De vuelta el Jueves Santo, otra vez me dejó perplejo en los oficios Lavatorio de los pies. Primero leí otra vez el Libro de la Pasión, de Ibáñez Langlois y allí estaba esto:
Y luego en los Oficios resultó que lavaron los pies a unos niños: puro anticlímax, no tengo otra palabra.
El Viernes Santo fuimos al santuario del Corpiño. Celebraron los Oficios con muchísima piedad, el sacerdote, los que ayudaban, todos los que asistían. Al final nos quedamos un rato a un Via Crucis viviente que hicieron con mucho cariño. Eran un montón de personajes:
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