Hace unos años hice un artículo sobre Santiago Usoz, un catedrático de griego en Santiago entre 1850 (copié aquí una carta de cuando llegó) y 1867 (de un año después es un discurso que dio, con ideas interesantes de las que recogí una cita de un texto). El artículo completo lo tenéis en academia.edu o researchgate.net (aunque os tendréis que identificar).
Yo había encontrado un expediente sobre un conflicto que tuvo con dos alumnos, que se enconó hasta el punto de que llegó a las manos con uno de ellos. Es un episodio curioso y me pareció que merecía la pena recoger el expediente entero, porque era un testimonio muy vivo de cómo era la vida académica. Lo mandé a una revista y, después de muchos líos involuntarios, acaba de salir: lo tenéis entero en pdf en la web de la revista. El cogollo es este:
entró don Aureliano Pérez y Pérez pidiéndole explicaciones por el hecho de no incluirle en la lista de admisibles a exámenes ordinarios, calificando de arbitrariedad el uso del derecho del profesor; que reconvenido por el señor Usoz se retiró con alguna resistencia y que luego oyéronse voces en la galería dirigidas a dicho señor llamándole animal y algunas palabras griegas aunque sin sentido injurioso. Que luego que salió de la cátedra se acercó a él el alumno don Joaquín Feijoo Taboada reconviniéndole por el mismo hecho de no ser puesto en lista, y le dijo que no podía juzgarle ni saber si era un sabio o un animal, y a las palabras del señor Usoz diciéndole que aquel no era lugar de pedir satisfacción, dijo a otros que el que la quisiera obtener de dicho señor, que podía pedírsela en otra parte; que por la tarde en el paseo de santa Susana le gritaron y tiraron algunas piedras, y que yendo al anochecer de aquel día acompañado del señor Luanco por calle de Viasacra, se le acercó don Aureliano Pérez y Pérez quien dirigiéndole expresiones inconvenientes le acometió y agarrados estuvieron, aunque sin hacerse daño, hasta que el señor Luanco los separó auxiliado por los señores don Antonio Novoa y don José Varela López que a la sazón por allí pasaban.
Conseguí seguir la trayectoria posterior de los dos alumnos más implicados, con miedo de que hubiesen acabado mal, pero a pesar de ser expedientados llegaron a terminar la licenciatura; por su parte, el profesor Usoz se fue al año siguiente a Salamanca: de él quedaban ecos cuando Unamuno llegó allí, a la misma cátedra; veía a Usoz como el ideal del buen protestante (sin serlo), quizá porque sabía que era hermano de Luis Usoz, protestante significado y el editor de los principales protestantes españoles del siglo XVI.
Me parece muy mal que del "cogollo" de la cuestión que de tu artículo traes al blog hayas excluido la frase genial de "es necesario que nos rompamos la crisma"... menudas se las gastaban en Compostela.
ResponderEliminarMe ha hecho bastante gracia leer en la nota al pie lo ecléctico de los estudios en que se fue matriculando posteriormente mi paisano Aureliano; aunque bueno, sin presentarse nunca a los exámenes, bien podría...
Sí, es la mejor frase. Por otra parte, está ahí toda la cuestión del honor, los duelos, darse reparaciones en la honra. Es muy curioso
EliminarEnhorabuena por la publicación de ese interesante artículo, tan lleno de cosas curiosas y tan bien escrito.
ResponderEliminar