Tenía apuntadas algunas citas más de san Juan de Ávila de entre las que pudieron influir en san Josemaría. Yo ya le había pasado algunas a don Pedro Rodríguez, el autor de la edición crítica de Camino.
Ahora habría que añadir a una muy parecida que él cita estas estas dos sobre el orgullo de ser hijos de Dios:
Este es el Padre cuidadoso de huérfanos, que los viste con la virtud de lo alto (Sal. 67,6; cf. Lc. 24, 49), y los abriga debajo de su manto, y los hace entender que tienen Padre en el cielo, y que lo llaman osada y no soberbiamente Padre (4.190.44-5).[A una doncella] Tened una santa soberbia, como santa Inés, para despreciar el mundo entero por amor de Jesucristo bendito (4.462.18).
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Esta otra es muy típica de san Josemaría (por ejemplo en Surco y en Forja, aunque el texto más antiguo es una oración al Espíritu Santo de 1934), pero los dos pueden estar remitiéndose directamente al salmo (76.11):
[Luchar continuamente] y saliendo de una guerra, entrar en otra, y decir cada día: Agora comienzo (4.403.10).
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Y esta no tiene nada que ver, pero me gustó lo de la melcochuela:
Éstos [los sensuales que creen que son espirituales] son muy parecidos al niño, que si llora, danle una melcochuela, y en tanto que la come, calla, y acabada, llora.
Busqué en el diccionario de la RAE y dice esto sobre la melcochuela:
De miel y cocha, 1. f. Miel que, estando muy concentrada y caliente, se echa en agua fría, y sobándola después, queda muy correosa (4.614.229-30).
En "España", de Azorín, hay un bonito cuento titulado "El melcochero"
ResponderEliminarMuchas gracias por la pista: lo leeré.
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