de Madrid camino de Barajas. Era una maravilla, muy escultórico. Toda la zona de Alcobendas, cuando se construyó la iglesia de los dominicos era prácticamente campo. Apenas se veían algunas casas "de la pradera", típicamente suburbiales de los norteamericanos de la base de Torrejón. A un paso de la iglesia de los dominicos había incluso un campo de béisbol. Quizá en una próxima visita a Madrid, si vas a la Complutense, podrías acercarte al edificio de "La Corona de Espinas", obra de Fernando Higueras.Por cierto, no sé si escribiste ya en tu blog sobre la película "El brutalista", ¿qué te pareció?

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    1. Pues sí que voy a ir a la Complutense, la próxima semana, pero creo que no me va a dar tiempo. No vi todavía "El brutalista", lo tengo pendiente.

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  2. El altar me recuerda mucho algunas escenografías del Parsifal de Wagner, con el precioso efecto de luz cargado de significado

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    1. Es interesante lo que dices: me hace pensar qué pretendía el arquitecto. No sé si desde el punto de vista litúrgico se trata de "dramatizar" lo que ocurre en el altar o no: es para pensarlo.

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  3. Gracias, Angel, una vez más. Mi experiencia como persona que asiste a la Eucaristía, especialmente, desde el coro es de recibir una explosión de luz en un espacio abierto. El inmenso crucifijo abraza desde la extensión de los brazos y, por detrás, reproduce las facciones de un hebreo. La inscripción neo-latina de la entrada es un precioso ejemplo de tradición en un barrio nuevo como Sanchinarro.

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