jueves, 22 de abril de 2021

Darle sorbos al vaso medio lleno 3

Sobre los trascendentales del ser es muy difícil hacer aforismos, porque si al final son todos lo mismo (ens et unum, verum, bonum et pulchrum convertuntur, que traduzco por «el ser y lo uno, verdadero, bueno y bello son equiparables» con la sensación de estar metiendo la pata a fondo en cada una de las palabras elegidas), ponerse a hacer distinciones no es fácil. 

En El vaso medio lleno, Enrique García-Máiquez afina mucho:

La belleza, sin velos, sólo es verdad (56.4).
*
El bien, cuando se muestra, es la belleza; el bien, cuando se demuestra, es la verdad. El bien, cuando se esconde, es el misterio (58.4).
*
Tú aspira a la verdad desnuda, que ya la revestirán tus limitaciones (104.2). 

Luego está la cuestión del misterio respecto a la verdad. El misterio del ser y los trascendentales, ese sí que es un buen misterio (que no secreto):

Los misterios, secretos que no necesitan ocultarse (33.6).
*
Un secreto revelado desaparece; un misterio revelado crece (41.6).
Podría parecer que no, pero este aforismo tiene mucho que ver con los anteriores, señalando dos excesos:
No es la menor culpa del arte abstracto la cobertura moral que ha dado al hiperrealismo (32.3).

Y este otro sobre la carencia de belleza del arte contemporáneo y su verdad:
Al arte contemporáneo no se le discute su capacidad notarial de levantar acta del estado del mundo (119.3).

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