He leído Catábasis: el viaje infernal en la Antigüedad, de Miguel Herrero de Jáuregui. Me ha impresionado mucho, las casi 500 páginas que ocupa. Es una monografía sobre los viajes al mundo de los muertos en la literatura griega y latina, llegando hasta algunos textos cristianos del final del mundo antiguo. Catábasis significa "marcha hacia abajo" y el autor parte de esa noción de viaje, de bajar al mundo inferior, que por lo demás es problemática en el mundo antiguo, donde se cruza con otras de viajes horizontales, a lo que está "más allá" (y esto casi no lo menciona en el libro) o incluso en los cielos.
El libro es apasionante de leer, al menos si te sitúas un poco con textos como el viaje al Hades de Ulises en la Odisea o su paralelo en la Eneida, o las laminillas de oro órficas, pero yo también lo he disfrutado con textos que no conocía, así que me imagino que pasará igual con todos los textos.
Fruto del trabajo de muchos años, que fueron resultando en artículos que iba publicando en revistas científicas importantes, aquí ha querido hacer un esfuerzo de acercamiento a un público más amplio, sin caer en la simplificación ni en la frivolidad. Lo central es la lectura muy detenida de los textos claves, que conforman lo que el considera una tradición "catabática", de viajes de descenso al mundo de los muertos, sin que haya uno concreto que sirva de modelo (concretamente el de Ulises es muy poco "canónico", siendo el más influyente) porque además resulta que los que podían parecer más canónicos no están bien documentados, por ejemplo el de Heracles o incluso el de Orfeo, mejor recogido por fuentes latinas que en las griegas.
Hay así una tradición compleja, que puede aflorar también en episodios que en principio no son de viaje al mundo de los muertos, pero que sí que tienen algunos de esos elementos típicos de las catábasis. Así, la expedición que emprende Príamo para recuperar el cadáver de su hijo Héctor tiene muchos elementos de la tradición catabática sin ser realmente una catábasis, o también el episodio previo en que Héctor queda sin aliento en la lucha.
También es catabático el inicio nada menos que de la República de Platón, que empieza con esa palabra en concreto, en realidad el verbo κατέβην, "bajé". En el libro se le dedica mucho espacio a Platón, y con justo motivo, por todo lo que se refiere al más allá en esos mitos tan impresionantes que incluye en sus diálogos. También el autor saca consecuencias del modo de entender en la tradición general los elementos políticos de esas descripciones del más allá, con datos muy ilustrativos.
Yo llevo unos días que me voy dando con elementos de viaje al mundo de los muertos en los sitios más insospechados, por ejemplo Decadencia y caída, la primera novela de Evelyn Waugh.
Una delicia este libro, sobre todo para desde una óptica de filólogos. Este libro no lo ha hecho un historiador, que quizá empezaría con una geografía, un viaje canónico, una historia: aquí vamos leyendo textos y entrando en ellos. Lo que va emergiendo es un retrato complejo, pero fascinante. Os lo recomiendo vivamente:
Lo tengo, felizmente. Pero tristemente mis urgencias me habían despistado. Gracias por esta reseña que me redirige al buen camino.
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