miércoles, 15 de mayo de 2024

Rosa Krüger de Rafael Sánchez Mazas

Rosa Krüger venía precedida de su fama, pero el hecho es que me costó leerla. Al final cogí ritmo y todo lo que fatigosamente se había ido poniendo sobre el tapete empezó por fin a cuadrar. La novela termina muy bien y salva todo lo que me resultó menos grato en otras partes.
Al final de la edición de Encuentro hay unas notas de Rafael Sánchez Mazas que dan claves alegóricas de toda la novela: resulta que, según eso, es como una historia de la humanidad con base en la literatura y el pensamiento, básicamente griegos. Sería interesante, y laborioso, emprender un estudio de la novela con esas claves, pero material hay de sobra, además de algunos artículos sobre aspectos particulares
Ya digo, en conjunto no me convence mucho: no soy muy de alegorías y esta novela parece que se sustenta en un arco alegórico.

Por traer algo aquí, este párrafo de la última parte, cuando el protagonista se dirige por fin a Alsacia. Es el periodo de entreguerras:
Pasaron pueblecitos nuevos, rojos, verdes, blancos, todos iguales de la Francia reedificada, cementerios de guerra con sus polinomios y calvarios interminables de crucecitas grises, y sobre el cielo cables, discos, cabinas, de vez en cuando los perfiles colosales de una industria gigante, y en el suelo vías lucientes que se dividían y multiplicaban en prestidigitaciones casi líquidas de rayas de líquido acero. De vez en cuando, anchas corrientes de agua, con perfiles de boscajes verdes y lentas barcazas a remolque, bajo cielos altos y volubles, de nubes violetas, rosadas, verdosas errando por una altura rasgada de aberturas azules (270).

Esto es la portada de la mítica edición original, de Trieste, de 1984:


 Yo he leído la edición de Encuentro:

3 comentarios:

  1. Estamos ante una novela fragmentaria y no terminada, escrita desde la estética de las novelas eróticas de Alberto Insúa y, cuando menos desde mi óptica, Herman y Dorotea de Goethe, cuyo impacto en la España de estos primeros años del siglo XX era notable. Conseguí de casualidad la primera edición en un puestecillo del campus de la Ciudad Universitaria. Me encantaron los relatos homéricos, como el de Penélope, que en buena manera prefigura la Dama Egeria en Joan Perucho.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, el relato de Penélope es extraordinario: me gustó un montón. He estado leyendo tus artículos sobre Rosa Krüger, por cierto. Es más interesante la novela como proyecto, como idea, como recolección de influencias que en su resultado final, que por otro lado no hay que juzgar mucho por que es eso, una novela no terminada.

      Eliminar
  2. Liliana Ferlosio dice que "Rosa Krüger es el borrador de una novela". Es cierto que le faltan siete episodios (que se extraviaron). Pero, según el primer editor, parte del manuscrito fue notablemente revisado por Sánchez-Mazas. "Lo publicado [...] respeta íntegramente el manuscrito", según Andrés Trapiello. No se ha retocado nada. El estilo está cuidado de forma excelente. Yo diría que la novela es redonda. En cualquier caso, no es un boceto ("proyecto o apunte general previo a la ejecución de una obra artística"), sino una obra artística ejecutada. Me imagino a Sánchez-Mazas pensando: "¡No la toques ya más, / que así es la rosa!"

    ResponderEliminar