Yo no veía documentales de animales, me parecían un tostón: hay que decir que la mayoría lo son. Luego descubrí los de sir David Attenborough, hechos con ritmo, emoción, tensión narrativa e imágenes fascinantes. Por desgracia, los últimos son cada vez más choromiqueiros, siempre poniendo luego el pero: "el ortinorinco birmano qué bien, pero la rapacidad humana..." y así siempre, exigiéndonos cada tres minutos un examen de conciencia compungido.
Hemos empezado a ver Micromundos (Tiny World - Apple TV)
El primer capítulo, sobre la sabana, era una delicia, ver correr a la musaraña elefante entre las patas de los idem, sentir cómo sienten las gotas de lluvia las mangostas en un termitero. Pero el segundo ya era la caña, en torno a un árbol de la selva, donde pululaban los monos más pequeños del mundo, los titís pigmeos. Por encima gritaban los monos aulladores, que desde allí dejaban caer sus heces, diligentemente recogidas por unos escarabajos que se tiraban luego con su bola de mierda al suelo: todo fascinante. Veías a la rana flecha roja y azul (strawberry dart frog en inglés) subiendo con el tronco con su renacuajo como un moco a la espalda. Qué nombres: la abeja orquídea, el agutí, las hormigas cortahojas.
Hay muchas escenas de humor, chaplinescas, como de topetazos. A la vez, no ocultan en absoluto que la vida de los animales es de continuo terror. Son tremendas las peleas de colibríes con picos dentados al final: merecen un poema épico como los que hicieron en Grecia los Opianos, sobre peces y caza.
Cazador es el tigrillo, como un gato, pero mucho más killer. Un Lucrecio haría falta para recoger bien todo esto. La verdad es que las imágenes son increíbles, imposibles, metiéndose en sitios diminutos, ínfimos. Hay un ciempiés que se transforma en serpiente para defenderse.
Tremendo. Fascinante.
Me gusta mucho verte disfrutar con estas cosas, la verdad.
ResponderEliminarSi crees que Sir David se está volviendo cada vez más llorón, no veáis el último que ha estrenado hace un mes (A life in our planet), pues es como una especie de testamento donde explica todo lo que ve que ha cambiado en el mundo en sesenta años haciendo documentales. Y sin embargo, creo que sí deberíais verlo.
te entiendo perfectamente, por lo demás, no creas que no: soy el primero al que, cuando se sienta a descansar y maravillarse viendo un documental, le molestan y sobran los minutos de pepitogrillismo. Pero eso no los hace, me temo, menos reales.