martes, 5 de julio de 2022

El terrorismo y la inhumanidad

He leído No digas nada, de Patrick Radden Keefe, un libro que vi muy recomendado. 

No es una historia del terrorismo en Irlanda del Norte, se centra en algunos terroristas del IRA: me sonaban Gerry Adams y Martin McGuinness, de su "paso a la política". Pero aquí los que más aparecen son la sombra de Jean McConville (y las huellas que su desaparición dejó en sus diez hijos) y terroristas como Brendan Hughes y especialmente las hermanas Dolours y Marian Price. Me ha impresionado mucho los extremos de fanatismo a los que llegaron. Eso es lo que más recuerda a la ETA: esos llegar a anular el criterio moral en nombre de la "causa".

La verdad es que no había hecho idea de leer nada sobre el IRA, porque de ETA no estoy nada dispuesto a leer nada, ni historias, ni novelas, ni documentales, películas o series: me resulta imposible leer nada de eso. Quizá es que tenga una cierta sensación de derrota ahí, no sé.

Del IRA doy gracias a Dios de no haber sentido nunca ni la más mínima simpatía por esos terroristas "católicos" irlandeses y los que los apoyan o justifican. Aunque realmente todo fuese un enfrentamiento entre católicos y protestantes, me seguiría produciendo una repulsión invencible todo lo que tenga que ver con el terrorismo. En este libro dan una penosa impresión los curas que aparecen; incluso figuras como el Padre Reid, que se puso como mediador, segurísimo que con buenísima intención, me resultan como mínimo ingenuas. Sí, estoy pensando en ETA ahí también.

A mí, además, Irlanda como realidad aparte de Gran Bretaña no es algo que me resulte muy comprensible; es una ficción, me parece: yo el relato celta no acabo de comprenderlo. La impresión que me da Irlanda -soy un ignorante, ya lo sé- es de una utopía reducible al final a una idea que funda en buena medida a la izquierda, lo que yo llamo "el mito de la aldea ideal". Una Irlanda unida, toda pastos y ovejitas, ese mito, me produce repulsión: y tanto dolor para llegar a esa utopía de las praderitas es algo que me subleva.

3 comentarios:

  1. No hay justificación para poner bombas en una ciudad, y el IRA es un grupo terrorista condenable sin ambages. Pero no es que los irlandeses hubiesen decidido un día que deseaban tener su propia patria en la que recuperarían un utópico pasado celta, sino que el gobierno británicos tomó decisiones que supusieron matar de hambre a cientos de miles de irlandeses, y durante muchos muchos años mantuvo leyes que limitaban los derechos de los católicos.
    El primer grupo violento (Peep O'Day Boys) fue anti-católico, una especie de Ku Klux Klan para mantener extraoficialmente a raya a los católicos, y desde entonces (s. XVIII) ha habido muchos, incluyendo grupos no menos violentos que el IRA, y el número de irlandeses asesinados, en muchos casos sólo por ser católicos, es abrumador. En cuanto a la respuesta de las autoridades gubernamentales, sólo diré que durante la guerra por la independencia de Irlanda, en 1920, como respuesta a una emboscada a una patrulla británica, tropas británicas incendiaron Cork.
    No hay parecido en la historia de las naciones ni en la respuesta de los gobiernos entre lo que ocurrió en Irlanda y lo que ocurrió en España (no me resulta fácil escribir ese pasado). Intentar buscar paralelismos con Irlanda o Escocia es una de las tácticas de los enemigos de España.

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    1. Eso es justamente lo que le falta a este libro, que no pretende hacer una historia de todo el trasfondo, que sí, es tremendo. Quizá también es que les he cogido un poco de manía a los irlandeses, que me ciega un poco: yo tiendo a tirar más hacia los ingleses, que no eran Hermanitas de la Caridad, precisamente.

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  2. A mí me pareció cuando lo leí uno de esos libros imprescindibles para comprender un tiempo y sus infiernos, como ese agente inglés que es a la vez ejecutor del IRA o ese líder político que miente y miente y se lava las manos de los crímenes (Adams) sin pestañear siquiera y que acaba como hombre de paz y futuro padre de la unificación irlandesa...

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