En 2.50 continúa Tucídides valorando el grado de dureza de la peste (traducción de Francisco Romero Cruz con pequeños retoques):
La imagen de la enfermedad es superior a lo que se pueda contar y en los demás aspectos, atacó a cada uno más duramente de lo que puede soportar la naturaleza humana. También en lo siguiente se vio sobre todo que era algo distinto de lo habitual: las aves y cuadrúpedos que comen carne humana, a pesar de las muchas personas que había insepultas, o no se acercaban o perecían tras probarlas; una prueba: hubo una clara desaparición de tal clase de aves y no se las veía ni en las circunstancias mencionadas ni en otras; los perros se prestaban más a la observación de lo sucedido por su convivencia con el hombre.
Así lo recoge Diego Gracián de Alderete:
En conclusión, este mal afectaba a todas las partes del cuerpo; era más grande de lo que decirse puede y más doloroso de lo que las fuerzas humanas podían sufrir. Que esta epidemia fuese más extraña que todas las acostumbradas lo acredita que las aves y las fieras que suelen comer carne humana no tocaban a los muertos, aunque quedaban infinidad sin sepultura: y, si algunas los tocaban, morían. Pero más se conocía lo grande de la infección en que no aparecían aves ni sobre los cuerpos muertos ni en otros lugares donde habían estado; ni aun los perros que acostumbran a andar entre los hombres más que otros animales, de lo cual se puede bien conjeturar la fuerza de este mal.
Es casi lo mismo, pero mucho más bonito, aunque no dice Tucídides que la enfermedad tocase a todas las partes del cuerpo, sino que era mayor en su forma de lo que se pueda contar (γενόμενον γὰρ κρεῖσσον λόγου τὸ εἶδος τῆς νόσου).
Aparece ahí el término «naturaleza humana» (τὴν ἀνθρωπείαν φύσιν), que Gracián traduce por «las fuerzas humanas», que no es mala traducción.
Sobre los perros, un amigo contó que el suyo no se subía al coche desde marzo. La pena es que nos estropea el paralelismo, porque sí que se volvió a subir al coche hace unas semanas, y la pandemia la seguimos teniendo.
Uno de mis cuñados tuvo un accidente grave de coche (que le costó varios meses de hospital) en compañía de su perro (que salió de él indemne y tardó varios días en volver a su casa - que estaba a 7-8 quilómetros del lugar del accidente). Nunca más el perro volvió a montar con él en un coche. Lo hacía con cualquier otra persona en cualquier coche, pero no con él.
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