Vi que Thérèse Desqueyroux estaba en la Biblioteca de la Universidad, vi que era de Letras Universales de Cátedra y me decidí, aunque con temores, por lo amantes de los espoilers que son en esa colección. La cosa es que Mauriac está casi todo en ediciones antiguas, de los años cincuenta y sesenta, que no me gustan nada. Ahora acabo de ver, demasiado tarde, que ha salido en una buena edición, demasiado tarde, ay, porque resultó que el ejemplar de la Biblioteca estaba subrayado a lápiz (le cortaría una mano al que hace algo así con libros que no son suyos) y me tuve que leer la novela rabiando, sin mirar las notas a pie, aunque sin querer vi la primera y ya se cargaba buena parte de la posible tensión narrativa. Todo así.
El hecho es que no me ha gustado: laboriosa de leer, perdiéndome en quién habla en cada momento, sin tener muy claro por dónde iba y sin comprender el peso que se da a las tesis de la novela, básicamente la cárcel que representan los convencionalismos en las familias burguesas, algo que habría que fundamentar un poco mejor, digo yo, para que no suene a excusa fácil.
No simpatizo con la protagonista, no sé de qué va. No me vale el Basado en hechos reales. Solamente puedo salvar el paisaje que rodea a los personajes: las landas, los pinos, las moscas, la soledad, el silencio, el ambiente. Pero el cogollo, no sé, no.
Anda, así que ¿lo de los spoilers es marca de la casa de Cátedra? Yo le había echado tal vez injustamente la culpa a Carlos Villar Flor por las notas al pie de la trilogía de Espada de Honor, que son enormemente fastidiosas en ese sentido.
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