San Miguel de Cornezuelo resultó ser un pueblo mucho más abierto y cuidado que los otros: la antigua aldea, de la que quedaban ruinas como de casas de enanitos, había desaparecido y solamente quedaban casas de la «zona nueva», mucho más espaciadas entre ellas.
Lloviznaba pero no molestaba. Paramos y nos miraban unas abertzales con pelo cortado con hacha (mucho eusquérico por allí), pero tampoco importaba. Fuimos bajando hasta esa aldea desaparecida, de la que solamente quedaba la iglesia, una cucada románica. Este es el tímpano de la portada:
A la izquierda quedaban restos de policromía:
Luego había canecillos de lo más llamativo, algunos muy guarretes, cosas muy de la línea cántabra, de esas que a la gente le vuelve loca y hacen publicaciones y de todo porque aparece un personaje enseñando el culo. Vale. Yo me conformo con poneros a un personaje que toca la vihuela
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