martes, 22 de julio de 2025

Universales del gusto

Supongo que tener un blog permite darse el gusto de decir lo que a uno le gusta o no, a un público más o menos amplio. Yo a veces digo aquí cosas que sé que no son muy del gusto general, unas veces porque me parece que son importantes, otras por dármelas de original, supongo. 

Hoy traeré otra opinión discutida, que mantengo firmemente: 

no soporto la quinta y la novena sinfonías de Beethoven.

El problema es que no me atrevo a afirmar que son una mierda. Dije el otro día desayunando que no me gustaban y me criticaron, como si fuera un universal que ambas sinfonías son una cima del arte y el problema es mío si no me gustan. 

Desde entonces estoy perplejo preguntándome qué tendría que hacer para arreglar este bucle en el espacio-tiempo.

9 comentarios:

  1. Es una opinión minoritaria, sin duda, pero no me sorprende del todo. Creo que hay algo que une a esas dos sinfonías. Me lanzo, hablando quizá por encima de mis posibilidades: si la creación artística es una tensión entre voluntad e inspiración (o esfuerzo e intuición, si se prefiere), hay obras donde predomina más una que la otra. En Mozart suele reinar lo segundo. En cambio, estas dos sinfonías de Beethoven me parecen ejemplos extremos de lo primero: no parten de ideas musicales especialmente sublimes —de hecho, su material temático es bastante sencillo—, pero la genialidad de Beethoven consiste en transformarlas, con una voluntad casi titánica, a martillazos, en obras maestras. A mí me gustan mucho, me llenan de alegría y vitalidad, pero dejan mi espíritu bien pegado a la tierra, agitado, quizás, pero no elevado a la contemplación de la Belleza.

    Es mi interpretación, seguramente muy discutible :)

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    1. Pues te agradezco tu interpretación, que me ayuda a situarme mejor respecto a Beethoven.

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  2. Me parece muy interesante el anterior comentario, pero también entiendo y , en parte coincido, con Ángel. Hay obras musicales que de tanto oírlas las acabas aborreciendo, eso ocurre con el primer movimiento de la quinta y la oda a la alegría de la novena, pero también me ocurre con el primer movimiento de la sinfonía cuarenta de Mozart o algunas partes del Cascanueces de Tchaikovsky,y cuando llega el Danubio azul en el concierto de año nuevo , apago y me voy. Si no te gustan esas dos obras de Beethoven pues lo dices y te quedas tan a gusto, a mi , por ejemplo, la Septología De Fosse me parece un pestiñazo, me la compré influenciado por este blog y no pasa nada. Aquí paz y después gloria.

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    1. Sí, algo de eso debe de ser, de tan conocidas como son. Es curioso lo de Fosse: o lo amas o lo detestas.

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  3. Me parece normal y no es algo extraño. Cada escuchante tiene su bagaje y en parte está condicionado. La edad también cambia los gustos musicales. Bueno, eso me pasa a mí.

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    1. Yo antes oía más a Mozart, al que no oigo casi ahora. Sigo con Haendel y Bach. Lo mío con Beethoven es un intento continuo de que me guste, sin acabar de lograrlo.

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  4. Hace poco más de un año se habló aquí ya de la Novena de Beethoven y yo conté mi experiencia con ella.

    https://compostela.blogspot.com/2024/06/ludwig-van-beethoven-25-scottish-songs.html

    Hoy insistiré aún más en las enormes diferencias que puede haber en las interpretaciones de obras clásicas, depués de haberme pasado la vida escuchando música y yendo a conciertos. Cuando se dice "no me gusta tal obra", para mí no se ha dicho apenas nada. Para conocer una obra hace falta haberla escuchado en 2 o 3 docenas de interpretaciones diferentes y tanto en disco (con hi-fi de la buena) como en concierto a grandes orquestas.

    Oír la sexta de Beethoven en disco a una orquesta de tercer o cuarto o nivel dirigida por un director de tercera o cuarta zona en la radio el coche, por ejemplo, y oírla en una gran sala de conciertos a la Filarmónica de Viena dirigida por un Haitink o un Giulini, no es en absoluto la misma experiencia musical.

    Para mí sólo se puede decir que las sinfonías de Beethoven no nos gustan cuando se han escuchado en las mejores versiones y en las mejores condiciones posibles, cosa que es difícil de hacer si no se tiene la suerte de vivir en una gran ciudad y poseer una buena colección de discos.

    Sobre las dos sinfonías de las que se habla, yo aconsejo siempre a quienes no les gusta la Sexta que escuchen la mítica (y mística) grabación que hizo de ella Bruno Walter con la Columbia Symphony Orchestra en los años 50 (uno de los más bellos discos que yo conozco). Y a quienes no les gusta la Novena, otra interpretación mítica, la de Furtwaengler el 19 de abril de 1942 con la Filarmónica de Berlín en un concierto dado en honor de Hitler por su cumpleaños y al que asistía no sólo él sino toda la jerarquía nazi - concierto que Furtwangler no pudo evitar (como había hecho con otros conciertos oficiales ante dirigentes nazis). Para protestar de la única manera que podía hacerlo, Futwaengler hace una interpretación apocalíptica de esa obra, con una rabia y una violencia alucinantes que ponen los pelos de punta (alguien ha hablado de una interpretación "dantesca").

    Comentando el disco de ese concierto, que fue publicado en 2004 (y que yo encontré hace unos años por 1 euro en uno de los tres rastros parisinos - les Puces de Montreuil) el gran crítico musical Harry Halbreich escribió a propósito del primer movimiento de la sinfonía: "Nadie se ha aproximado a Furtwaengler en ese estallido terrorífico de fuerzas cósmicas".

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  5. Cuando alguien me dice que no le gusta el Beethoven "sinfónico" yo siempre le pongo esta obertura:

    Beethoven, Egmont op.84, Overture

    Münchner Philharmoniker · Christian Thielemann

    https://www.youtube.com/watch?v=hqxGJH9HjVU&list=RDhqxGJH9HjVU&start_radio=1

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