Terminé de leer El Señor de los anillos y ha sido una alegría, recordando como recordaba solamente y a grandes rasgos la trama general, porque la última lectura anterior la hice hace quizá treinta años.
Ha habido muchos pasajes en los que me he emocionado, para mi sorpresa. He disfrutado más de las páginas de alegría que de las demás, por ejemplo el capítulo Las casas de sanación.
Recordaba la impresión que me produjo la primera vez que leí sobre la vuelta a la Comarca, la tristeza que sentí. Ahora es una impresión que abarca el conjunto del libro: lo leí como un libro elegiaco, aunque el paso de un mundo encantado a otro también grandioso, el del rey Aragorn en Gondor y Sam Gamyi en la Comarca, es todo menos elegiaco, pero lo he leído todo con un sentido escatológico, como de fin del mundo, quizá porque estoy en ese marco mental ahora.
Sam es un personaje que me ha llamado especialmente la atewnción. Estoy leyendo a la vez las cartas de Tolkien, donde habla en un momento del "Tommy"*, el hombre común que luchó en la Guerra Mundial: ese es Sam, que tiene rasgos de Sancho Panza, todos positivos: la tozudez, la fidelidad al amo, la conciencia de servicio al superior. Sam no es un gobernador fracasado, a diferencia de Sancho, siendo ambos buenos gobernantes. Grandísimos personajes los dos, cada uno a su modo.
La figura trágica es Frodo, el torturado, el herido, el que se arrastra y es dominado por el mal, pero que es salvado al final de sí mismo por haber ejercitado la compasión.
Los Puertos Grises es un episodio que a mí me entristece mucho, pero supongo que también es de esperanza, de la más de fondo, la más profunda.
[*"deep sympathy for the 'tommy', especially the plain soldier from the agricultural counties", Letters 2023, 76. "Cert. Sam is the most closely drawn character, the successor of Bilbo of the first book, the genuine hobbit 151]
A mí lo que más me gusta es la muerte de Boromir.
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