Pues lo he confirmado: es un libro muy malo y lo peor es que hace peores a los dos anteriores. Uno se pregunta si entendió mal al personaje de Lorenzo. En el Diario de un cazador, sobre todo, era una persona fundamentalmente cabal, con sus defectos y atajos, pero cabal, que llegaba a una plenitud emocionante en contacto con la naturaleza, cazando. En el Diario de un emigrante ya empieza a vérsele una ambición de riquezas que tapa lo mejor de sus cualidades. Aquí, es un pre-jubilado, de 60 años, de vuelta a Valladolid, cuya mayor ambición es participar como "sufridor" en Un, dos, tres:
En cierto modo es un retrato de esa España tan rastrera, tan de televisión y bingo: en eso se han convertido Lorenzo y Anita. La novela no tira, es floja y ya está, como lo fueron las últimas de Galdós, que también fue un gran novelista. Una pena.
Sí, Diario de un jubilado es un bajonazo total. Una pena.
ResponderEliminar