Llegué tarde a Burgos, tras la presentación de Valladolid. No había sitio humano donde aparcar, porque había conciertos cerca. El sábado llevamos a mi madre al centro, a un concierto en el que cantaba mi sobrina mayor, que es muy maja: estaba todo lleno de gente y además había de grupos de peñas; gente vestida igual y con blusones y pañuelos. Iban con charanga y era todo bastante insufrible.
Nos fuimos de paseo por otras partes del centro y le dimos una vuelta a la Catedral, siempre muy coqueta.
Nos paramos en la puerta de la Coronería, que es donde acaba la Escalera Dorada. En el centro está Cristo y la Virgen y san Juan le ruegan de pie:
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