El viernes llegué justo para comer a Valladolid y me encontré que en el centro de la ciudad habían hecho un día sin coches: me fastidió todas mis previsiones, ese buenismo malo que tanto se prodigan en exhibir nuestras autoridades. Corriendo, aparcando en el quinto pino, pero pudimos tener una comida agradable y yo llegar a las clases sobre Antígona de Sófocles que tenía allí.
Acabé las clases y me fui a Burgos. El sábado fuimos a recoger a mi madre, que estaba en su pueblo. Pasamos a visitar a una amiga de mi hermana a Santillán del Agua, donde vimos una pila bautismal antiquísima, cuadrangular.
Me llamó la atención el coro, muy pequeño y aire antiguo:
Le hice una foto a una pared de adobe, también:
Por haber ido por allí, acabamos cruzando el valle del Arlanza, el cogollito de Castilla, pespunteando un poquito el otoño algunos árboles primeros.
Comimos en la casita que tiene mi madre en Hacinas: alubias muy buenas y unas croquetas jugosas y tomate de la amiga de mi hermana. Hacía un día maravilloso de sol, de esos en que no brilla y no quema. Por la tarde recorrimos el pueblo por calles y caminos por los que yo hace muchos años que no pasaba: la fuente donde cogíamos agua, el gran pino bajo el que buscábamos piñones. Enfrente, el pequeño cementerio detrás del castillo donde tengo unos cuantos familiares enterrados. Mi madre me señalaba plantas, por ejemplo los escaramujos. También salieron dos palabras nuevas: arranarse (desfondarse un tejado) y piugos (calcetines bastos, para trabajar).
Por un lado se veía la Sierra de la Demanda, por el otro, la peña de Villanueva, tan solemne:
El domingo estuvimos en Burgos. Lamentablemente, perdimos al parchís. Fuimos a la iglesia de san Lorenzo a Misa: sigue como estaba siempre.
En el viaje de vuelta oí en Radio Clásica (qué lastima que se acabe la programación de verano), un programa precioso sobre el viaje del músico Francisco Guerrero a Tierra Santa a finales del XVI. Luego hubo otro programa muy bonito en torno a las 36 vistas del Monte Fuji de Hokusai: música sobre Japón y música clásica japonesa de corte occidental.
Y así fui volviendo a Santiago. Me iba acordando, viendo los montes de Lugo, de las praderas de montaña que vimos en Suiza: un verde más brillante.
Anda, primera vez que escucho "somormujo" como nombre vernáculo de una planta. ¿Sabrías describírmela?
ResponderEliminarMe confundí: es el escaramujo, lo que llamábamos de pequeños tapaculos
EliminarAh, bueno, tiene más sentido ya; gracias por la aclaración.
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